LA VITA NUOVA
MAD y/o CAT
Cat es una serie de instituciones, de líderes, una economía y una sociedad, en decadencia. Es un problema más sostenible y llevadero que Mad, y cada día se acerca más a su verdadera dimensión. Marginal. Anecdótica. Ridícula
Guillem Martínez Barcelona , 1/04/2021
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1- En Cat no pasa nada que no esté pasando en otros puntos del mundo. Sucede, por ejemplo, lo que sucede en MAD, pero con otras intensidades y otras suavidades. Hablar de lo que ocurre en Cat permite, por tanto, hablar del mundo. El mundo es, a su vez, un pañuelo. Las más de las veces, sucio. Bueno. BCN. Parlament. Segunda sesión de investidura. Toma la palabra Aragonès. Palabras. El mundo. Pañuelo.
2- Aragonès no repite su programa –escaso, en tanto que, ya pactado con CUP, debe ser pactado aún con el trumpismo JxC–. Asume la propuesta de JXC, emitida desde Waterloo este fin de semana para desbloquear, teatralmente, el voto de JxC. Aragonès asume que habrá que hacer algo con el Consell de la República, si bien reiterando –más de lo decoroso, en varias ocasiones–, que el Consell ese no debe entrometerse en la cosa Gene. Sazona esos fragmentos con homenajes a JxC –citas a un discurso de Puigde, un presi con la cosmovisión del futbolista, sin frases célebres–, y con cables a Comuns, a ver si se animan y entran en la juerga. Que como que no. Poco más. Eso dio de sí la mañana.
3- La pregunta es, ¿será suficiente comerse con patatas el Consell de la República? Y, ya puestos, ¿qué es el Consell de la República?
4- No será suficiente porque no es el único fleco de la discusión. Hay más. JxC persigue unidad parlamentaria en el Parlament y en el Congreso –es decir, dictar esa unidad; exige la política del símbolo, sin resultados, con lacitos–, que los Next Generation pasen por Economía –departamento que sería de JxC–, y no por Presidència. JxC también quiere animar –esto es, más aún– la participación privada en la cosa Sanitat y Educació, lo único que queda del filón en un momento en el que todos los profesionales que conocían el oficio de comisionista de la obra pública –duro, difícil hoy, arriesgado– están pendientes de juicio. El Consell de la República es, en todo caso, el anillo para unir todo eso. Para unirlos a todos –los partidos procesistas– en una disciplina, en un marco cultural, y en un eje propagandístico. Quien sale de ahí, pierde la partida de chicken game, y es declarado traidor, que es lo peor que se te podían decir en la Corte de Estella, esa Corte absurda que tampoco sirvió para nada, pero que llegó a emitir un sello de correos.
El Consell de la República es una disciplina para unir al procesismo en un marco cultural y en un eje propagandístico
5- Suena escandaloso. Hasta que pensamos que es lo que ocurre en MAD. Momento en el que es más escandaloso. MAD: una zona del Estado se enfrenta al Estado para mantener y aumentar un poder político, sustentado en la fiscalidad. La pasta movida en esa movida es tan ingente que cae, en forma de migas/ajas, en la sociedad. Cat: una parte del Estado se enfrenta al Estado para mantener y aumentar un poder político, sustentado en el único beneficio que aún tienen las instituciones cat. Detentarlas. Y, con ello, acceder al sueldo y a negocios en residencias, sanidad privada, comedores escolares... La pasta movida en esa movida es un pálido reflejo de la que rezuma en MAD. Siempre lo ha sido. Pero algo cae aún –lo que es meritorio en plena crisis y una vez clausurado el Bienestar en 2012– hasta el cuadro medio con cargo. Leído así, el Consell de la República es una suerte de IBEX cat, pequeñito y bajito, y que determinaría las políticas, esas cosas que determinan, en el neoliberalismo, los negocios. Pero el Consell son aún más cosas.
6- Es una institución privada y no electa. Sin control alguno. Yo estoy adherido. Lo que me da derecho a entrar en una web, en la que cada vez que entro me piden pasta. Por eso mismo archivo los mails del Consell de la Rep en la carpeta “Timo de la estampita”. La idea, no obstante, es vincular este negocio privado, mediante organigrama, presupuestos y sueldos, a la Gene. Presidida por el presi-ya-no-electo Puigde –una suerte de Príncipe Sihanouk de Camboya, pero al revés; Sihanouk dejó de ser rey y pasó a apoyar una república; Puigde dejó de ser presi para reinar en esta suerte de consejo monárquico– la institución– en el caso de que deje de ser un club de petanca y pase a ser una institución– se encuadraría en esa tendencia trumpista de crear nuevas instituciones, informales, sentimentales, verticales, sin control, que desplazan las anteriores, formales, democráticas, sometidas a –cierto– control. Trump estuvo valorando algo así en diciembre. Un Gobierno paralelo, confederado y con capital en, supongo, Atlanta. Esas nuevas instituciones ya existen, por otra parte, en MAD. Son canijas, ridículas, invisibles, simbólicas. Irán creciendo, conforme crezca, o no, el conflicto con el Estado. En la actualidad son las direcciones generales de la cosa tauromaquia. Chorras, pero importantes poéticamente en un momento en el que el Bienestar desaparece. Explican lo que el Estado desea como competencias para el Bienestar: ninguna. Esas instituciones explican, por lo mismo, lo que es el republicanismo en el Consell. Una suerte de tauromaquia. Debidamente convertido en fiesta nacional, en esencia, en identidad, en autoformulación, es un objeto sentimental que incluye al 50% de la sociedad, y que, al contrario que el republicanismo, no precisa del otro 50%. Es una reformulación del republicanismo cat, una tradición, hasta 2012, de la izquierda cat, sincera, operativa y no minoritaria. Un compromiso ético y cívico, que no étnico y pírrico. ERC abandonó el Consell en diciembre, buscando un pisito de soltero. Ahora vuelve con su ex. A tragar. Lo que debe tragar: la Gene, presidida por Aragonès, pasaría a ser una diputación que gestionaría, es un decir, cosas como la pandemia. El Consell pasaría a ser el gobierno de Mihail de Rumanía en el exilio. No lo recibiría nadie, ni tendría ninguna repercusión. Salvo para consumo interno, a través de medios de comunicación públicos y concertados. Los medios, las tertulias, el opinante con criterio futbolístico y eléctrico, es otro paralelismo MAD-Cat. Con eso y con tauromaquia, se va tirando.
El Consell es un objeto sentimental que incluye al 50% de la sociedad, y que, al contrario que el republicanismo, no precisa del otro 50%
7- En su turno, JxC optó por el lenguaje cívico, ceremonial, noucentista, pero más cursi, redoblado en el procesismo. Les traduzco: JxC le dio para el pelo a ERC. Le negó su voto en nombre de la unidad, de la sumisión absoluta y necesaria que debe ofrecer ERC al tercer partido del Parlament. Punto pelota. Rarezas no tan raras: en su discursete, JxC se puso social, y reivindicó la unidad social y la ausencia de racismo y supremacismo en un programa y unas metas que –no son la indepe, sino la creación de una nueva concepción nacional; no les va nada mal, por cierto– excluyen, en todo caso, al 50% de la sociedad. Ese tema, el supremacismo, apareció y se repitió mucho en el pleno. Demasiado como para no tenerlo en cuenta. El procesismo empieza a ser consciente de algo, por lo que empieza a emitir la negación de ese algo. Por lo común, eso suele ser suficiente en sociedades subnormalizadas, y con políticas y medios sustentados en la declaración. MAD/Cat.
8- Es curioso, por eso mismo, las reacciones de la sala ante Vox. Vox –Garriga, otro nieto de la derecha cat, con la originalidad de ser usuario de otro nacionalismo; la obra de Pujol, su legado, es que ese tarjet de nietos salvajes sean, mayoritariamente, usuarios de la reformulación pujolista de la catalanidad, y no de las reformulaciones aznarianas del españolismo– invirtió el grueso de su tiempo en demostrar que “denunciar la inmigración ilegal y la delincuencia de los menores no acompañados no es discurso de odio”. Lo es. Como un pino. Pero deja de serlo con la reiteración de lo contrario, como ha sucedido con otras aberraciones, comunes hoy en Cat, hasta el punto de que sean el pegamento de un futuro gobierno, que parte de apriorismos como que el 50% de la sociedad es un peligro para la lengua cat, para la identidad cat y para la república cat. El procesismo, el papel central de JxC en la cosa, no se aleja de Vox. Salvo en el registro lingüístico –Vox y JxC se deben a unos años 30 con referentes diferenciados; Vox utiliza ironía enclenque y léxico joseantonianoZzzzz, mezclado con giros aznaristas, mientras que JxC utiliza ese aludido tono noucentista, cívico, civilizado, con el que la Lliga pasaba objetivos de bombardeo al Bando Nacional, o con el que Badia interrogaba cenetistas. Importante: cuando habla Vox, una parte del aforo abandona la sala. Si la legislatura se deslocaliza en Waterloo, como apunta, deberán dejar de hacerlo, o hacerlo ante más grupos. Yo me inclino por la primera, conociendo el percal.
El procesismo, el papel central de JxC en la cosa, no se aleja de Vox. Salvo en el registro lingüístico –Vox y JxC se deben a unos años 30 con referentes diferenciados
9- Bueno, la cosa está así. La derecha cat, una nueva derecha cat, ha paralizado la elección de presi. O mejor, ERC, que no negoció siquiera la Presidencia del Parlament, y que tan solo quiere repetir el anterior Govern, ha paralizado la elección de presi al darle más atributos culturales a JxC de los que, con los resultados en la mano, le tocaría. Hasta el 28 de mayo, momento en el que pasaríamos al modo elecciones automáticas, eso es lo que pasará. Tres actos narrativos hasta que JxC decida que tiene lo que quería, momento en el que viviremos un nuevo día histórico, en el que se reeditará el Govern anteriorZzzz. Es decir, también su capacidad nula de gestión ante una pandemia, ante la diversidad social, ante una sociedad en crisis democrática y económica. Un govern muy similar en sus funciones, y en sus ganas, al de MAD. En el caso del govern cat, no acabará, todo apunta a ello, la legislatura. Esta manera de formar governs, de consagrarlos a la tauromaquia, no da para más en este momento.
10- La pregunta es, ¿por qué dos partidos de izquierdas juegan a ese juego con un partido trumpista? La respuesta sigue siendo MAD: ¿por qué Gabilondo no tiene previsto cambiar un ápice la fiscalidad en MAD? Por marcos. El trumpismo también es la capacidad para que la oposición o las izquierdas incluidas no sólo pierdan el interés en explicar quiénes son los Reyes Magos, sino la posibilidad de que, incluso, lleguen a creer en ellos.
11- Nadie lo sabe, pero un govern de izquierdas puede llegar a ser lo más probable, una vez el desastre –en Cat y en MAD se vive una debacle ética– se confirme. Es decir, se comprenda en su brutalidad en la sociedad. Puede sorprenderles, pero votar a Bolsonaro nunca acaba bien. Aunque defienda marcos sexis para su sociedad. Como la libertá, o les llibertats nacionals. Dos cosas que ni están ni se esperan en MAD ni en Cat, respectivamente.
12- Desde 2012 Cat no practica el autogobierning. La anterior legislatura tampoco existió. Hace seis meses que no hay govern. Lo que viene a ser un serio indicio de que la Gene no es necesaria. No haciendo políticas públicas tampoco, es más necesario el Consell de la Tauromàquia, esa sensación de vivir, esa manera de unir al 50% contra el otro 50%. MAD, por el contrario, existe más allá de la tauromaquia. Es la garantía de que no se puede planificar la vacunación o el territorio. Siendo, como Cat, un territorio vetado a las políticas públicas, es algo mayor: un proyecto, un volumen fabuloso de dinero, la mayor amenaza territorial en el Estado. Cat no llega a eso: es una serie de instituciones, de líderes, una economía y una sociedad, en decadencia. Es un problema, por todo ello, más sostenible y llevadero, y que cada día se acerca más a su verdadera dimensión. Marginal. Anecdótica. Ridícula.
13- Bueno, iremos hablando. Hasta Sant Jordi, que dicen que el día histórico irá por ahí.
14- Les dejo con el himno de las repúblicas confederadas de Mad y Cat. Sobre música de Dixie: “Oé-oé-oé / hemos venido a proclamar la república o la tauromaquia / y el resultado nos da igual”
1- En Cat no pasa nada que no esté pasando en otros puntos del mundo. Sucede, por ejemplo, lo que sucede en MAD, pero con otras intensidades y otras suavidades. Hablar de lo que ocurre en Cat permite, por tanto, hablar del mundo. El mundo es, a su vez, un pañuelo. Las más de las veces,...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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