1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Robert Fishman / Politólogo

“A los gobernantes españoles les cuesta asumir que el papel del ciudadano no acaba en el momento de votar. A los portugueses, no”

Mónica Andrade 5/12/2021

<p>El politólogo Robert Fishman en una imagen de archivo.</p>

El politólogo Robert Fishman en una imagen de archivo.

Rosa Muñoz

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Casi treinta años de investigación sustentan el nuevo libro de Robert M. Fishman (Virginia Occidental, 1955), Práctica democrática e inclusión, editado por Oxford University Press (2019) y publicado recientemente en España por Catarata. A lo largo de todo ese tiempo, este prestigioso académico, doctorado en Yale y profesor desde hace algunos años en la Carlos III, ha estudiado comparativamente la calidad de la democracia en España y Portugal.

Fishman vive en Madrid y se declara un entusiasta del país, pero su conclusión es que Portugal tiene una democracia más inclusiva que España. A pesar del “éxito” que supuso desmantelar en España un régimen autoritario, Fishman cree que la transición generó “unos supuestos culturales cada vez más asimétricos que redujeron el terreno de la igualdad política a algo bastante cercano al mínimo requerido para una democracia representativa”. En esta conversación por Zoom, Fishman resume sus ideas, llenas de matices, sustentadas en multitud de datos que ha obtenido a lo largo de su amplia carrera, y con su español perfecto y un acento yanqui que recuerda al de aquel personaje que hacía Gabino Diego en Amanece que no es poco.

La principal conclusión que se extrae del libro es que la práctica democrática en Portugal es bastante más inclusiva o mucho más inclusiva que la española. ¿Eso es así?

Sí. Desarrollé esa idea de forma provisional en un momento bastante inicial del estudio, porque conocía bien la política española. Luego tuve que estudiar algunas de sus facetas de manera más detenida y profunda, pero ya llevaba muchos años estudiando y siguiendo la política española. Luego hice el mismo trabajo para Portugal. Y sí, esa idea es una idea central del libro.

El hecho de que la Revolución de Abril la hicieran los capitanes y no los generales tiene una importancia extraordinaria en el devenir histórico de Portugal. ¿Por qué?

Este es un hecho crucial. Que fueran los capitanes hace que sea una revolución que pone en cuestión la jerarquía institucional dentro de las Fuerzas Armadas y luego en el resto de la sociedad. Dentro del Ejército, porque los capitanes tuvieron que desobedecer a los cargos superiores, generales o almirantes, y lo mismo hicieron los soldados de a pie. Eso hizo que la cohesión y la disciplina interna de las Fuerzas Armadas se fuera deshaciendo y que el Estado perdiera la capacidad de utilizar la cohesión y la fuerza para limitar las reivindicaciones y las movilizaciones sociales, una dinámica característica de las revoluciones sociales.

¿Cómo influye eso en los cambios que se van produciendo y en comparación con España?

En Portugal, el Estado pierde la capacidad coercitiva durante unos momentos muy concretos de la revolución. Por otro lado se tienen muy en cuenta las demandas que llegan desde abajo. Más o menos al mismo tiempo, en España surgían reivindicaciones e inquietudes también desde abajo pero estaban muy influidas por las limitaciones impuestas por las fuerzas políticas que controlaban la situación y el cambio de régimen. Eso implicaba no solo al gobierno liderado por Suárez, sino también a las fuerzas de seguridad, que mantuvieron su capacidad jerárquica de utilizar la fuerza cuando así lo decidieron las autoridades. Esa diferencia hace que en los dos países se construya de manera muy diferente la idea de lo político y de la propia democracia.

Afirma que, durante la Transición, en España hubo miedo a la reacción de los sectores antidemocráticos y que eso implicó que la izquierda se moderara en sus demandas. ¿Qué consecuencias tuvo esa actitud?

Durante esos años, la izquierda fue cambiando sus objetivos, reduciendo sus expectativas. Un elemento claro tiene que ver con la forma del Estado, república-monarquía. El Partido Socialista, no todos sus miembros, claro, creyó al principio que posiblemente se podía restaurar una república y la bandera republicana –que todavía podía verse en algunos actos del partido–, pero esa idea fue desapareciendo. También el Partido Comunista cambió a lo largo del proceso. Pero esa idea de que había que limitar las expectativas y las aspiraciones no correspondía solo a los líderes políticos sino que también surgía desde abajo. Las gentes temían el riesgo de una involución y el 23F dio un apoyo considerable a los que tenían esa preocupación.

¿Se pudo haber hecho de otra forma la Transición española?

Creo que la propia transición no se podría haber hecho de una manera muy diferente, pero sí la post Transición. 

¿Cuándo se inicia esa post Transición?

A partir del 82. El  sistema de partidos cambia drásticamente con la práctica desaparición de la UCD y el surgimiento de Alianza Popular –luego Partido Popular–. Y el PP no es lo mismo que la UCD. Ese cambio es importante también para el Partido Socialista, porque necesita llegar a acuerdos institucionales con los que están a su derecha. Y el hecho de que el que había sido el actor principal desapareciera y que su “sustituto” estuviera más a la derecha a partir de octubre del 82 hace cambiar también al Partido Socialista. Por otro lado, el Partido Socialista en ese contexto empieza a tomar una serie de decisiones que desplazan algunas aspiraciones sociopolíticas, económicas y socioculturales del propio partido. Ese cambio tuvo consecuencias desafortunadas.

Otro de los elementos centrales de su libro es la consideración que reciben las demandas sociales expresadas a través de las manifestaciones. En España hemos tendido a verlas como elementos “desestabilizadores” y “peligrosas”, mientras que en Portugal los manifestantes son considerados actores políticos relevantes ¿Cómo influye políticamente esta circunstancia?

Influye de una manera decisiva. La política socioeconómica en Portugal refleja la sensibilidad que los gobernantes tienen hacia las demandas que vienen desde abajo, lo que no quiere decir que las asuman todas. Sin embargo, en muchas ocasiones han cedido ante esas demandas y eso ha ocurrido con gobiernos de izquierdas y de derechas. En 2012, en plena crisis, ambos países tenían ejecutivos de derechas y en Portugal fueron capaces de asumir demandas de las masivas movilizaciones y, además, reconocerlo ante la opinión pública. Sería muy difícil encontrar declaraciones similares en un gobierno de derechas en España, donde incluso los gobiernos de izquierda o centroizquierda han visto a los manifestantes, en algunas ocasiones, como algo preocupante. Yo creo que cuando los manifestantes no están intentando tomar el poder, sino simplemente quieren expresar su descontento y / o influir en la toma de decisiones deben ser escuchados. El papel del ciudadano no acaba en el momento de votar y eso lo entienden muy bien los gobernantes portugueses. A los españoles les cuesta asimilar esa idea.

De hecho, en Portugal las manifestaciones suelen acabar a las puertas de la Asamblea de la República, mientras que aquí está prohibido. Lo recoge incluso la propia Constitución que prohíbe la presentación de peticiones al Congreso de los Diputados mediante manifestación. ¿Es algo simbólico?

Sí, lo es. En Portugal entienden que las manifestaciones son centrales en la constitución de la democracia mientras que en España se contemplan como alejadas de la representación de la voluntad de los ciudadanos expresada en la composición del Congreso de los Diputados. Un político portugués, que fue ministro en la época de la Revolución, cuenta que muchas veces se asomaba a la ventana junto al primer ministro para observar a los manifestantes que estaban delante de la sede del Gobierno y se daba cuenta, dice él, de que más que un actor político era un espectador. No creo que haya ningún político español que diga eso.

Su investigación apunta a que las asimetrías en el tratamiento del pasado en España implicaron la exclusión tácita de iniciativas judiciales y políticas, especialmente las que encajan en el epígrafe de justicia transicional. Precisamente ahora se está debatiendo una reforma de la Ley de Memoria Democrática.

Hay una perspectiva que algunos han adoptado que sugiere que fue necesaria una reinvención o reinterpretación del pasado que ayudó a enterrar las grandes divisiones del país, que fue necesario para la transición. Es solo una media verdad. Lo que ocurrió entre otras cosas es que la propia evolución de la transición llevó a intensificar la reinterpretación del pasado, en parte por cálculos y estrategias políticas. Puede ser que fuera necesario al principio, hasta 1981. Pero una vez que fracasa el 23-F y el PSOE se hace con una mayoría absoluta se abre un nuevo capítulo. En ese momento se abrió una oportunidad para repensar la forma cultural de entender el pasado, el presente y el futuro y no se aprovechó. Los españoles tuvieron que esperar más de una década a que surgieran las primeras iniciativas –fundamentalmente desde abajo– en relación con las fosas y el olvido del pasado. En ese sentido, otros países han hecho más por construir la política de manera más incluyente. Los actores políticos españoles podían haber hecho una interpretación cultural diferente con el objetivo de profundizar la democracia y acercarse a los recuerdos de los mejores elementos de la República. Se hizo todo lo contrario y hubo que esperar a la victoria de Zapatero en 2004 para que muchos símbolos del régimen franquista pudieran quitarse de los lugares públicos. Una de las cosas que resulta más difícil de entender para gente que no es española es que siga habiendo en Madrid una calle dedicada a los Caídos de la División Azul. Ya sé que un gobierno municipal lo intentó cambiar y que fueron los tribunales quienes lo impidieron, interpretando que ese cambio no se podía vincular a la Ley de Memoria Histórica. Ese hecho refleja las asimetrías en lo que respecta a la interpretación del pasado. Creo que se podría haber hecho más y se podría haber hecho antes.

¿Cree que los españoles han idealizado la Transición? A menudo se subraya su carácter pacífico, pero lo cierto es, como recoge en su libro, que sobre todo durante los primeros años hubo un número elevado de víctimas mortales como consecuencia de la fuerza coercitiva del Estado.

Este punto es muy importante. Yo he aprendido mucho del importante trabajo de mi amigo y colega Ignacio Sánchez-Cuenca, que ha hecho aportaciones valiosas sobre este tema concretamente y sobre la idoneidad de la Transición. Yo creo que los propios españoles están muy divididos. Hay mucha gente que dice que fue ejemplar, pero la paradoja es que una parte de los que lo dicen no defienden realmente el espíritu de la Transición. Algunos de los que se declaran hoy constitucionalistas no defienden elementos importantes ni de la Constitución ni de su espíritu. También hay quien piensa que no fue modélica. Mi opinión es que fue ingeniosa, exitosa, difícil de llevar a cabo y que se hizo bien, en general, bajo condiciones muy difíciles, pero no diría que fue modélica porque hubo que asumir algunas necesidades desafortunadas impuestas por condiciones. Para mí el error es interpretar que lo que se hizo representa lo ideal desde una perspectiva democrática cuando, en muchos casos, lo que representa es una necesidad. No se pueden convertir las necesidades políticas de un momento difícil en objetivos ideales de la democracia.

¿A qué elementos de la Constitución se refiere?

Fundamentalmente la plurinacionalidad. La Constitución hace guiños hacia al pluralismo y reconoce el hecho diferencial de Cataluña, País Vasco y Galicia. Además, los acuerdos políticos de esa época reconocen que la representación política se expresa a nivel provincial, no a nivel general de todo el Estado. No hablo aquí solo de la Constitución sino de toda la legislación de la época. Hay una voluntad fundadora de la democracia española que consiste en dar posibilidades de representación a las fuerzas nacionalistas. La idea fundamental de las fuerzas fundadoras de la democracia fue incorporarlas porque defendían una perspectiva muy importante dentro de las instituciones y dentro del juego legal institucional. Esa voluntad fue esencial. No entiendo cómo alguien que se dice constitucionalista defienda la idea de que es ilegítimo que un partido nacionalista vasco o catalán forme parte de la mayoría parlamentaria que da lugar a la formación de un gobierno. Esa idea rompe con el espíritu de la Constitución.

Hablemos de la crisis catalana. Usted cree que la manera en la que se abordó confirma los problemas de inclusión de la democracia española. ¿Se podría haber hecho de una manera?

Sin duda. Creo que se cometieron graves errores. Querría señalar algunos momentos clave. El primero es la reacción de las fuerzas políticas ante el Estatut de 2006. La crisis se podía haber solucionado entonces, pero se echó abajo la solución por la insistencia de algunos elementos de la derecha y luego por una mayoría desafortunada en el Tribunal Constitucional que defendió la idea de que algunos aspectos claves del Estatuto eran anticonstitucionales. Fue un grave error desde la perspectiva de la unidad territorial de España porque ese Estatuto conseguía consolidar la unidad territorial en un país que tiene distintas identidades nacionales. En segundo lugar, el hecho de que el gobierno de Artur Mas y el gobierno central –que tenían mucho en común– no llegaran a acuerdos durante los años de crisis en asuntos muy concretos de política económica y territorial cuando lo habían hecho otros gobiernos de esencialmente las mismas tendencias políticas. A ninguno de los dos pareció convenirles pero creo que la responsabilidad principal fue del Partido Popular. Fue un enorme error  sobre todo, porque ellos defendían y defienden la unidad territorial de España y su decisión de no ceder en negociaciones con la Generalitat fue contraproducente. También lo fue luchar judicialmente contra la consulta no vinculante del Gobierno de la Generalitat del año 2014. Una gran mayoría de los catalanes creía que era legítimo expresar su opinión sobre el estatus de Cataluña. Pero es que, además, la consulta incluía tres opciones: una independentista, otra para mantener el statu quo y una opción que podríamos llamar tercera vía o federalismo plurinacional dentro del marco general del Estado español. De hecho, la encuesta de la propia Generalitat, justo después de esa consulta no vinculante, refleja que el apoyo a la independencia cayó a menos del 40 por ciento. Vinculo esa caída a la visualización de la “tercera vía” federalista en la consulta.  No entiendo cómo no se aprovechó esa circunstancia para consolidar la democracia e incorporar de forma exitosa la voluntad  mayoritaria de los catalanes.  Una mayoría muy clara era partidaria de un mayor reconocimiento del carácter distintivo de Catalunya pero de forma simultánea una mayoría muy clara era partidaria de mantenerse dentro de España. 

¿Fue un error político o hubo tacticismo electoral?

No estoy seguro del todo. Creo que hubo algo de las dos cosas pero que la falta de visión y de comprensión del Gobierno entonces en el poder en Madrid les llevó a decisiones y actuaciones muy, muy contraproducentes.

A partir de ese momento asistimos a un fuerte crecimiento de Vox...

Sí, pero además añadiría otro factor que también se produce en otros países. El olvido del legado de las dictaduras de derechas que se vivieron en Europa en el siglo XX.

Cambiemos de tema y hablemos de empleo, del que también se ocupa en su libro. Portugal siempre ha tenido un desempleo notablemente más bajo que el español ¿A qué se debe esa diferencia?

Yo resaltaría dos factores. Por un lado, la diferencia en la estructura y el funcionamiento del sistema financiero y, por otro, la temprana y masiva incorporación de las mujeres portuguesas al mercado laboral. En Portugal, el banco más importante es público y entiende que su misión es servir a intereses públicos. Eso hace que se preocupe por los créditos a las pequeñas y medianas empresas y, por lo tanto, por la creación del empleo. En España, sin embargo, domina la idea de que son el mercado y la regulación del mercado de trabajo los elementos que influyen en la creación de empleo. En cuanto a la cuestión de género, hay una teoría muy importante de Esping-Andersen que defiende que la incorporación de las mujeres es especialmente importante para que haya empleo suficiente en una economía posindustrial. Y eso es lo que ocurrió en Portugal inmediatamente después de la Revolución, junto con otros cambios sociales muy profundos.

Podríamos hablar de un tercer factor que tiene que ver con la orientación de los  economistas en ambos países. En Portugal, han mirado hacia los neokeynesianos y se han preocupado fundamentalmente por la creación de empleo. Han escuchado a economistas progresistas estadounidenses como Stiglitz y Krugman. En España, durante la Transición, se enfrentaron a dos grandes problemas: inflación y desempleo; y decidieron dar prioridad a la lucha contra la inflación.

Más enfocados hacia el ordoliberalismo alemán.

Eso mismo.

Dedica un capítulo a estudiar las prácticas de otros actores políticos, como los medios de comunicación, y observa que las prácticas institucionales en Portugal son más participativas y anti jerárquicas, lo que contribuye a la inclusión política. ¿Qué diferencias ha apreciado?

Algunos  periodistas españoles han señalado que tienen una presión desde arriba para transmitir una determinada versión de los hechos. En Portugal eso es inconcebible. Los periodistas entienden que tienen una autonomía de interpretación completa y la defienden a ultranza. Además asumen que tienen la responsabilidad ética de dar cabida a todas las voces, también las de los más desfavorecidos. Esa visión viene de la revolución, de la idea inclusiva de la revolución, y ha determinado en gran medida el comportamiento de los periodistas. Recuerdo un momento, justo después de que Cavaco Silva ganara la presidencia, en el que iba a producir un desalojo forzoso de migrantes de un asentamiento ilegal en los alrededores de Lisboa, en Amadora. Los principales canales de televisión cortaron la emisión de sus programas para entrar en directo desde esa barriada con entrevistas a las personas afectadas. En ese momento sospeché que había algo sistemáticamente diferente entre los dos países.

Sí, además cuenta que los responsables políticos recibieron a los portavoces de esos colectivos. En Madrid, las asociaciones que trabajan en la Cañada Real han intentado reunirse con políticos pero no lo han conseguido.

Efectivamente y creo que expresa la dimensión trágica de la diferencia entre ambos... España podría tener una democracia más inclusiva y creo que aportaría una mayor cohesión.

¿Qué tendría que hacer España para superar los déficits de inclusión que arrastramos desde la Transición?

Hay cosas que cada actor, cada grupo y cada ciudadano puede hacer por su cuenta y muchos lo están intentando. Luego hay objetivos y retos que sólo se pueden alcanzar de forma colectiva. España es un país muy dividido culturalmente entre aquellos que quisieran construir un nuevo espacio de inclusión y aquellos que quieren impedirlo. El reto no es sólo luchar para que haya inclusión, sino para que haya una conversación que incluya a todo el mundo y en el que todos estén implicados con la idea de inclusión.

En ese sentido, ¿cree que el 15M fue una oportunidad perdida?

Posiblemente sí. Fue un momento de gran expresividad y creatividad, de aspiraciones. Sin embargo, creo que el gran error se produjo en 2010, cuando un  gobierno progresista se echó para atrás de forma exagerada, aceptando como si fueran técnicamente inteligentes unas recomendaciones equivocadas, o por lo menos desafortunadas, que llegaban desde el exterior. El 15-M es en parte una respuesta desde abajo a esos errores de 2010.

 

Casi treinta años de investigación sustentan el nuevo libro de Robert M. Fishman (Virginia Occidental, 1955), Práctica democrática e inclusión, editado por Oxford University Press (2019) y publicado recientemente en España por Catarata. A lo largo de todo ese tiempo, este prestigioso académico, doctorado...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Mónica Andrade

Periodista. Nacida en Madrid y criada en Pamplona. Huye de los focos, prefiere el 'backstage'.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí