En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hay un proverbio chino que dice que es más fácil cambiar el curso de un río que el carácter. Y me preocupa, porque empiezo a tener dudas sobre cuál es el de este Atlético de Madrid que, no lo olvidemos, es el actual campeón de Liga. El curso pasado vimos a un equipo capaz de mantener la serenidad cuando todo iba de cara (primera vuelta), pero capaz también de mantener el equilibrio cuando necesitó bailar claqué muy cerca del precipicio (segunda vuelta). Aparentemente no ha cambiado mucho desde entonces. Es más, podría decirse que los cambios han sido para mejor (De Paul, Griezmann, jugadores con más experiencia…). La realidad sin embargo es que lo que vemos partido tras partido, ganando, empatando o perdiendo, es a un equipo que sigue buscándose a sí mismo; aturdido en muchas fases del encuentro, extremadamente frágil y también inseguro. Puede que sea un tema de no tener todavía un sistema definido o de lesiones inoportunas, pero puede también que esta plantilla no esté gestionando bien la etiqueta de equipo favorito. En ese sentido, el ardor de una grada ávida por ver en el campo lo que solamente tiene en su imaginación está siendo un hándicap más que una ayuda.
Creo que es pronto todavía para sacar conclusiones categóricas. Sobre todo, viendo que el equipo es capaz de jugar bien y que además tiene dinamita. Mi sensación es que el problema, sea el que sea, está más en la cabeza de los jugadores que en sus pies, aunque desconozco si se trata de una situación de falta de confianza o de falta de carácter. Lo primero se puede remediar. Lo segundo, menos moldeable, sería además un problema porque, como dijo Publio Siro, el carácter de un hombre es el árbitro de su fortuna.
Los surfistas de la ola aprovecharán el mal resultado para resaltar las muchas carencias del equipo, pero yo no he visto tantas
El Atlético de Madrid ha empatado en Valencia un partido que jamás debería empatar un equipo que aspira a las posiciones más altas de la clasificación. Un partido que había jugado bastante bien, que había tenido controlado la mayor parte del tiempo y que tenía ganado con creces a falta de muy pocos minutos para terminar. ¿Por qué ha ocurrido entonces? Pues porque el equipo de Simeone no ha tenido el carácter suficiente para dominar el juego y por ahí se han colado otros elementos más difíciles de controlar, como pueden ser el orgullo del rival, un tiempo de descuento claramente exagerado o unas faltas previas a los goles que fueron más que cuestionables.
Es complicado analizar el Valencia-Atleti desde una perspectiva puramente futbolística, porque creo que el Atleti ha jugado bien. Los surfistas de la ola aprovecharán el mal resultado para resaltar las muchas carencias del equipo, pero yo no he visto tantas. Hoy no. Los de Bordalás plantearon una primera parte áspera y sin ritmo. Un único delantero, bloque compacto y cesión del balón. El Atleti suele encarar mal este tipo de situaciones, pero hoy no ha sido uno de esos días. Dominó la posesión sin rifar la pelota, acumuló interiores, tuvo dinamismo entre líneas y abrió las bandas. No generó demasiadas ocasiones, es verdad, pero a nadie le extrañó que Luis Suárez abriese el marcador tras un buen pase de Correa y después de una excelente maniobra que el charrúa resolvió como el maestro que es.
La segunda parte comenzó con un equipo valenciano ligeramente más valiente, aunque sin la profundidad necesaria como para hacer daño. El daño se lo tuvo que hacer, para variar, el propio Atleti. Un pequeño barullo en el área, un remate que despeja Oblak, el balón que da en el cuerpo de Savic y el balón que se mete en la portería. Era el primer tiro a puerta del conjunto che. La jugada es pura mala suerte, pero bastó para noquear la confianza colchonera. Aparecieron las caras de terror y la sensación de que nada de lo anterior había valido. Unas caras que desgraciadamente no eran nuevas.
En ese momento, apareció uno de esos futbolistas que ya ha caminado por el lado salvaje. Griezmann, que estaba haciendo un buen partido, robó un balón en su propio campo para fabricarse él mismo una ocasión de gol. Salió en velocidad, se escoró a la izquierda para salvar a los defensas y enganchó un disparo en la frontal del área que se coló por la escuadra. Y la cosa no quedó ahí; apenas unos pocos minutos después, Vrsaljko aprovechó un balón suelto en el área e hizo el tercero.
El Atleti no sabe especular con el resultado y mucho menos con el balón. Aunque últimamente, y eso es peor, parece que tampoco sabe defender
A partir de ahí el equipo de Simeone lo hizo todo mal. No fue capaz de controlar el partido con el balón y tampoco fue capaz de hacerlo sin él. Se quedó a mitad de camino, que es lo que nunca se debe hacer. Aparecieron los despejes sin sentido y esos gilipases recurrentes (y estúpidos) en forma de pared, que sólo sirven para provocar contraataques o drenar la confianza cuando acaban en los pies del rival. El Atleti no sabe especular con el resultado y mucho menos con el balón. Aunque últimamente, y eso es peor, parece que tampoco sabe defender. Cada balón colgado, cada centro lateral o cada llegada acaban siendo un drama.
Los cambios de Simeone no ayudaron mucho a cambiar el panorama. Más bien al contrario. Kondogbia salió sin ritmo y aportó poco. Herrera y Joao no aportaron nada y además restaron personalidad. Y en ese ambiente llegaron los dos goles de Hugo Duro que pusieron el empate. El primero tras una falta clara a Kondogbia que el árbitro prefirió no pitar (y el VAR decidió ignorar). El segundo tras una falta de Griezmann que en la repetición pareció que fue sobre Griezmann.
Veremos qué Atleti nos encontramos a la vuelta de otro soporífero parón de selecciones. Veremos si quiere ser toro o torero, como dijo una vez Valdano. Si está preparado para jugar bien y competir, o solamente para lo primero. Hasta entonces, sólo toca esperar.
Hay un proverbio chino que dice que es más fácil cambiar el curso de un río que el carácter. Y me preocupa, porque empiezo a tener dudas sobre cuál es el de este Atlético de Madrid que, no lo olvidemos, es el actual campeón de Liga. El curso pasado vimos a un equipo capaz de mantener la serenidad cuando todo iba...
Autor >
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí