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La vita nuova

Deep contra deep

Llarena no pretendía nada en Europa, sino tan solo el inicio de una Guerra Cultural en Esp. Por el mismo precio, ha iniciado algo que parece no estar calculado en su desmesura. Una Guerra Cultural en Europa

Guillem Martínez 6/10/2021

<p>Carles Puigdemont repasa los fracasos de la justicia española en sus intentos de juzgarle.</p>

Carles Puigdemont repasa los fracasos de la justicia española en sus intentos de juzgarle.

La Vanguardia / Atlas

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1- Lo divertido de los cuerpos gangrenados es que, antes de llegar al negro, cada día aportan un color más vistoso y espectacular que el anterior.

2- El lunes fue un día vistoso y espectacular en Cerdeña.

3- Sobre el lunes y su colorido. Dos colores sorprendentes. A saber: el de la Justicia esp y el del procesismo, también ultra-sur. Los colores no pueden autoformularse sin que les salgan los colores. Esto que sigue es un análisis de colores. Empecemos por la paleta de Llarena.

4- Respecto a la semana anterior, cuando lo dejamos, el Deep State –a partir de ahora, DS– aportó novedades cromáticas importantes. A saber: Llarena a) no se movió un pelo en sus posicionamientos –de no ser un gran juez hubiera sido una gran pirámide, ese objeto de otra época, si bien invariable en el tiempo–. Aportó –novedad importante– b) conflicto con el Estado, al comunicar al mundo, y al Tribunal italiano –al que eso le importa un pito– que el TS había entrado en colisión con otra región del Estado, la Abogacía del Estado. Es decir, en este caso concreto, también con las instancias judiciales europeas cuya doctrina asumió la Abogacía del etc. Por otra parte c) Llarena, inasequible aparentemente –no se pierdan el punto 8– a la realidad jurídica europea, ampliaba la lista de la compra, reclamando a las autoridades italianas el empure de Comín y Ponsatí.

5- Llarena –y con él, su pack– se alejaba de la forma y la costumbre europea, en lo que ya empieza a ser una dinámica con el tema procés. Esto puede tener consecuencias. La primera es el descrédito. Algo evidente, si bien asumible, en tanto que la Justicia esp goza en Europa de un estatus especial. Recibe una suerte de trato de hijo raro, al que no se le exige mucho, salvo que no se mee encima. Su crédito en Europa es, en ese sentido, aún alto. Puede no afectarle el llarenismo, por lo mismo que no le afectó que un expresi del TC, especialmente especial, fuera rechazado para formar parte del TEDH por haber falsificado su currículum. La otra consecuencia puede ser salirse del sistema legal europeo. No se trataría de una expulsión –no tenemos de eso en Europa; Hungría y Polonia, dos Estados a los que tampoco se les exige mucho, salvo etc, son la prueba de que ese trayecto es larguísimo–, sino de acceder a la disfuncionalidad cuando se recurriera al sistema legal europeo. Extradiciones –de las de verdad– y todo eso, por ejemplo.

6- El domingo, en una plaza de toros, el PP, que no tiene un líder claro, sí que aportó un programa clarísimo, a desarrollar por Casado o Ayuso. Decantarse hacia el DS en esta cuestión jurídica, y ampliar el enfrentamiento, del Estado con el DS, a la política y a la sociedad. Eso ya pasaba. Por lo que esta declaración programática del PP se entiende como una intensificación y apuesta. El PP, vamos, declara la Guerra –Cultural– a todo el mundo, salvo a C’s y Vox, sus compiyoguis. Es importante esta declaración del PP, pues aporta la única lógica posible a los actos aparentemente ilógicos de Llarena.

El PP, que no tiene un líder claro, sí que aportó un programa clarísimo: decantarse hacia el deep state en esta cuestión jurídica, y ampliar el enfrentamiento del Estado con el deep state a la política y a la sociedad

7- La Guerra Cultural sería esta. Dos puntos. Un gobierno calificado de ilegítimo –se dice rápido– se apropia de la Abogacía del Estado –un órgano gubernamental desde el XIX, por otra parte– que chulea al TS con la ayuda de potencias extranjeras. Es un combate del constitucionalismo –esa cosa no siempre constitucional– contra el comunismo-bolivariano –un unicornio que no existe–, que quiere someter a extranjerismos a la Justicia soberana esp –que no lo es; tiene instancias superiores–. Y todo para defender a unos golpistas –término que no aparece en la sentencia del TS, pero sí en los discursos de PP-Vox-C’s–. Toda esta sombra de la Esp irredenta será el eje del nacionalismo esp para las próximas temporadas. Zzzzzz.

8- El 4 de octubre, el tribunal italiano dejó las cosas en un sitio. Lo que da igual en una Guerra Cultural, que desconoce conceptos como cosas, sitio o, en general, realidad. Las órdenes de Llarena quedan suspendidas –que no anuladas– hasta que el TGUE responda a la cuestión prejudicial de, precisamente, Llarena, y hasta que el TEDH se defina sobre la solicitud de Puigde de recobrar su inmunidad parlamentaria. Hay partido con resultado impredecible. Y no necesariamente satisfactorio para ninguna de las dos trincheras involucradas. Pero, como todo el mundo sabía –incluido Llarena–, el partido empezará con la respuesta de las instancias europeas. Llarena, con su Italian Job, solo ha accionado la espoleta del nacionalismo esp, integrado por DS, tres partidos, un rey y chorrocientos medios de comunicación. Llarena no pretendía nada en Europa, sino tan solo el inicio de una Guerra Cultural en Esp. Lo que es desmesurado. Una frontera. Imposible de cruzar sin haber observado en los USA, en pleno siglo XXI, que un sistema judicial puede hacer eso. Por el mismo precio, Llarena ha iniciado algo que parece no estar calculado en su desmesura. Una Guerra Cultural en Europa. La extrema-derecha esp, ahora transpirenaica a través de su rechazo implícito a la justicia europea, tiene por fin algo que perder. El palabro liberal. Veremos.

9- Cambiemos de color. El finde, la defensa de Puigde solicitó lo de la inmunidad parlamentaria para su cliente. Lo que aporta datos. El principal es que el viaje a Cerdeña fue una inconsciencia no planificada, un riesgo, frente al que, posteriormente, se recapacitó. Si esto es así, confirmaría el sello del procesismo: la mala asesoría. Que se traduce en la detención de Puigde en Cerdeña, o en la imposibilidad de que viaje a Canadá, Estado que pidió en tres ocasiones al presi emérito una “simple información” –así se indica en la sentencia del Tribunal Federal de Canadá –, y la defensa acabó enviando “300 páginas, sin un orden en particular”. Pese a todo este pitote de siempre, el procesismo vivió una victoria desde el viernes hasta el viernes. Y no, precisamente, por su pericia.

10- Lo que nos lleva a definir las victorias del procesismo. Han sido, exactamente, ninguna. Si bien, y como fue el caso, ha vivido victorias propagandísticas que le han evitado en todo momento explicar a su sociedad el engaño creado, e ir tirando, más bien que mal. Todas y cada una de esas victorias han consistido en una desmesura del Estado –1-O, 155, detenciones, sentencia…–, que ha combatido moscas a cañonazos. El procesismo, sin recorrido y mal asesorado, ha transformado esos cañonazos, poco democráticos, en persecución democrática. En otra Guerra Cultural.

11- Pero el procesismo también es –básicamente– un programa de la tele. En ese sentido, la programación de TV3 –en la radio es aún peor– estuvo jugando con el nuevo juguete creado por Llarena desde el 24 de septiembre. El procesismo –y esa es su originalidad– carece de sistema judicial. Inciso: el que dibujó la Llei de Transició fue una joya. Era, explícitamente y sin decoro o corrección alguna, el Esp. Esto es muy importante, y explica el procesismo: los países no se independizan de otros países, sino de otra época, y el procesismo es la misma época que Esp: el R’78 degenerado, postdemocrático, a su bola, y en modo Estado-nación rampante. Fin del inciso. En contrapartida a carecer de un sistema judicial, posee un enorme sistema, público y concertado, de medios de comunicación, que fueron a tutiplén, y en modo DS, durante cuatro días de procesismo a lo bestia, en modo 2017. Es decir, creando marcos no confirmados por la realidad.

Los países no se independizan de otros países, sino de otra época, y el procesismo es la misma época que Esp

12- El principal consistió en explicar que Puigde ha sido declarado inocente en Bélgica, Alemania, y ahora, en Italia. Cuando no es así. El partido ha sido, lo dicho, suspendido, que no finalizado. Nadie sabe cómo acabará. Otros marcos: el 1-O fue un referéndum, que no una manifestación. La detención en Cerdeña fue iniciativa del Ejecutivo, y no del DS, que no existe. La Mesa de diálogo con el Ejecutivo, por tanto, no conducirá a nada. El principal marco de todos, el que integra a todos los demás, fue defender que Puigde ha internacionalizado el conflicto. Lo que es verdad. Pero tal vez no en la dirección esperada.

13- Puigde está instrumentalizando una institución europea. Algo común en Esp. Y en Cat. El pujolismo fue eso y el procesismo no es más que la continuación del pujolismo por otros medios, una vez se pelaron las funciones de la Gene con la austeridad. Pero el Parlamento Europeo, sin ser nada del otro jueves, no vive, en ese sentido, el personaje Puigde como cultura propia. Por otra parte, la vinculación de Puigde y su aparato cercano con Rusia –eso no se saca de un informe de la Guardia Civil, como afirman los medios procesistas, sino de The New York Times, que cita como fuente al espionaje europeo; tenemos de eso– ya le ha supuesto una comisión de investigación en el Parlamento Europeo. Tendrá consecuencias. En su desprestigio y en una ubicación ideológica no deseada. Su discurso nacionalista –poco original, presente en opciones de la nueva extrema-derecha en otros Estados y naciones europeas– no presagia la aludida independencia frente al pasado, y no es seguido con simpatía, salvo por sus correligionarios europeos, sumamente inquietantes, y que nunca aparecen en TV3. Sí, Puigde ha internacionalizado el conflicto. Y TV3 ha impedido que la sociedad lo sepa.

Puigde ha internacionalizado el conflicto. Y TV3 ha impedido que la sociedad lo sepa

14- Desde el viernes 24 de septiembre se han celebrado manifestaciones para celebrar el cuarto aniversario –un aniversario que no se celebra a lo bestia, salvo que te estés muriendo– el 1-O –una concentración duramente reprimida–, y el 3-O una aturada de país/paro de país; esto es, lo contrario a una huelga general; un lockout de la Gene, el principal empresario de funcionarios e instituciones de Cat–. En general, todo ello supuso un fracaso de asistencia. Lo hubiera sido más, sin la aportación de Llarena. ¿Significa eso que el procesismo está muerto?

15- No. Significa que es un movimiento muy simbólico, que ahora se centra en el símbolo más simbólico de todos los símbolos. El que requiere menos participación, exposición y declaraciones inquietantes: el voto. Y significa también que el procesismo carece de motor, salvo el de la desproporción del DS, que, glups, estos días se ha hecho la ITV y ha cambiado el aceite. Dos o tres desproporciones más y todo puede volver a caer en el símbolo si a ERC le da por el relajamiento de esfínter. En esta ocasión, ERC ha estado más simbólico de la cuenta, pero también más de perfil de lo esperado. Veremos las próximas. Las habrá. La desestabilización del Gobierno por la vía judicial, también en el tema Cat, es el objetivo, ya formal, de la extrema derecha esp. Y a su homónimo cat no le desagrada la idea.

16-  No hay solución. Es la gangrena. Es posible que las instancias europeas no la palíen, en tanto esto es ya Guerra Cultural, y la realidad no mola. Y eso que tal vez nunca ha sido más sencilla la solución. Puigde es una opción individual –mitificada por los medios procesistas–. Lo que dibuja una lógica personal con la que, tradicionalmente, es fácil llegar a acuerdos entre caballeros. Por el NYT sabemos también que esa opción individual está muy preocupada por los ingresos, y que los busca, incluso en forma de negocios, en Rusia. Más claro, el agua. Puigde ha conseguido, en fin, lo que no consiguió el procés. Un objeto con el que negociar con el Estado. Él. Sería absurdo no hacerlo, y solventar dos ultra-derechas en el Estado. Puigde es la última pieza suelta de a) una improvisación sin buen asesoramiento, y de b) una ofensiva judicial desmesurada y fuera de lógica, salvo la mítica. Esa pieza suelta debe ser solucionada con el uso del derecho y de la astucia. El derecho y la astucia deben ser superiores a los de las extremas derechas locales. O apaga y vámonos.

1- Lo divertido de los cuerpos gangrenados es que, antes de llegar al negro, cada día aportan un color más vistoso y espectacular que el anterior.

2- El lunes fue un día vistoso y espectacular en Cerdeña.

3- Sobre el lunes y su colorido. Dos...

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).

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