In memoriam
Edward Asner (1929-2021): actor, activista, líder sindical
Ayudó a fundar los DSA (Demócratas Socialistas de América), el grupo de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez; fue un crítico feroz del apartheid sudafricano; y nunca dudó en utilizar su fama para apoyar causas progresistas
Sebastiaan Faber 23/09/2021
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En 1981, Ed Asner asumió la presidencia del mayor sindicato de actores en Hollywood, el Screen Actors Guild (SAG). Su primer día en el cargo, el director ejecutivo le tendió el martillo ceremonial que Charlton Heston, que había sido presidente sindical de 1965 a 1971, había dejado como obsequio para sus sucesores. Asner entró en cólera y tiró el martillo al suelo: “¡Quítame ese puto chisme de la vista!”. Para entonces, Heston se había aliado con Ronald Reagan, el actor-convertido-en-político que acababa de entrar a la Casa Blanca. En los años siguientes, Heston sería el portavoz de la National Rifle Association (NRA) y de campañas políticas antisindicales. “Él y Asner se odiaban a muerte”, me dijo Richard Masur, un viejo amigo de este y posterior presidente del sindicato.
Asner, que murió en agosto, a los 91 años, se había presentado a las elecciones sindicales después de cobrar un papel protagonista, el año anterior, en una legendaria huelga de actores que duró 94 días. “Ed era una de las caras más conocidas en los piquetes; ya era una figura televisiva nacional”, recuerda Masur. “Y aunque hasta entonces no se había involucrado demasiado en el sindicato, llegó a ser un presidente muy decente”. En los cuatro años que lo lideró, el SAG “adoptó posturas militantes no solo a favor de sus propios miembros sino del movimiento sindical más amplio”, escribió el periodista John Nichols.
A comienzos de los años 80, Asner era conocido en el mundo entero como Lou Grant, el redactor jefe de noticias locales en Los Angeles Tribune (un diario ficticio) en la serie del mismo nombre. En términos televisivos, se trataba de una criatura excepcional: un spin-off en clave dramática de lo que había sido una comedia de éxito, la Mary Tyler Moore Show. El cambio de género era un signo de los tiempos que corrían. El periodismo de investigación había reforzado su reputación como pilar de la democracia norteamericana y azote de políticos corruptos mediante primicias explosivas sobre la masacre de My Lai (1969), los Papeles del Pentágono (1971) y el escándalo del Watergate (1972). Era este el ethos que encarnaban Robert Redford y Dustin Hoffman en All the President’s Men (1976), de Alan Pakula. El año siguiente se estrenó Lou Grant, que presentaba un retrato del periodismo como una vocación quizá algo menos heroica pero, no obstante, profundamente ética y política.
La serie tuvo cinco temporadas (1977-1982); en España llegó con algún retraso, en 1980, emitida por RTVE y Antena 3. Inspiró a toda una generación de aspirantes a reporteros en Estados Unidos y otras partes. El formato del programa, con su enfoque en las vidas diarias de un equipo de periodistas urbanos, permitía a los guionistas abordar temas controvertidos del momento, desde la contaminación medioambiental y los derechos LGBT a la violencia de género y la pena capital. Lou Grant ganaría 13 Premios Emmy, dos Globos de Oro y un Premio Peabody. Aun así, en 1982 la productora, CBS, decidió cancelarla por motivos que nunca se llegaron a aclarar del todo. Aunque la propia CBS alegaba una caída en las cifras de audiencia, Asner y otros siempre mantuvieron que el programa se sacrificó por razones políticas, en concreto el perfil público de Asner como líder sindical y activista progresista.
Asner había nacido en 1929 en Kansas City (Missouri) en el seno de una familia inmigrante askenazi de clase obrera. Se embarcó en varias carreras (periodismo, teatro) que no llegó a terminar. Después de pasar dos años en el Ejército, se incorporó a un grupo de teatro improvisado en New York. Un par de papeles en espectáculos off-Broadway le llevaron a la televisión, incluida una racha de siete años en la Mary Tyler Moore Show. El éxito de Lou Grant le valió otros papeles más serios, como el Capitan Davies en Roots, además de interpretaciones de voz en películas animadas (como el viejo gruñón Carl Fredricksen en Up).
Su activismo político se extendió más allá de su liderazgo sindical. En 1982 ayudó a fundar los DSA (Demócratas Socialistas de América), el grupo de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez; fue un crítico feroz del apartheid sudafricano; y nunca dudó en utilizar su fama para apoyar causas progresistas, del tipo que fueran. En los 80 surgió como uno de los críticos más prominentes de la política exterior de Estados Unidos en Centroamérica, que bajo Reagan reforzó su carácter criminal. Como cofundador y portavoz de Ayuda Médica para El Salvador (MAES), ayudó a recaudar 25.000 dólares para prestar ayuda humanitaria a las víctimas de la represión derechista. En febrero de 1982, Asner y otras estrellas de Hollywood se presentaron en las escaleras del Departamento de Estado en la capital del país para entregar el cheque. “Uno de los periodistas le preguntó a Ed qué le parecería que ganara la izquierda en El Salvador y que el país tuviera un gobierno comunista”, recordó su amiga Kim Fellner, que en ese entonces era la directora de Comunicaciones del SAG, el sindicato de actores. “Ed contestó que, si ese fuera el resultado de unas elecciones democráticas, estaría a favor”.
“Comprendí de inmediato que me había metido en un lío de cuidado”, le dijo a Fellner por teléfono momentos después. De la noche a la mañana, sus declaraciones le convirtieron en el blanco de la furia derechista. No tardaron en afectar al SAG también. “Tanto las oficinas del sindicato como la casa de Ed acabaron pintadas de obscenidades anticomunistas”, escribe Fellner, “y cuando le llamaron a participar en tertulias televisivas en Miami, tuvo que ir acompañado de un fornido guardaespaldas, en vista de las amenazas de exiliados cubanos militantemente anticastristas. Grandes empresas como Kimberly-Clark y Cadbury cancelaron sus anuncios comerciales de Lou Grant. Poco después, CBS canceló la serie”.
Para Masur, el viejo amigo, el episodio ilustra a la perfección el temperamento de Asner y las tácticas políticas que motivó. “Por un lado, refleja su compromiso total, la pasión con la que vivía sus convicciones”, me dijo. “Por otro, demuestra que siempre le costó reconocer que, a veces, la acción de uno está sujeta a límites. Cuando se fue a Washington por lo de El Salvador, no pudo haber evitado que se le identificara como Edward Asner, presidente del Sindicato de Actores. Pero pudo haber decidido no ir, o al menos clarificar que estaba allí como ciudadano privado, no como el líder de un sindicato que representaba a 65.000 miembros. El SAG es una organización no partidista, en parte porque contamos con una afiliación más diversa que cualquier otro sindicato del mundo”.
“En 1997, cuando yo era presidente del sindicato, Ed y yo trabajamos juntos para conmemorar el 50 aniversario de la Lista Negra de Hollywood y de los interrogatorios públicos, por el Comité de Actividades Antiamericanas, de los llamados Diez de Hollywood”, recordó Masur. “Como presidente, presenté una disculpa pública por la involucración del sindicato en la caza de brujas anticomunista. Parece mentira, pero cuando yo me afilié, a comienzos de los 70, todavía se nos exigía que firmáramos un juramento de lealtad a Estados Unidos”. En los años 90, Masur y Asner homenajearon en varias ocasiones a los veteranos de la Brigada Lincoln, junto con otros activistas de Hollywood como John Randolph, Ring Lardner, Jr., y Martin Sheen. En 1998, Asner se casó con Cindy Gilmore, cuyo padre, Milton Weiner, luchó en las Brigadas Internacionales y cuyo sobrino, Gavin Newsom, es el actual gobernador de California. (Asner y Gilmore se divorciaron en 2015.)
En los últimos veinte años, Asner fue cada vez más crítico del SAG, oponiéndose, en vano, a la fusión con otro gran sindicato (American Federation of Radio and Television Artists, AFTRA). “Ed y yo no siempre estuvimos de acuerdo y a veces tuvimos discrepancias importantes”, me dijo Masur. “Pero siempre he respetado su compromiso con sus convicciones. Dos cosas le definieron. Si le pedías que hiciera algo por ti, casi siempre decía que sí. Es una cualidad muy rara. Y cuando se comprometía con algo, lo hacía con una seguridad absoluta y una pasión total”.
En 1981, Ed Asner asumió la presidencia del mayor sindicato de actores en Hollywood, el Screen Actors Guild (SAG). Su primer día en el cargo, el director ejecutivo le tendió el martillo ceremonial que Charlton Heston, que había sido presidente sindical de 1965 a 1971, había dejado como obsequio para sus...
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Sebastiaan Faber
Profesor de Estudios Hispánicos en Oberlin College. Es autor de numerosos libros, el último de ellos 'Exhuming Franco: Spain's second transition'
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