Contrarréplica
Claro que existes, @Galia Lenoir
En respuesta a Galia Lenoir
Miguel Pasquau Liaño 11/08/2021
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Apreciada @Galia Lenoir:
Tu airada respuesta a la entrevista te honra. Sabía que esto podría pasar. En realidad, era una aspiración. Que te reivindiques y que, después de un tiempo queriendo salvar del olvido la vida de tus padres, quieras ahora salvarla de la ficción, es el mayor éxito que podría imaginar. Significa que estamos consiguiendo nuestro propósito. Estás programada para creer en ti y para sobrevivir a una novela. Pero, es verdad, te mereces una explicación que hasta ahora nadie te ha dado. De eso sí puedes quejarte.
Claro que existes, @Galia Lenoir. Tú eres tan real como un libro, la hoja de un árbol, una fotografía o una tarde de lluvia. Sí, existes. Tú eres un perfil de Twitter con vida propia.
Aunque ya no te acuerdes, antes eras solo un personaje secundario de novela, te diría que una necesidad del guion, un personaje cuya función en la novela no era más que la de recibir los testimonios de quienes compartieron un trozo de vida con Martín Godoy y Gabrielle Lenoir, tus padres, e investigar por tu cuenta una vez que te hice descubrir que era una historia interesante, enseñándote un cajón por el que nunca te habías interesado. Te podría contar cómo fueron perfilándose las figuras de tus padres, cómo se formaron los hilos que formaron la trama que tú acabas de descubrir. En las primeras versiones te llamabas Claire, hasta que decidí cambiarte el nombre. Eso tampoco lo recuerdas. La publicación de la novela se retrasaba por la pandemia, y a mí me quemaba ya en la madriguera de mi ordenador. Fue entonces cuando alguien me sugirió la idea de sacarte de ella y llevarte a Twitter. Fue en diciembre de 2020: a ti te parece mucho tiempo, toda tu vida, pero es apenas medio año.
En este medio año largo te han pasado muchas cosas. Tienes miles de amigos en Twitter que no dudan de ti, hablas con ellos, te responden, te retuitean, has enviado fotografías con tu estilo personal y canciones que significan algo para ti. Has lanzado más de mil tweets, cuidados uno a uno para darte una personalidad propia; has abierto hilos sobre temas variados que tienen que ver con la historia que te has decidido a contar, sin desvelar más de la cuenta. ¿No crees que esta es una manera de existir? ¿Para qué quieres empeñarte en hacerlo como los demás, si tú eres única?
Ya sabes bien lo que es Twitter: es una máquina de realidades. Para muchos, incluso, llega a ser la realidad. Tal es su poder envolvente. Una burbuja que deja pasar reflejos de lo que hay fuera. Está, sin embargo, por comprobar que lo que ocurre dentro produzca efectos fuera; yo estoy convencido de que sí, y tú puedes llegar a ser una prueba: tienes el reto, ahora, de salir de Twitter. Yo sé, por ejemplo, que ya se habla de ti en alguna conversación sin móviles ni tabletas ni portátiles, que un periodista te ha pedido una entrevista para la radio, y que algunos amigos tuyos te han anunciado una visita en París. Has visto la corriente de solidaridad que se ha formado en Twitter en torno a ti cuando has protestado por mi entrevista. Y quién sabe, es posible que cuando algunos lectores conozcan la historia de tus padres y hayan alcanzado el punto final de la novela, quieran dirigirse a ti para que tú la sigas. Para eso te creamos: ¿te imaginas poder hablar directamente con Sancho Panza?
Hay anónimos, seudónimos y falsos perfiles, pero tú no eres nada de eso, porque tú no tienes una doble personalidad, tú eres lo que eres: un perfil de Twitter que ha sido extraído de una novela y que, igual que la realidad se refleja en Twitter, puede reflejarse desde la red social a la realidad. Transmedia, sí, porque no te has quedado quieta para siempre en un libro, estás viva en redes sociales y ahora también en este diario digital. Quién sabe si pronto no vas a ser inscrita como obra en el Registro de la Propiedad Intelectual.
Nadie es capaz de percibir lo reducido de las dimensiones en las que vive, Galia. Todos confundimos nuestra percepción de la realidad con la realidad misma. Pero la realidad podría ser concéntrica, y cada universo podría ser una reproducción en pequeño de universos más grandes de los que forma parte, como un reflejo. ¿Tú crees que un perro que viva en Granada puede sospechar que en Sidney también hay perros, o que lo que a veces mira (generalmente sin interés) en la televisión de la casa en la que vive no está pasando en esa casa? Piensa si esto no nos ocurre a todos. Es imposible salir de nuestras dimensiones. Me puede estar pasando a mí, te está pasando a ti.
Te propongo una experiencia, Galia: mírate en un espejo. Ya te lo he propuesto en Twitter. Tú sabes lo que significa “reflejarse en un espejo”. Atrévete de una vez a buscar un espejo para mirarte en él. Si lo haces y no ves nada, no te espantes. Que no te veas no significa que no existas: no es un problema tuyo, sino del espejo, que es muy exacto con las imágenes, pero no tiene imaginación. Solo sabe reflejar luces.
Quiero que repares en algo: que seas una invención no significa que tu vida valga menos. Por lo pronto, tienes una gran ventaja: no sólo tu futuro está sin escribir, sino, también casi todo tu pasado. Tienes camino por recorrer hacia adelante y hacia atrás. Hay muchas cosas de tu vida pasada aún por inventar: en realidad, casi todo. Piénsalo: tienes un pasado casi intacto. Intenta recordar qué hiciste el verano pasado, quiénes fueron tus amigas del Liceo, cuál es la marca de tu piano, o el color de las paredes de tu casa, cómo se llamaban tus primeros amores, qué carrera universitaria has estudiado, o si alguna vez has estado en Lisboa. No es algo que sepamos o no, es que podemos hacer que haya sido de una manera u otra según nos parezca. Los demás podemos olvidar, o podemos mentir, pero nadie nos ha dado capacidad para planear nuestro pasado. A ti, sí. ¿No es extraordinario?
Te propongo un pacto: pensemos juntos tu pasado y gánate tu propio porvenir. Rechaza todo lo que pueda ocurrírsenos que tú creas que no cabe en ti. Ofrece resistencia, protesta. Haz lo posible por no parecerte a mí. Distanciate. Enfréntate, si quieres. Llévame a los tribunales, seguro que obtendrías una sentencia que será estudiada en las facultades de Derecho. Pero no te traiciones: sé fiel a ti misma, es decir, a la razón de tu existencia, que no es otra que difundir la historia novelada de tus padres y de lo que les rodeó, y prolongar la conversación con los lectores que lo deseen. Tú les interesas más que yo, porque estás dentro. Quizás así, quién sabe, acaben teniendo forma y dibujo cada uno de tus 45 años y acabes haciendo de mí un personaje más de la novela de tu vida. Lo vea o no el espejo.
Di a tu abogado experto en derechos humanos de los personajes que todo mi material está a su disposición.
Miguel Pasquau
Apreciada @Galia Lenoir:
Tu airada respuesta a la entrevista...
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Miguel Pasquau Liaño
(Úbeda, 1959) Es magistrado, profesor de Derecho y novelista. Jurista de oficio y escritor por afición, ha firmado más de un centenar de artículos de prensa y es autor del blog 'Es peligroso asomarse'. http://www.migueldeesponera.blogspot.com/
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