Visibilidad
La identidad olvidada. El conflicto intersexual
La sociedad binaria tiende a identificar rápidamente uno de los dos géneros y existe esa tendencia a ‘corregir’, ‘normalizar’ y ‘disciplinar’ lo que no considera normal, lo que se considera ‘inconveniente, ‘deforme’
Marcos Gómez Jiménez 20/04/2021
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Estando al tanto de que la intersexualidad era la gran desconocida dentro de las identidades sexuales, confirmé mis peores presagios durante un seminario sobre diversidad en la universidad. Una de las alumnas preguntó a un ponente experto en temática LGTBI, sobre la ignota “i” que en ocasiones puede aparecer al final de las siglas pero no siempre es tan recordada ni estudiada como las demás. La respuesta del ponente fue claro ejemplo de esto último, pues manifestó su desconocimiento del tema entre balbuceos y de forma titubeante. Si bien citó que lo correcto era llamar a estas personas intersexuales y no hermafroditas por una cuestión de respeto y que eran “muy pocos y sumamente infrecuentes”.
No hubo ningún tipo de mención al conflicto entre la comunidad médica y las asociaciones LGTB, tampoco se reflexionó sobre la extrema invisibilización que sufre este colectivo que según las OMS son un 1% de la población mundial. Es decir, estadísticamente, una de cada cien personas que todos conocemos lo es, la diferencia radica en la exposición que tienen estas identidades temerosa de exponer su condición fuera de lo “normal” ante una sociedad foucaultiana.
La intersexualidad consiste en la presencia de particularidades y características sexuales consideradas anormales, tanto de macho como de hembra, en el mismo individuo, pero para entender el fenómeno intersexual al completo es mas que necesario tener fresco ciertos términos técnicos y científicos, la diferencia entre genotipo y fenotipo es fundamental.
Se llama Genotipo a nuestra información genética que está compuesta por 46 cromosomas, de estos 46, 44 son autosomas y los otros dos son cromosomas sexuales. Estos cromosomas pueden ser XX lo cual indica que es una mujer o XY, los individuos con este cromosoma serían tradicionalmente hombres.
Por otro lado, tenemos el fenotipo, que engloba las características y la expresión que tiene el genotipo en la realidad y que todos vemos. Sin embargo, el fenotipo puede ser variado y modificado, la influencia del medio es una de estas variables.
Existen decenas de estados intersexuales. En algunos de ellos, por el cambio en un gen, se puede provocar un cambio perfectamente observable en el organismo, es decir en el fenotipo de la persona. Cuando decimos que es observable es que en muchas ocasiones estos bebés nacen, según el tipo de intersexualidad que presenten, con órganos sexuales no definidos o ambiguos.
Cuando esto pasa, se consuma el gran conflicto intersexual, pues los médicos tienen la obligación jurídica de asignar un sexo al neonato. En muchas ocasiones se realizan intervenciones para dar forma a estos órganos ambiguos. Las asociaciones LGTBI se muestran contrarias a estas intervenciones, a las que denominan mutilaciones, pues basados en la teoría queer de Judith Buttler donde el género es una construcción social, no tienen sentido alguno y estigmatizan lo considerado anormal por la sociedad.
La sociedad binaria tiende a identificar rápidamente uno de los dos géneros y existe esa tendencia a “corregir”, “normalizar “y “disciplinar” lo que no considera normal, lo que se considera “inconveniente”, “deforme”.
Pero el conflicto, más que en la identidad de género, está en la expresión del mismo, pues a estas personas les es asignado un sexo mientras son bebés, es decir, mientras carecen de conciencia y capacidad de decisión.
Existen voces que denuncian estas operaciones y se muestran contrariadas con ellas; consideran que el estado intersexual, salvo contadas ocasiones, no es dañino para la salud.
Médicos y especialistas no se ponen de acuerdo en qué es y qué no un estado intersexual. Otra controversia radica en las hipospadias o malformaciones uretrales. El activista Cary Gabriel Costello afirma que las personas que padecen de hipospadias (anomalía congénita que produce que el meato urinario se localiza en la parte inferior del glande o tronco) si lo son porque comparten con los intersexuales haber nacido con unos genitales que no son considerados “típicamente masculinos” y al igual que ellos han sido intervenidos quirúrgicamente.
Money cree que para que estos niños sean “felices” o estén a gusto con su cuerpo, su género tiene que coincidir con sus genitales, algo que Butler rechazaría
Otros estudiosos, seguidores del famoso psicólogo John Money, coinciden en que al nacer estos niños, independientemente de lo que indiquen sus cromosomas son género neutro, que más tarde sean niños o niñas, tras la intervención, es sobre todo a causa de la educación de los padres. Money se acerca a Judith Butler en cuanto a la construcción social del género. Sin embargo, Money cree que para que estos niños sean “felices” o estén a gusto con su cuerpo, su género tiene que coincidir con sus genitales, algo que Butler rechazaría.
Muchos piensan que la no intervención puede ser un problema que cause rechazo en la sociedad, y que aunque no debería ser así, estos estados intersexuales extremos no pueden solo afectar a nivel físico, también a nivel psicológico, problemas como la ansiedad, la no aceptación de su cuerpo…
A pesar de que estas intervenciones son necesarias a nivel médico en algunas ocasiones (y mas si se trata de intervenciones internas), casos como el de Camille, un intersexual francés que a los tres años fue sometido a siete operaciones, que a la larga le han provocado dolores, problemas urinarios, etc. Su caso era, además, un estado de sexualidad en el que no era estrictamente necesaria la operación, “mi situación como intersexual no me ponía en peligro de muerte. Pero eso no se lo explicaron jamás a mis padres”. Las teorías queer nos acercan a la idea de lo que es normal y lo que no lo es. ¿Son estas operaciones verdaderamente una necesidad médica o es una decisión puramente estética?
Para aproximarme más al tema, entrevisté al endocrino del Hospital Clínico San Carlos, Ángel Pérez Díaz, que sostiene que los estados intersexuales tienen grandes complejidades y diferencias entre un caso y otro. Para él las intervenciones tienen un objetivo más que el de mutilar, sobre todo cuando se habla de las ya mencionadas hipospadias que pueden generar infecciones y disfunción eréctil en varones. Aun así, el doctor se muestra contrariado con el resto de operaciones externas que no implican un riesgo para la salud.
También habló sobre los casos que más trata, síndrome de morbis, donde el individuo tiene cromosoma XY y fenotipo absolutamente femenino: “En esos casos siempre hay que retirar las estructuras o restos internos de testículos intraabdominales” y la razón es que puedan generar cáncer. Además, con frecuencia el momento en el que son detectados se produce cuando la persona ya es adulta, y “en ocasiones acuden pensando que es una hernia”, comenta Pérez.
Por eso, cada uno lleva su “nueva” identidad como puede y como quiere. Pérez Díaz también se muestra a favor de que las personas que lo decidan, según el tipo de estado intersexual, puedan mantener sus órganos ambiguos, lo que abriría la ventana no solo al género neutro sino a un sexo neutro biológico.
Seth, un intersexual rumano de 48 años afincado en Madrid, fue consciente de su condición a los 6 años y ahora es activista y da charlas sobre el tema. Su caso es muy particular; se trata de lo que en medicina llaman hermafroditismo puro y no fue nunca mutilado. Le pregunté sobre si esta no intervención externa le había producido el cáncer que a día de hoy padece, “No. ¡En nada! Yo estoy absolutamente en contra de la mutilación y las intervenciones cuando no son necesarias. Nunca lo suelen ser. Mis problemas médicos vienen de mis aparatos sexuales tanto femeninos como masculinos internos. Hay que diferenciar entre las operaciones externas e internas. Las internas sí son necesarias”. En el caso de este hombre, no fue operado porque su madre no quiso.
Seth nunca ha sentido rechazado por su condición y considera que el término hermafrodita es más correcto que intersexual. Estima que este segundo tiene connotaciones negativas porque inter-sexo hace referencia a que estas personas están entre los dos sexos, y Seth considera que tiene los dos sexos, no que esté entre ambos.
También le pregunté sobre el futuro de la visibilidad de las personas intersexuales. “Si se sigue interviniendo en la mayoría de los países no la habrá. Lo más normal es que una persona ya mutilada no quiera revivirlo ni reivindicar su condición. Es necesaria una ley para las personas con género indefinido. No es normal que se siga mutilando en 2019 en países como España”.
Estando al tanto de que la intersexualidad era la gran desconocida dentro de las identidades sexuales, confirmé mis peores presagios durante un seminario sobre diversidad en la universidad. Una de las alumnas preguntó a un ponente experto en temática LGTBI, sobre la ignota “i” que en ocasiones puede aparecer al...
Autor >
Marcos Gómez Jiménez
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí