1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

Análisis

Venezuela: ¿el único que festeja es Maduro?

Pese a la impopularidad del gobierno, la decisión opositora de no participar en los comicios terminó por favorecerlo y este recupera la Asamblea Nacional, la única institución que la oposición controlaba desde 2015

Manuel Sutherland (Nueva Sociedad) 9/12/2020

<p>Juan Guaidó comenta los resultados electorales del 6 de diciembre en Venezuela.</p>

Juan Guaidó comenta los resultados electorales del 6 de diciembre en Venezuela.

El mundo / Youtube

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El 6 de diciembre se realizaron elecciones para una nueva Asamblea Nacional (AN), el único poder del Estado que no respondía, desde 2015, al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), hegemón absoluto en la política nacional. El partido que comanda Nicolás Maduro controla 19 de las 23 gobernaciones, manda en 305 de las 335 alcaldías y tiene 227 de los 251 diputados de las asambleas legislativas regionales. Todo ese poder contrasta con una desaprobación que roza el 90%, resultado de una desastrosa gestión de la economía, que registró el peor colapso de su historia en la era Maduro (2013-2020).

En estas circunstancias, parecía que la derrota electoral del gobierno sería aplastante. Sin embargo, aparentemente sucedió lo contrario. A pesar de una altísima abstención, que rondó el 70%, el PSUV celebra una muy holgada “victoria”, que le permite recuperar el control de la AN. No obstante, este fracaso electoral opositor ha sido vendido como un triunfo por sus publicistas, que se atribuyen haber conseguido una abstención histórica.

En este escenario surgen varios interrogantes: ¿con qué porcentajes ha vuelto a ganar el chavismo? ¿Es realmente una victoria del gobierno? ¿Cómo evaluar la estrategia abstencionista e insurreccional del ala radical de la oposición? ¿Cuáles son las perspectivas a corto plazo en la crisis política y los riesgos de apatía y desafección? Veamos.

Una derrota evitable

El gobierno ganó con 68% de los 6,2 millones votos escrutados. Con algunas pocas diputaciones por decidir, el PSUV ha logrado aproximadamente 185 escaños, lo suficiente como para tomar posesión de la AN en pleno, es decir, para impulsar leyes de rango constitucional y cambiar a piacere casi todo el entramado jurídico nacional. En números gruesos, se diría que el chavismo obtuvo algunos votos más que en 1998, pero con un padrón electoral que se multiplicó por dos y con todas las ventajas de ser gobierno por más de dos décadas consecutivas. Si en la última elección parlamentaria, en 2015, votó alrededor de 74% del padrón electoral, ahora solo lo hizo alrededor de 30%. Es decir, la abstención casi se triplicó y solo es comparable a la de 2005, durante los momentos más álgidos del gobierno de Hugo Chávez, cuando ningún opositor se presentó a las elecciones, con discursos similares a los actuales sobre la falta de garantías para la oposición. Entonces la abstención fue de 75% y el chavismo se quedó con 97% de las bancas.

Los votos totales del PSUV alcanzan los 4,2 millones. Eso es, 25% menos que lo obtenido en las elecciones parlamentarias de 2015, pero con un padrón mayor

El domingo pasado, en este contexto de abstencionismo masivo, la alianza opositora mejor ubicada obtuvo algo más de un millón de votos. Y en su conjunto, la oposición que participó de los comicios, mortalmente dividida y atomizada, podría obtener alrededor de 87 diputados, casi un tercio de la AN. Un dato que no deja de ser bastante significativo a la vista de la feroz campaña de la oposición abstencionista para desacreditar a quien se plantease enfrentar al chavismo por su terreno más débil: el electoral.

Los votos totales del PSUV alcanzan los 4,2 millones. Eso es, 25% menos que lo obtenido en las elecciones parlamentarias de 2015, pero con un padrón mayor. Si se compara con los supuestos ocho millones de votos obtenidos en las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente en agosto de 2017, la sangría es de casi un 50%. Es de por sí notorio que si la oposición en pleno hubiera ido a votar habría ganado fácilmente la elección.

¿Es útil esta “victoria” del gobierno?

La “victoria” del gobierno era esperada. Hubo dos maquinarias que la impulsaron con infinidad de recursos económicos y mediáticos. Por un lado, el propio oficialismo presionó a su base política amenazando con negarles cajas de comida a quienes no fueran a votar. Por otro lado, Juan Guaidó y la “comunidad internacional” hicieron hercúleos esfuerzos para evitar que su propia base opositora fuera a votar, para evitar así que los opositores al gobierno votaran en contra de Maduro y el PSUV. Es un secreto a voces que el ex-candidato presidencial Henrique Capriles, quien había amagado con participar en las elecciones del 6 de diciembre, tuvo que renunciar a tal empresa por presiones que llegaron a ser vigorosas amenazas: desde sanciones económicas hasta congelamiento de bienes en Estados Unidos. Así las cosas, con intimidaciones en contra de todo aquel que quisiera votar contra el gobierno, las elecciones parecían un juego de niños para el PSUV, que literalmente corrió solo su carrera.

Al gobierno lo tiene sin cuidado el manido discurso sobre la “legitimidad”

Como era de esperarse, poco después de que varios países latinoamericanos desconocieran la elección del pasado domingo, la Unión Europea rechazó el resultado y pidió a Maduro que trazara un camino hacia la reconciliación nacional. Es muy fácil entrever que el chavismo se negó a aceptar la propuesta de veeduría y acompañamiento de la UE debido a que ello podría estimular una participación que le habría proferido una derrota sin atenuantes. Su tarea era promover acciones que impulsaran la abstención del voto opositor, cosa que logró con un enorme éxito. Incluso el día de la elección, se encargó de cometer innecesarias y burdas irregularidades electorales para azuzar a los abstencionistas. Desde los polémicos “puntos rojos”, donde se escanea el “carné de la patria” como forma de control de quienes votan por el PSUV, hasta el repentino cambio, el mismo día de la elección, del lugar de votación de Maduro y su esposa, de su lugar original en el barrio popular de Catia al fuerte militar Tiuna.

Al gobierno lo tiene sin cuidado el manido discurso sobre la “legitimidad”. De hecho, respondió señalando que en otras partes del mundo hay mucha abstención (por ejemplo, en las elecciones parlamentarias en Rumanía) y que en 1993 Rafael Caldera ganó las presidenciales con apenas 17,66% del padrón electoral, poco menos que el 20% obtenido por el gobierno en estas últimas elecciones, y nadie cuestionó su legitimidad. En su defensa, el Poder Ejecutivo argumenta que a pesar de la negativa de los observadores internacionales de la UE, más de 1.500 observadores nacionales e internacionales se han sumado y desplegado en los centros electorales del país.

Pasada la polémica de las elecciones, el gobierno asegura que por fin podrá ofrecer sustento legal a sus políticas económicas, que pasan por una apertura y una búsqueda frenética de inversiones extranjeras a cualquier costo. Se espera que se aprueben leyes proclives a la privatización exprés de valiosos activos estatales, proceso que ya se ha venido adelantado sotto voce. También se planean aperturas masivas, endeudamiento y normas que garanticen la inversión ventajosa de empresarios iraníes, turcos, rusos y chinos. La intención es sobrevivir día a día. Cada hora en que se mantienen en el poder es ganancia.

La insurrección imaginaria

En un aciago 20 de mayo de 2018, el ala mayoritaria de la oposición decidió abstenerse en las elecciones presidenciales. La táctica había sido empleada tan temprano como en las mencionadas elecciones parlamentarias de 2005, en las que, previsiblemente, el chavismo arrasó con la totalidad de las curules y promovió con total serenidad las leyes que más fácil le harían el trabajo de gobernar sin ningún contrapeso. En mayo de 2018 se argumentó que el régimen había excluido a candidatos opositores históricos de la batalla electoral. Por esa y otras irregularidades, la oposición decidió abstenerse en aras de presionar por condiciones electorales óptimas. El resultado es por todos conocido.

Desde el 23 de enero de 2019, cuando el diputado y presidente de la AN Juan Guaidó se autojuramentó en una plaza, en un mitín, como “presidente encargado de la República”, la vía electoral y la lucha democrática contra el régimen de Maduro han sido consideradas como colaboracionistas y gallináceas. En febrero de 2019, las encuestas decían que Guaidó tenía hasta 80% de aceptación popular. Los gobiernos aliados de Estados Unidos y varios europeos más salieron a aplaudirlo. El 23 de febrero se planteó una insurrección sui generis a través de un atípico caballo de Troya: la ayuda humanitaria internacional. Esta ingresaría “sí o sí” por la frontera colombiana. El plan era que la gente se abalanzara sobre los camiones y el Ejército se uniera a la sublevación popular. Este desaguisado fue un rotundo fracaso: no se pudo hacer ingresar ni una caja en una porosa frontera donde el contrabando de gandolas de gasolina y alimentos es inmenso cada día.

Cuando se creía que el intento frustrado de asesinar a Maduro con un dron cargado de explosivos, el pasado 4 de agosto de 2018 en la avenida Bolívar, era la intentona subversiva más osada, amanecimos el 30 de abril de 2019 con un conato de golpe de Estado cívico-militar protagonizado por Guaidó. El joven “presidente” aseguraba haber tomado, o estar dentro, de la base aérea La Carlota, ubicada en el corazón de Caracas. Pocas horas después, y sin un solo tiro, la sedición fue aplastada. Varios de los militares se entregaron aduciendo que los habían engañado y otros huyeron a embajadas extranjeras esa misma tarde. Nadie se responsabilizó del bochornoso coup d’état, que terminó ampliamente ridiculizado en redes sociales. En 2018 ya habíamos presenciado la masacre del grupo armado encabezado por Óscar Pérez, ex-comando policial famoso por disparar contra el Tribunal Supremo de Justicia y robar armas de alto calibre en el fuerte de Paramacay. La subestimación del poder militar y policial del gobierno bolivariano es realmente asombrosa. En 2019 se desarrolló otra nueva aventura insurreccional de índole militar. En la tarde del 26 de junio el gobierno declaró, en tono de sorna, que frustró otro intento de alzamiento militar. Ese día fueron apresados más de 30 militares que enfrentarían cargos de “traición a la patria”, acusación generosamente endilgada por jueces chavistas.

Los fracasos de las insurrecciones son tan estrepitosos que la gente los cree irreales, incluso inventados por el mismo gobierno

En pleno pandémico 2020, entre el 3 y el 4 de mayo, se optó por un intento foquista con tonalidades de farsa en el corazón de la bahía de Macuto y de Chuao: un par de peñeros con alrededor de 22 personas pobremente armadas irrumpieron con pertrechos militares y sólidas convicciones de liberar a los 30 millones de venezolanos víctimas del régimen actual. Ahí estaban ex-militares armados, había uniformes, equipos y todos portaban sus verdaderos documentos de identidad. Entraron por el litoral central a plena luz del día, a pocos kilómetros del mayor puerto del país y de una base naval, en un área densamente poblada. La incursión derivó en un sangriento combate donde murieron varios jóvenes alzados. El gobierno capturó incluso a ex-militares estadounidenses en una operación que fue vista como una parodia de Bahía de Cochinos, a baja escala.

El abandono de la lucha electoral parece empujar a la oposición a formas de aventurerismo político de lo más inverosímiles. Entre farsas y tragedias se yuxtapone la mar de fracasos insurreccionales. Las sediciones parecen caer en el terreno favorito de un gobierno de índole militar y policial, que con apoyo de otros regímenes (Cuba, Rusia, China, Irán), expertos en control social y lucha antisubversiva, sortea con extrema facilidad estas iniciativas. Los fracasos son tan estrepitosos que, por embrionarios, la gente los cree irreales o incluso inventados por el mismo gobierno.

Las chanzas sobre la esterilidad de este tipo de iniciativas llenan las redes sociales y la frustración se apodera de miles de venezolanos que terminan simplemente votando con los pies y abandonando el país. Cada motín deriva en un profundo sentimiento de derrota y pesadumbre; en una sensación de derrota inmanente y una vocación por el descalabro que abate la moral de las bases opositoras y las sitúa en el campo de la espera de un fementido milagro: una invasión de tropas estadounidenses que liberen a la población del comunismo. Una posibilidad mil veces negada por todos los voceros oficiales de Estados Unidos, que en repetidas ocasiones han negado tan sangrienta posibilidad. Incluso se han burlado de activistas proclives a “exigir” una invasión liberadora que los coloque en el poder, tildando sus propuestas de “realismo mágico”.

Se trata de un camino de derrotas continuas que, por una parte, justifican la insistencia en la vía insurreccional, abandonando la lucha democrática electoral (debido, según ellos, a todas las injusticias, ventajismo y trampas que el gobierno comete en ese terreno); y que, por otra, explicita por qué la oposición decidió abstenerse y continuar por una ruta de confrontación que a todas luces parece condenada a la derrota. La consulta del 12 de diciembre, promovida por Guaidó, aparece como la manifestación de impotencia más severa que han protagonizado en años.

2021: ¿entre la apatía y la desafección?

Parecía esperable que gran parte de la oposición siguiera este 6 de diciembre por la senda abstencionista. Casi sin iniciativa, el “presidente encargado” Guaidó prometió, para contrarrestar las elecciones “fraudulentas”, una consulta popular online el 12 de diciembre. Con un consejo nacional electoral paralelo integrado solo por sus más íntimos aliados, se presentarán a la población, a través de Telegram y otra apppreguntas como: “¿Exige usted el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro (…)? ¿Rechaza usted el evento del 6 de diciembre (…) y ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para rescatar la democracia (…)?” Estas preguntas son tan groseramente obvias que mueven a la risa a los propios opositores más radicales. Preguntar lo que es axiomáticamente aceptado por sus bases parece un acto que solo deja en evidencia la propia falta de táctica y estrategia.

Si la oposición se hubiera abstenido en 2015, Guaidó no existiría en el imaginario político y el gobierno habría transitado con total tranquilidad el periodo 2015-2020

La oposición argumenta que de nada valía participar y ganar las elecciones, ya que el gobierno había anulado al anterior Parlamento mediante una argucia jurídica del Tribunal Supremo de Justicia que lo declaró en desacato. Sin embargo, el propio devenir opositor de Guaidó y su presidencia “encargada”, incluidos sus abrazos con Donald Trump, su discurso en el G-20, la gestión provechosa de lucrativas empresas del país en el extranjero (Citgo, Monómeros) y los miles de millones de dólares recogidos como “ayuda para la lucha democrática”, fue posible porque la oposición participó en las elecciones parlamentarias de 2015 y Guaidó pudo obtener 90.000 votos. Esa victoria de la oposición le permitió presidir el Parlamento y empujar todas sus campañas internacionales de asonadas y revueltas. Si se hubiera abstenido en 2015, Guaidó no existiría en el imaginario político y el gobierno habría transitado con total tranquilidad el periodo 2015-2020. Con una oposición abstencionista, el gobierno ni siquiera necesita hacer fraude y se puede mostrar mucho más abierto y “democrático” de lo que en verdad es.

A fines del año próximo, habrá elecciones para alcaldes y gobernadores. El gobierno cuenta con un nuevo auge de la campaña abstencionista que le permita ganar otras elecciones sin competencia. Es quizás por eso que, siendo tan abiertamente represivo, deja a Guaidó acometer sus campañas políticas sin tocarle ni un pelo. Es de esperar que el propio Maduro aliente la abstención del voto opositor y promueva su inmovilismo. Pero que la misma oposición lo haga no es más que ponerse un chaleco de cemento justo antes de tirarse al río. De más está decir que el gobierno bolivariano jamás ofrecerá condiciones electorales óptimas. Si la oposición quiere asumir de verdad su papel, deberá luchar a brazo partido en el único terreno donde tiene ventaja: el electoral, mientras este siga de uno u otro modo abierto. Al final de cuentas, la única victoria importante de la oposición frente al gobierno fue en las urnas.

---------------------

Este artículo se publicó originalmente en Nueva Sociedad.

El 6 de diciembre se realizaron elecciones para una nueva Asamblea Nacional (AN), el único poder del Estado que no respondía, desde 2015, al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), hegemón absoluto en la política nacional. El partido que comanda Nicolás Maduro controla 19 de las 23 gobernaciones,...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Manuel Sutherland (Nueva Sociedad)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí