ALMA COLCHONERA
Nada más lejos de la realidad
Atlético de Madrid 1 - R.C.D. Mallorca 2
Ennio Sotanaz 5/12/2021
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No soy muy partidario de usar frases categóricas para definir un partido de liga en el que únicamente hay tres puntos en juego, pero lo que le ha pasado al Atlético de Madrid en su cita contra el RCD Mallorca, seguramente, va más allá de una simple cuestión de puntos. Estamos hablando de sensaciones. O de pérdida de las mismas, en realidad. De valentía, de coraje, de confianza. De esa mezcla mágica de elementos que hasta hace cuatro días conformaban los cimientos de este equipo. En ese sentido, puede que el equipo haya tocado fondo. Lo que ha dejado la primera derrota en el Metropolitano de la temporada, más allá de lo evidente, es la encarnación de un equipo plano, frío, que no cree en lo que hace, que tiene miedo y que está maniatado por las dudas. Un equipo que no transmite nada. Decía Lord Byron que la vida es sensación y que incluso en el dolor hay que sentir que uno está vivo, pero eso no es lo que hemos visto hoy. El Atleti ha transmitido la misma emoción que el algoritmo de búsqueda de una base de datos del Ministerio de Hacienda.
La primera derrota en el Metropolitano de la temporada ha dejado claro que es la encarnación de un equipo plano, frío, que no cree en lo que hace
Los primeros minutos de partido dejaron sin embargo una imagen bastante diferente de la que nos estará martirizando hasta que llegue el partido de Oporto. Los de Simeone saltaron al campo con la intención de dominar el partido desde el balón y lo consiguieron. Sin grandes alardes, se quedaron con la pelota y tuvieron alguna que otra ocasión para adelantarse; gracias sobre todo a la iniciativa de un Cunha particularmente animado, que parecía ser el único jugador colchonero con ganas de jugar el partido. Mi sensación desde la grada era que el Atleti era muy superior a su rival, porque lo que veíamos enfrente era un equipo que básicamente se limitaba a cerrar filas y dejar pasar el tiempo. Parecía cuestión de minutos que llegase el gol que desequilibrara la balanza.
Nada más lejos de la realidad.
La fragilidad de esta versión apócrifa del equipo de Simeone es tan palpable que una inesperada lesión de Savic hizo que todo se desmoronase como un puñado de algodón de azúcar expuesto al viento. El montenegrino dejó paso a Hermoso y la duda se instaló en el subconsciente colectivo de todos los que remaban hacia ese mismo lado. El juego se hizo espeso y la imprecisión se apoderó de los jugadores como si hubiesen sido poseídos por un virus incurable. Los pases se daban con la uña, se llegaba tarde a los cruces, se recibía la pelota en estático, se racaneaba con las ayudas y se jugaba con la cabeza gacha. Oblak, que no había hecho falta hasta entonces, tuvo que aparecer para sacar una mano después de la enésima imprecisión de una defensa colchonera que volvía a ser irreconocible.
La segunda parte comenzó con un Atleti jugando en campo contrario, lo que dio la falsa impresión de que el equipo había salido mejor. Personalmente no creo que fuese así y la escasa producción de ocasiones del gol parece darme la razón. El RCD Mallorca seguía aferrándose a su plan de dejar pasar el tiempo minimizando los riesgos, pero empezó a ver que lo mismo no hacía falta tomar tantas precauciones. Con cada duda de su rival se presentaba la oportunidad de hacer un verdadero roto.
Simeone no lo veía claro, ninguno lo veíamos, y decidió sacar a Joao Félix y Lemar por Griezmann y De Paul. El francés estaba siendo irrelevante, pero no más que Correa. De Paul es un jugador que me encanta, pero no he visto todavía a ese jugador que sí enamora con la remera albiceleste. Aun así, no creo que estuviese peor que un Koke que parece una sombra de una versión mala de Koke. Los cambios no se notaron demasiado, pero a falta de 20 minutos Cunha consiguió enganchar un balón suelto en el área y abrió el marcador. La grada suspiró, el equipo de sonido del estadio se puso a escupir música a un volumen absurdo y parecía que lo peor había pasado.
Nada más lejos de la realidad.
Si el otro día alabábamos en Cádiz la gestión del partido con el marcador a favor, lo de hoy ha sido esperpéntico.Grotesco, incluso. Miedo, dudas y complejos, unido todo ello al desbarajuste general que ha provocado la incomprensible entrada al campo de Luis Suárez y Vrsaljko. El primero es mal compañero de viaje si lo que quieres es defender para salir en velocidad. ¿Por qué quitar a un Cunha extramotivado? El segundo, Vrsaljko, parece ahora mismo más cerca de estar para acompañar a Saponjic en sus partidas de tute que para aportar algo positivo en el primer equipo.
Y se consumó la tragedia. Mientras los futbolistas colchoneros eran incapaces de jugar al fútbol o de enseñar algo de carácter, los mallorquines entendieron que estaban delante de la oportunidad de su vida para ganar en Madrid. Y lo hicieron. Primero marcando tras una absurda falta de Felipe al borde del área que el propio Felipe defendió como un señor con resaca jugando la liga municipal de veteranos. Después, con el enésimo empeño de los de Simeone por dispararse en el pie. Un saque a favor de un balón parado acabó con Kubo delante del portero. Fantástico. 1-2 y final del partido.
Difícil sacar un resquicio de optimismo después de esto. Quizá lo más positivo sea pensar que si este partido no sirve como punto de inflexión, al menos debe estar muy cerca. Sí, porque esto es insostenible. El Atleti, como colectivo, debería abandonar momentáneamente los sueños megalómanos o teorizar sobre la distancia respecto a sus rivales históricos, para centrarse en entender cuál es ahora mismo su principal enemigo: el propio Atlético de Madrid.
No soy muy partidario de usar frases categóricas para definir un partido de liga en el que únicamente hay tres puntos en juego, pero lo que le ha pasado al Atlético de Madrid en su cita contra el RCD Mallorca, seguramente, va más allá de una simple cuestión de puntos. Estamos hablando de sensaciones. O...
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