En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
El fútbol es de todos, decían las camisetas con las que la SD Huesca saltó al Metropolitano, pero quizá usted no lo vio porque para ello hay que pagar una tarifa nada desdeñable a una plataforma de telecomunicaciones. Una plataforma que, además, quiera usted o no, le obliga a tener un contrato de telefonía con ella. El fútbol es de todos, decían las camisetas del equipo aragonés, pero el dinero que genera esa competición que se disponían a jugar, la Liga española, se reparte entre los integrantes según un criterio de geometría variable, que tiene poco o nada que ver con el mérito deportivo (¿”Earn it”?). El fútbol es de todos, sí, pero no parece que esa sea la idea que mueva a unos medios de comunicación, públicos y privados, que han convertido las secciones de deportes en monográficos para oligarcas y que solamente parecen tener recursos para glosar las hazañas y desgracias de los dos equipos de siempre. El fútbol es de todos, dicen, pero la mayoría de los aficionados al fútbol que viven en la provincia de Huesca, por alguna razón –que yo intuyo y usted también– resulta que son del Real Madrid o del Barça y no de la SD Huesca.
¿El fútbol es de todos? Yo creo que no. El fútbol debería ser de todos, eso sí. Pero no lo es. Por eso resulta muy hipócrita quedarse discutiendo sobre las arrugas del dedo, ahora que el dedo está señalando a otro sitio.
Después de una semana protagonizada por el capricho egocentrista de un puñado de iluminados que juegan con las cartas marcadas, capricho al que por cierto se sumó de forma bochornosa y humillante el CEO del Atlético de Madrid, el equipo rojiblanco sigue encabezando la clasificación de Liga. Y no sé lo que durará, pero empieza a tener tintes milagrosos que eso sea así. Fichajes robados a última hora, falta de refuerzos, falta de afición, presión externa, lesiones inoportunas, recortes, brotes de covid-19, y ahora se suma el hedor de los sueños megalómanos de alguien que parece no haber entendido nada.
Pero como si todo eso fuese una novela de situación y no la cruda realidad, los de Simeone saltaron al campo con el traje de líder, las ganas de un joven emprendedor y la actitud de un profesional. Tiene mucho mérito. La primera parte de los madrileños fue francamente buena. Quitando un despiste defensivo tras una jugada a balón parado en la que el griego Siovas estuvo cerca de amargarle la tarde a los colchoneros, el equipo aragonés no volvió a inquietar la portería rival hasta que llegó el descanso. Los madrileños tuvieron el balón y lo gestionaron bien, a diferencia de muchas otras veces. Con ritmo, con paciencia, con precisión y con criterio. Ensancharon el campo para combatir la defensa cerrada planteada por Pacheta y Herrera se hizo el jefe del centro del campo. Mientras Carrasco, Llorente y Correa agitaban el avispero, Lodi y Trippier rompían por las bandas.
El gol que hizo justicia a lo que estábamos viendo llegó de la mano de ese tipo que ha dado forma física al manido concepto de resiliencia. Ángel Correa, que hace cuatro días recibía las iras desmedidas de esa histeria contemporánea que cada vez es más habitual, volvía a echarse el equipo a la espalda para marcar un gol importantísimo y hacer además un gran partido. El argentino dejó un par de muestras de calidad en el partido que están al alcance de muy pocos futbolistas.
La segunda parte, sin que el Atleti pasase realmente apuros (más que en la cabeza de los aficionados), no fue tan buena. Los de Simeone no fueron capaces de cerrar el partido en las muchas ocasiones que tuvieron para ello y tampoco supieron sacarle rédito a ese modo especulativo con el que decidieron afrontar el encuentro. Eso hizo que la SD Huesca, sin haber hecho méritos muy evidentes para ello, se diese cuenta de que seguía estando dentro del partido a falta de veinte minutos. Su entrenador, un tipo que ha revolucionado el cuadro aragonés y que nos ha hecho creer a todos que serán capaces de conservar la categoría, movió las fichas para ir a por los puntos, pero en el campo estaba todavía Llorente, una de las claves de este Atleti, y un tipo para el que eso de no rendirse es una forma de vida y no un eslogan. A base de empeñó robó un balón en el área rival, se lo cedió a Carrasco y el belga puso el 2-0 en el marcador.
Y se acabó el partido.
Los estados de ánimo de los equipos de fútbol crecen o menguan en función de los goles que puedan marcar. En ese sentido, dos victorias en Liga después de muchos meses sin conseguirlo han conseguido que la mirada de los jugadores del Atlético de Madrid vuelva a ser brillante. Tienen motivo para ello. Más allá de los resultados, el equipo ha recuperado sensaciones y ha vuelto a escudarse detrás de su propia personalidad. Lodi y Herrera han venido a sumarse a la causa en el momento que más falta hacía. Giménez, Trippier, Koke, Carrasco y Llorente saben que son la columna de este equipo y lo asumen. Se espera a Luis Suárez y Lemar de forma inminente. Se sueña con que João Félix pueda llegar también.
Pero faltan seis finales, que es lo mismo que decir que falta toda una vida.
El fútbol es de todos, decían las camisetas con las que la SD Huesca saltó al Metropolitano, pero quizá usted no lo vio porque para ello hay que pagar una tarifa nada desdeñable a una plataforma de telecomunicaciones. Una plataforma que, además, quiera usted o no, le obliga a tener un contrato de telefonía con...
Autor >
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí