A bocajarro
Vinicius, Joao y Carrasco: diferentes formas de enfrentar la incertidumbre
Felipe de Luis Manero 2/11/2021
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hace poco menos de dos años, solo había en España dos personas que confiaran ciegamente en Vinicius: Álvaro Benito (el comentarista de moda y cantante de Pignoise, que a veces se nos olvida) y yo. El extremo brasileño suscitó en mí la atracción propia de las novedades exóticas y extravagantes, algo que ya me sucediera años atrás con la consola Dreamcast, la plataforma de televisión Quiero –cuyo valor más convincente era la posibilidad de chatear con otros mientras veías una peli, algo que yo nunca logré– y la siempre denostada Cherry Coke. Todos ellos resultaron ser estrepitosos fracasos y el temerario atacante carioca apuntaba a ser una muesca más en la lista. Aún recuerdo la mirada de condescendencia y la risa contenida de un buen amigo mientras veíamos fallar, una y otra vez, al bueno de Vini Jr. en el clásico de marzo de 2019.
Las cosas han cambiado y la broma se ha convertido en cosa seria: el brasileño lleva siete goles en Liga y dos en Champions, en un arranque de temporada exuberante y vertiginoso, un poco como una de sus cabalgadas en la banda. Dicen que ha sido Ancelotti el principal responsable de la mejora del chico a la hora de finalizar. Con el porte de comisario a punto de jubilarse y ya de vuelta de todo que ostenta el italiano, imagino que su único consejo fue el que todos hemos escuchado alguna vez a la hora de cruzar la puerta de casa y encaminarnos a una noche abocada a las averías más terribles: “No te compliques la vida”.
Porque el atrevimiento a la hora de encarar, su obstinación en buscar la confrontación directa una y otra vez, todas esas cualidades que le hacían diferente, no han cambiado. Lo que ha sucedido es que Vinicius se ha transformado en un ejecutor simple y básico, y ha dejado las acrobacias para los prolegómenos de la jugada. Todos los grandes goleadores de la historia han sido precisos y sencillos en el momento de embocar. Así se comportó Vini en los dos tantos de Elche: dos toques, tac tac, y gol. Desde luego, si ha conseguido hacerse entender por Benzema y Modric, es que se expresa de una manera bastante más elocuente en el campo de lo que lo hacía en tiempos anteriores.
Joao Félix fue, desde el principio, otra cosa muy distinta. El portugués era la Chevignon nueva que no te ponías para no estropearla, la cita con la chica más guapa de clase que tratabas de postergar indefinidamente, la canción que rebobinabas una y otra vez por temor a que se terminara. Era, en definitiva, algo tan hermoso que preferías no tocar para no romperlo. Y entre que Simeone lo tocó tal vez demasiado poco y el envarado futbolista no terminaba de emitir más que destellos intermitentes, todos nos quedamos con la equívoca sensación de que nunca pasaría de ser un animador ocasional pero nada efectivo.
Las lesiones tampoco han jugado a su favor. Y algo aún más preocupante: el equipo ha funcionado bien o muy bien sin su presencia. A pesar de un inicio de campaña prometedor, Joao Félix no fue un jugador determinante en el título de Liga de la temporada pasada. Sin ir más lejos, el luso fue solo un protagonista secundario de la victoria del Atlético frente al Betis, quizá el triunfo más convincente de la temporada del equipo colchonero.
Aunque, siendo honestos, Joao venía de encadenar varias actuaciones sobresalientes que no encontraron refrendo en los resultados del equipo. Daba la sensación de que, después de la larga travesía a la que suele someter Simeone a todos sus fichajes de lentejuelas, el portugués podía haber encontrado ahora la continuidad tan anhelada (completó los noventa minutos ante Real Sociedad y Levante). En los últimos choques, en cualquier caso, quedó patente la ascendencia del mediapunta sobre el equipo: todas las jugadas de ataque pasaban por sus botas, sus compañeros lo buscaban, conscientes de que es el único con aptitudes distintas al resto. Joao es la pausa y el vértigo, la clarividencia en el pase y el zarpazo de la fiera cuando enfoca portería. Su madurez se nota también fuera del terreno de juego: en lugar de percibir la llegada de Griezmann como una amenaza, fue el primero en dar la cara por el francés ante el despecho inicial de parte de los aficionados. Si goza de la continuidad que necesita en el campo y mantiene su caudal de juego, podemos estar ante un jugador antológico.
De cualquier modo, sobre los dos (Vinicius y Joao), continúa cerniéndose la sombra de la duda. ¿Volverá a fallar y fallar el uno? ¿Se disipará como polvo en el aire el otro? Preguntas que no aluden a Yannick Carrasco. El belga ha sido protagonista de una de las transformaciones más profundas que se recuerdan en el fútbol europeo: se marchó emanando indolencia y haraganería a un fútbol menor como el chino y volvió al mismo equipo como un jugador comprometido, capaz (él sí, otros decidieron irse), de adaptarse a una posición –la de carrilero– que no era la suya. El seleccionador Roberto Martínez fue el ideólogo de esa variante y el Cholo –hombre poco dado a borrar las cruces que ha hecho– olvidó el pasado y lo aprovechó para cambiar el sistema del equipo a un dibujo (el de los tres centrales) que ya parece más natural que el mismísimo 4-4-2.
A Carrasco también le gusta jugar más arriba, pero se ha beneficiado sobremanera de ese papel de falso extremo encarador e incisivo que es capaz de bajar hasta el área propia. El belga no entra en el complejo sistema de rotaciones del tridente ofensivo y se ha convertido en uno de los fijos para Simeone. Sin tantos focos sobre él como los que tienen sus compañeros de columna, el ahora carrilero fue trascendental en la consecución de la última Liga rojiblanca. Sin hacer tanto ruido, ha logrado vencer la incertidumbre con firmeza y determinación. Su gol ante el Betis oposita a liderar la recopilación de tantos más bellos de la temporada.
Los tres (Vini, Joao y Carrasco) suponen a mi juicio tres de los jugadores más estimulantes de una Liga que tal vez haya perdido resplandor internacional tras la marcha de Cristiano y Messi, pero que aún conserva futbolistas más que interesantes.
Hace poco menos de dos años, solo había en España dos personas que confiaran ciegamente en Vinicius: Álvaro Benito (el comentarista de moda y cantante de Pignoise, que a veces se nos olvida) y yo. El extremo brasileño suscitó en mí la atracción propia de las novedades exóticas y extravagantes, algo que ya me...
Autor >
Felipe de Luis Manero
Es periodista, especializado en deportes.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí