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El mito de que la muerte libera un peso de 21 gramos no es muy antiguo. Se formula a finales del siglo XIX, a partir de sospechas del XVII y a través de un experimento, en el que se pretendía pesar a personas en el momento de su muerte. Las personas, en el trance de pasar a dejar de serlo para ser cuerpos sin calor ni ánimo alguno, perdían entre 10 y más de 70 gramos. Lo que suponía la aludida pérdida media de 21 gramos. Ese peso y cifra pasó a ser la prueba, y la huella, del alma. El alma pasaba a ser un objeto por fin concreto, de 21 gramos, que abandonaba el cuerpo en el último segundo. Con el paso del tiempo se han corregido esas impresiones. La convención, hoy, es que esos 21 gramos son el resultado de otra ausencia. Son el cese de toda tensión. La tensión y fuerza que ejerce el corazón con su bombeo y potencia. Y la fuerza y la tensión que ejerce, cada segundo, todo el cuerpo, en su lucha continua, milenaria, contra la gravedad. No nos damos cuenta, porque no conocemos otra posibilidad, pero el cuerpo lucha de manera feroz contra la gravedad. No lo recordamos, pero nuestro cuello quedó doblegado al nacer por ese peso, de repente nuevo. Y se rindió ante él, hasta que accedimos a cierta fuerza y experiencia. Es curioso que los bebés que acceden a esa fuerza y experiencia acceden también, en ese momento, a la sonrisa, ese otro esfuerzo, por tanto, descomunal. No lo sabemos, porque no conocemos otra forma de ser y de estar, pero nuestro cuerpo recostado ya es una lucha atroz, constante, contra el peso de toneladas invisibles. Un cuerpo en reposo, aún en su inactividad más absoluta, ya es una lucha continua, sin reparo y desproporcionada. Es –Montaigne: “la vida solo requiere un único esfuerzo”– el esfuerzo supremo. Es la lucha. La lucha constante. Absoluta. No hay otra. Las otras son solo su sombra y su hábito. Un esfuerzo menor y contra tonelajes más livianos, incluso. Algo, por otra parte, inevitable, tras nuestra primera sonrisa.
El mito de que la muerte libera un peso de 21 gramos no es muy antiguo. Se formula a finales del siglo XIX, a partir de sospechas del XVII y a través de un experimento, en el que se pretendía pesar a personas en el momento de su muerte. Las personas, en el trance de pasar a dejar de serlo para ser cuerpos sin...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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