RÉGIMEN TALIBÁN
“Pedimos a la comunidad internacional que no nos deje solas”
Las jugadoras de la selección paralímpica afgana de baloncesto piden auxilio a España para poder salir del país y reunirse con la capitana del equipo que logró escapar tras la llegada de los talibanes a Kabul
Olalla Uriarte 7/10/2021
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Son mujeres, deportistas y discapacitadas, características que las posicionan como objetivo especialmente vulnerable frente al régimen talibán. De hecho, desde su llegada al poder, no han podido volver a entrenar, ni mucho menos regresar a los estudios o a la profesión que ejercían con anterioridad. Pero el recorte de libertades no es lo único que les preocupa. Temen por su propia vida, como ellas mismas confiesan.
El peligro que corren se agudiza aún más entre las jugadoras que han trabajado con anterioridad, precisamente, defendiendo los derechos de la mujer en su país. Otras, además, son de etnia hazara, un grupo que sigue mayormente el islam chií y que desde hace años es perseguido con crudeza por los talibanes. Por todo ello, aseguran que son muy conscientes de que si se quedan en Afganistán su vida “correrá peligro”, de ahí su nueva llamada de auxilio a la comunidad internacional y, en concreto, a España.
Cuando los talibanes irrumpieron en Kabul el pasado 15 de agosto, y siendo muy consciente de la comprometida situación en la que quedaría una mujer con su perfil, Nilofar Bayat, la capitana del equipo, pidió ayuda al periodista español Antonio Pampliega para intentar salir del país. Gracias a la presión mediática que se hizo en su momento, a la premura de su petición y al enorme esfuerzo de la red de contactos que se creó hasta poder llegar a los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores, el pasado 20 de agosto Nilofar pudo por fin abandonar su país con destino a España gracias a un salvoconducto. Ese momento lo cambió todo. A partir de entonces, el resto de las jugadoras de su equipo decidió luchar por intentar seguir la estela de su compañera y tratar de salvar también sus propias vidas.
Edith y Alejandro, dos personas anónimas que habían intentado ayudar difundiendo en sus perfiles sociales el caso de la capitana, a quien conocían por redes desde hace años, fueron de los primeros contactados. A sus redes llegó un mensaje de una de las jugadoras pidiendo ayuda urgente, tanto para ella como para el resto de compañeras. No lo dudaron. “En un primer momento pensamos en contactar a todas las personas que sabíamos que habían ayudado a Nilofar. Más tarde, Edith encontró también una vía paralela para intentar hacer presión y que la lista con los nombres de todas las chicas llegara a quienes realmente tenían en su mano el poder de hacer algo sobre el terreno”, afirman. Fue entonces cuando por fin empezaron a ver un halo de esperanza.
Con mucho esfuerzo, el listado con los datos personales de las chicas del equipo, de entre 20 y 31 años, que elaboraron con la ayuda de la periodista de RTVE Paloma del Río, fue completado y enviado. Con la esperanza de que llegara el último y necesario movimiento, muchas de ellas se arriesgaron a ir mientras tanto a las inmediaciones del aeropuerto esperando recibir ya allí su salvoconducto, el que sería su pasaporte a una nueva vida. No obstante, varias de las que en un primer momento se lanzaron a la calle casi con lo puesto no resistieron más que unas horas y decidieron volver a casa. Para las que se quedaron, en cambio, comenzaron jornadas cargadas de penurias. “No comimos nada en dos días enteros con sus dos noches. No pegamos ojo tampoco. Estuve ocho horas sumergida hasta las rodillas en aguas fecales. No sentía mis pies... ¡y todo para nada!”, lamenta una de ellas. Afortunadamente, las que continuaron en el lugar hasta el 26 de agosto, día del fatídico atentado perpetrado por el Estado Islámico, resultaron ilesas. Eso sí, volvieron a casa sabiendo que dejaban atrás una de las pocas oportunidades que tendrían para poder empezar una nueva vida.
¿Y ahora qué?
“No veo ningún futuro para las mujeres en Afganistán. No confío en los talibanes. Estoy segura de que, una vez que sean reconocidos internacionalmente, las mujeres no tendrán ningún derecho a trabajar o a estudiar”, comenta una de ellas a día de hoy, verbalizando el sentir general de todo el equipo. A su sensación de derrota, se suma ahora el agotamiento y el miedo atroz hacia cómo irá evolucionando el país en las próximas semanas. “Temo por mi vida y por mi futuro. Ni las otras chicas ni yo vamos a ser aceptadas en la sociedad”, añade otra de las jugadoras.
Por todo ello, la única opción que siguen contemplando a día de hoy es salir del país. La pregunta es cómo podrán hacerlo. Por ahora, el Gobierno español no termina de firmar el acuerdo indispensable que permitiría la salida tanto de los colaboradores externos que quedaron atrapados, incluso con un salvoconducto en la mano, como de todas aquellas personas que o bien lo tenían o bien esperaban su tramitación, como el caso de las jugadoras. En este sentido, y a pesar de que el ministro Marlaska afirma seguir trabajando en ello, no ha habido ningún avance directo por parte de España, como sí que ha habido por parte de otros países tras el cierre de fronteras, como Ucrania, que ha logrado evacuar en los últimos días a casi un centenar de personas. Por todo ello, en estos momentos se siguen contemplando posibles nuevas alternativas, como su salida desde Pakistán, con el objetivo de cubrir todas las opciones posibles.
Inevitablemente, la incertidumbre y la dureza de todo este proceso ha mermado la esperanza de las jugadoras, que han atravesado durísimos momentos, pero tienen claro que van a seguir luchando. “Los talibanes no van a permitir que recuperemos nuestras vidas, pero yo sigo soñando con tener un futuro. No voy a rendirme”, afirma con contundencia una de ellas. Eso sí, tienen claro que no podrán lograrlo sin apoyo exterior, por lo que piden a la comunidad internacional que no las deje solas.
Por su parte, Edith y Alejandro, que continúan aún hoy en constante contacto con ellas, seguirán insistiendo a las autoridades pertinentes para que no se olviden de su caso en el momento que se abran posibles vías para reanudar las evacuaciones. “Todas tienen una fuerza increíble y creemos firmemente que existe una altísima probabilidad de que se adapten sin problema a nuestro país. Muchas estaban estudiando y otras son ya profesionales formadas en sus respectivos sectores. Además, sabemos que sigue habiendo equipos dispuestos a acogerlas para que puedan continuar jugando al baloncesto y mejorando en su carrera como deportistas”, afirman. Por ello, piden que desde las instituciones se siga trabajando para que su pasaporte hacia una vida digna y segura sea una realidad, y no solo un buen propósito que finalmente caiga en saco roto.
Son mujeres, deportistas y discapacitadas, características que las posicionan como objetivo especialmente vulnerable frente al régimen talibán. De hecho, desde su llegada al poder, no han podido volver a entrenar, ni mucho menos regresar a los estudios o a la profesión que ejercían con anterioridad. Pero el...
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