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Las pinturas románicas poseen una fuerza que no nos llega, lo que las hace incalculables. Sabemos que eran puro fuego. Dios mirándote a los ojos, sin perdón posible. Cuerpos en llamas. Santos y apóstoles con un objeto en las manos, que les hacía identificables y turbadores. Caracteres sólidos, sin dobleces. Un mártir siendo serrado, una mártir con una bandeja de plata, en la que exhibía sus senos amputados y temblorosos, como dos flanes. Cuencas vacías. Pruebas superadas. Un plano de la vida. Tanta energía hoy no nos toca ni roza. Apenas podemos recordar ese recuerdo que las pinturas quieren recordar. Entendiendo el impacto de sus colores, no entendemos cómo esas figuras abrazan el destino y la eternidad, sin frío, calor o movimiento. No podemos comprender, por lo mismo, por qué esos símbolos podían tocar y arañar el alma, hacerla sobrecoger hasta el llanto o el grito interior. Hasta que vemos la que, tal vez, es la única imagen que ha llegado intacta, con su poderío absoluto, hasta nosotros. No es cristiana, curiosamente. Viene de Oriente. Se trata del árbol de la vida. Se trata de un árbol enclenque –era el símbolo de un árbol, no era necesario más–, con dos ratones en la base de su tronco. Uno blanco, el día. Y otro negro, la noche. Ambos roen el tronco. De día y de noche. Hasta que cae desplomado, adivinas. Comprendes entonces el cosquilleo en tus tobillos en tu infancia, juventud, madurez. Comprendes el charco de sangre a tus pies, el rastro que dejas al entrar o salir de una cafetería. El ruido de leña roída en el silencio, cuando nadie habla. El rumor y dolor que mitigan los tacones.
Las pinturas románicas poseen una fuerza que no nos llega, lo que las hace incalculables. Sabemos que eran puro fuego. Dios mirándote a los ojos, sin perdón posible. Cuerpos en llamas. Santos y apóstoles con un objeto en las manos, que les hacía identificables y turbadores. Caracteres sólidos, sin...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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