La pandemia no está siendo solo un mal que afecta a la salud de los ciudadanos. También es el detonante del aumento de las desigualdades relacionadas con las condiciones y el mantenimiento de la vivienda principal. El 13,5% de los españoles tuvieron que retrasar el pago de la hipoteca o el alquiler de la vivienda en la que residen durante 2020, según los últimos datos del informe Vivienda en Europa de Eurostat. Una cifra que en 2019 se situaba en el 8,1%, por debajo de la media de la Unión Europea (8,2%), y que hoy está casi cinco puntos por debajo de la media española, con un 8,6%.

A pesar de que el endeudamiento de las familias españolas sin patrimonio y con pocos recursos lleva en aumento desde el año 2002, hasta la llegada de la crisis derivada de la covid el porcentaje de personas con impagos relacionados con su lugar de residencia iba en caída. A este hecho hay que añadir que el 19,7% de los españoles residen en hogares con goteras o problemas estructurales y el 10,9% son incapaces de mantener su casa a una temperatura adecuada. Estas cifras se encuentran en unos preocupantes 5,8 y 2,9 puntos por encima de la media europea, respectivamente.

Las dificultades económicas para mantener los pagos al día y unas condiciones habitacionales mínimas, a las que añadir un mayor número de licencias de construcción y unos costes de construcción de edificios residenciales muy por debajo de la media europea, en un mercado inmobiliario “normal” habrían ayudado a que el precio de la venta y el alquiler hubiesen descendido o al menos se hubiesen mantenido. Sin embargo, el precio tanto para la compra como para el arredramiento mantienen una línea ascendente desde 2015. Aquel año la evolución del precio para adquirir una vivienda en propiedad superó a la media europea, y el del alquiler lo rebasó en más de 3,8 puntos. 

En 2020 el mercado inmobiliario español volvió a destinar niveles de inversión en construcción equivalentes a los dados hace una década, con el 6% del PIB. Esta partida se encuentra solo por debajo de la de Chipre (7,6%), Finlandia (7,1%), Alemania (7,0%) y Bélgica (6,2%), y 0,6 puntos por encima de la media de la UE (5,4%).

En cuanto al número de personas empleadas en el sector de la construcción únicamente la región francesa de Île de France (con 544.000 personas ocupados) y la italiana de la Lombardía (255.000) tuvieron mayor número de trabajadores en la construcción en toda Europa que Cataluña (213.000) y la Comunidad de Madrid (208.000). Un dato representativo de la vuelta a los malos hábitos de la burbuja inmobiliaria de 2008, teniendo en cuenta que España es el país con más porcentaje de personas viviendo en pisos de toda Europa (66%), por lo que el espacio ocupado sobre plano es menor, y que la CAM casi duplica el espacio medio dedicado a fines residenciales en Europa (2,9%) con el 5,4%. Únicamente Baleares la supera en nuestro país, con el 8,6%. Del resto de comunidades autónomas ninguna supera el 3%.

En conclusión, la investigación del organismo europeo muestra cómo el sector inmobiliario español vuelve a registrar cifras similares a las de los años de la burbuja inmobiliaria de 2008. El FMI ya ha avisado de la preocupante subida del precio de la vivienda de este octubre –un 22,2%–, con una gran diferencia en el alto precio del alquiler, modalidad a la que acceden la mayoría de los menores de 29 años, y en la capacidad de ahorro y acceso a hipotecas de las familias, que ha demostrado cómo el bache pandémico puede llevar a un aumento del endeudamiento superior al de la última crisis.