Carta de París
Réquiem por la derecha republicana
En las primarias de Los Republicanos solo se dirime si a las presidenciales del próximo abril llegarán dos candidatos que se dicen centristas o si habrá tres candidatos de extrema derecha contra Macron
Elizabeth Duval 3/12/2021
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Las tradiciones se inventan, se usan y se manipulan hasta que ya no sirven. En Francia hay una tradición, dentro del tablero político, que está a punto de explotar: la del frente republicano, la tradición de unirse sin excepción en segunda vuelta contra la extrema derecha del Frente Nacional. La resquebrajó Sarkozy. De hecho, lleva agrietándose desde 2002. Y las primarias de la derecha tradicional o institucional, representada por Los Republicanos, han servido para firmar el acta de defunción del partido. Empezar con cualquier otro análisis de sus resultados sería quedarnos cortos: poco importa que el partido sobreviva a las futuras presidenciales, o que su implantación territorial haga que nunca llegue a desaparecer del todo. El partido de Los Republicanos, tal y como lo conocíamos, muere el jueves 2 de diciembre de 2021. Toca echar la vista atrás y explicar los motivos.
Para la segunda vuelta de las primarias de la derecha tradicional, cuyo resultado será anunciado el sábado 4 de diciembre a las dos de la tarde, se han clasificado Éric Ciotti y Valérie Pécresse, muy igualados, cada uno con un cuarto de los votos con más de un 70% de participación. Cada uno de ellos representa un extremo de las dos almas del partido.
Éric Ciotti representa a los que están orgullosos de ser de derechas, muy de derechas, y reivindicar sus valores tradicionalistas y autoritarios para salvar y representar a la derecha tradicional; Valérie Pécresse, presidenta de la región Isla de Francia, abandonó el partido en 2019, poco conforme con el viraje a la derecha de este tras el fracaso en las presidenciales y construyendo su propia plataforma, Soyons libres, para reivindicarse como la representante de todo el espectro que va del centro a la derecha.
Éric Ciotti representa a los que están orgullosos de ser de derechas, muy de derechas; Valérie Pécresse se reivindica como representante de todo el espectro que va del centro a la derecha
Resulta que estas dos direcciones representan los dos puntos de fuga del partido, que vivió la segunda vuelta de las presidenciales de 2017 como una debacle, más aún cuando una parte de sus militantes terminó acercándose a Emmanuel Macron y a su mayoría presuntamente centrista, que acogió en su seno tanto a antiguos cargos socialistas (trayectoria del propio presidente) como a republicanos. El sangrado por el centro derecha, cuyo mayor representante fue el exprimer ministro Édouard Philippe, hoy líder de su propio movimiento político pro-Macron, resultó en un congreso tras el cual el nuevo secretario general buscó sobre todo frenar las fugas por la derecha. La estrategia del secretario general Laurent Wauquiez fue un fracaso, pero explica parcialmente por qué hay quien, en las juventudes de Los Republicanos, ha visto con buenos ojos a Éric Zemmour: por fin un candidato que, sin llevar las siglas del Frente Nacional, asume los valores de la derecha y dice lo que la derecha quiere oír.
Éric Ciotti es el gran parásito de Zemmour en estas primarias: ha quedado el primero. No se hacen ascos. Y si Zemmour fue el primero en llevar al debate público la idea del “gran reemplazo”, teoría de la conspiración propulsada por el ultraderechista Renaud Camus, quizá la derecha republicana mire dentro de unos años con vergüenza estas semanas, en las que un candidato casi desconocido logró vencer en la primera vuelta de sus primarias con el mismo discurso conspiranoico. Ciotti, como Zemmour, dice que la población autóctona francesa, blanca, católica, de souche, está siendo sustituida por la inmigración árabe. Ciotti, como Zemmour, quiere acabar con esa inmigración. Para que cada uno juzgue la derechización del partido: Ciotti quiere suprimir el ius soli y quedarse con el ius sanguinis, revocando la posibilidad a los niños nacidos en Francia de padres extranjeros de adquirir la nacionalidad, “para que nadie se convierta en francés por azar”. O acabar con las ayudas a inmigrantes instaurando la preferencia nacional, a través de un referéndum para que Francia pueda salirse de los tratados europeos sobre cuestiones migratorias. Casi nada.
Valérie Pécresse, por mucho que quiera llevar el estandarte de la candidata centrista, promueve ideas bastante escoradas a la derecha, mucho más allá de lo que se atreverían algunos de sus homólogos europeos. Como impedir que las personas migrantes puedan beneficiarse de ayudas sociales si no llevan al menos un lustro en Francia. En lo económico, es igual de neoliberal que Ciotti y que el resto de sus compañeros, lejos de cualquier intento de captar voto obrero, más típico del Frente Nacional; en lo que se refiere a imponer disciplina en los barrios populares, manu militari mediante, recurriendo al despliegue del ejército en las calles, está tan a la derecha como Ciotti. ¿En qué queda su centrismo? En un rechazo más claro a pactar con la extrema derecha: lo demás es pantomima, porque queda poca gente que se considere “centrista” y no haya tirado el carnet de Los Republicanos a la basura… tal y como hizo Pécresse en 2019.
Si gana Pécresse, la sangría de votos derechistas a Zemmour y Le Pen será cuantiosa. Pero, si gana Ciotti, Zemmour dispondrá en el partido vecino de un títere a través del cual seguir transmitiendo sus ideas, y quién sabe si ganará o perderá adeptos a mayor exposición de su discurso. ¿Preferirán los electores el original o la marca blanca? El panorama francés para las futuras elecciones presidenciales, que se celebrarán en abril de 2022, es tan triste que incluso estas acabarán reducidas a unas primarias de la derecha. Lo que se dirime ahora es si a ellas llegarán dos candidatos que se dicen centristas (aunque de vez en cuando sean igual de autoritarios que sus compañeros extremistas) o si habrá tres candidatos de extrema derecha contra Macron.
El partido, con estos resultados, seguirá su lento camino de descomposición y sangrado, con casi toda seguridad incapaz de ser relevante a escala nacional, por más que conserve sus feudos regionales. Lo más probable es que se imponga Valérie Pécresse y que las bases que han apoyado a Ciotti, aunque él diga que apoyará a quien sea que salga victorioso, busquen cobijo entre los jóvenes de la Generación Z zemmouriana. Pero con Francia nunca se sabe. Sólo hay una certeza: réquiem por la derecha republicana, que en el futuro seguirá siendo de derechas, incluso muy de derechas, pero que ya habrá perdido de republicana todo salvo el nombre.
Las tradiciones se inventan, se usan y se manipulan hasta que ya no sirven. En Francia hay una tradición, dentro del tablero político, que está a punto de explotar: la del frente republicano, la tradición de unirse sin excepción en segunda vuelta contra la extrema derecha del Frente Nacional. La resquebrajó...
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Elizabeth Duval
Es escritora. Vive en París y su última novela es 'Madrid será la tumba'.
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