Demografía
La migración está repoblando y rejuveneciendo la España vacía
Un 10% de la población que vive en municipios de menos de 10.000 habitantes ha nacido en el extranjero. En estas zonas, donde las muertes aún superan a los nacimientos, estas personas sostienen los cuidados y contribuyen al desarrollo del pequeño comercio
CTXT / El Observatorio Social 9/12/2020
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La despoblación de las zonas rurales, un problema que lleva tiempo golpeando con fuerza la demografía y sostenibilidad de una parte importante de España, ha encontrado un dique de contención en la población migrante, un grupo que está ralentizando la pérdida de habitantes y dinamizando las zonas deprimidas. Esto es lo que asegura un estudio publicado en las últimas semanas, donde se advierte que la reconstrucción de las zonas despobladas se está apoyando, principalmente, en ese 10% de personas que viven en municipios de menos de 10.000 habitantes y que tienen origen en el extranjero.
El documento, firmado por los investigadores Rosario Sampedro y Luis Camarero, hace un repaso de algunos de los principales cambios demográficos que ha vivido el medio rural durante las últimas dos décadas. Un tiempo en el que las personas de origen migrante no solo han destacado por su capacidad para rejuvenecer la población, sino también por su contribución a la economía de cuidados y al pequeño comercio, en zonas donde la presencia de población activa es baja y donde las muertes todavía superan los nacimientos.
Si bien estas dinámicas ya eran perceptibles desde finales del siglo XX, la aportación de la población migrante al capital social de las zonas despobladas se ha vuelto especialmente relevante en un contexto en el que el entorno rural también ha sufrido las sacudidas económicas de la última década. La crisis de 2008 redujo los flujos migratorios y congeló unos procesos de reagrupación familiar que habían llevado a que, ya durante la primera década del siglo, dos tercios del saldo migratorio hacia zonas rurales estuviera protagonizado por población extranjera.
A partir de 2017, coincidiendo con la consolidación de los indicadores macroeconómicos, se ha observado una nueva “recuperación demográfica”, en la que la población migrante ha vuelto a tener un papel fundamental al encabezar unas llegadas al entorno rural que ya vuelven a superar a las salidas.
En este sentido, la investigación destaca que la contribución de la población migrante a las zonas rurales no se ha limitado a los entornos de mayor dinamismo en la costa mediterránea, sino que ha seguido un patrón de desplazamiento sostenido durante los últimos veinte años por casi todas las provincias, “desde los enclaves rurales de las regiones litorales vinculados a la agricultura intensiva, la construcción, la hostelería y la tareas de cuidados, hasta las zonas del interior más despobladas”.
Los años de recesión y el frenazo a los procesos de arraigo, por su parte, tampoco han evitado que el porcentaje de población con origen en el extranjero haya seguido creciendo en las zonas rurales de forma continuada, lo que, junto a la recuperación registrada desde 2017, ha terminado por configurar un entorno rural cada vez “más diverso y cosmopolita”, frente al “imaginario de población inmóvil, permanente y local”.
Esta capacidad de transformación de la población migrante se está haciendo especialmente perceptible, según el estudio, entre los habitantes de menor edad, que también son los que tiene más posibilidades de tener hijos y de mejorar la sostenibilidad de las áreas deprimidas: a cierre de 2019, un 16% de los habitantes de las áreas rurales del país que tenían entre 20 y 39 años había nacido en el extranjero, mientras que cerca de un 20% de los niños menores de 13 años era hijo de una familia con origen migrante.
En este grupo, además, las tasas de natalidad –1,5 hijos por mujer– son más elevadas que en la población autóctona, lo que de nuevo demuestra “la importancia que tiene la contribución de la población extranjera a la constitución de las nuevas generaciones de habitantes rurales”, especialmente en épocas de crisis.
Rumanía y Marruecos son los principales países de origen de la población joven que está dinamizando las zonas despobladas, pero existe una importante diversidad, en algunos casos cercana a la que se registra en zonas urbanas, que también incluye países de América Latina como Colombia, Ecuador o Venezuela.
Ante esto, la investigación asegura que el mejor remedio para la recuperación del pulso vital y el freno del declive demográfico en la España vacía pasa por “la construcción de comunidades acogedoras” que tengan en cuenta a estos grupos en las estrategias de desarrollo rural.
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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el texto La inmigración dinamiza la España rural, de Luis Camarero, de la UNED, y Rosario Sampedro, de la Universidad de Valladolid, publicado en el Observatorio Social de ‘la Caixa’.