En uno de los momentos más delicados de la era Simeone, cuando el equipo acumulaba cuatro derrotas consecutivas, apareció para marcar un doblete que permitió a los rojiblancos lograr una victoria balsámica y volver a puestos de Liga de Campeones. No es la primera vez que sale al rescate cuando más falta hace. Solo hay que recordar su magnífico gol en Valladolid en el último partido de la pasada temporada que acercó el título de Liga al Metropolitano. Su caso recuerda al del empleado de una empresa cuyos jefes saben que pueden contar con él para cualquier tarea que le asignen. Quizá no sea el más dotado de los trabajadores, ni el más famoso, y aunque a veces no le salgan las cosas, no dudan de que siempre se dejará todo para cumplir a satisfacción. En el Atlético de Madrid ese empleado se llama Ángel Correa.

En un equipo donde tienes como competencia a Luis Suárez, Antoine Griezmann y João Félix, tres primeras figuras, además de a un jugador de buen nivel como Matheus Cunha, no es nada fácil hacerse un hueco para tener minutos. Lo sabe Correa y lo sabe su entrenador, Simeone, que, consciente de la valía del argentino, prefiere muchas veces utilizarlo en una posición que no es la suya, habitualmente como interior derecho, lejos de la zona que más le gusta, que es la de segunda punta, antes que dejarlo en el banquillo. Otro quizá bajaría los brazos y se excusaría en que así no puede rendir. ¿Qué hace Correa? Trabajar en silencio, esforzarse, intentar aportar siempre, sea en la posición que sea. Acostumbrado a superar serias dificultades en la vida (perdió a su padre a los diez años y tiempo después a dos hermanos, se crio en un barrio de Rosario donde abundaban las drogas y la delincuencia, y se convirtió en el sustento de su familia desde muy pequeño), no es de los que se deja amilanar por las circunstancias. Por eso Correa es un empleado ejemplar.

Hasta este momento de la temporada es el futbolista que más goles ha generado para el equipo, con siete tantos y cuatro asistencias

Pese al buen rendimiento que suele ofrecer cuando juega en su posición ideal, es muy posible que cuando Griezmann y João vuelvan a estar disponibles, Correa tenga que retrasar de nuevo su posición para poder jugar. O a quedarse fuera del once inicial y esperar a poder saltar al campo en la recta final. O a volver a ser uno de los primeros sustituidos. En ninguno de esos casos le veremos salir al campo con desgana, ni retirarse protestando y maldiciendo al entrenador, ni tirar una botella o dar un golpe al banquillo. No se le recuerda un mal gesto desde que juega en el Atleti. Algo que tras el partido ante el Rayo destacó el que fuera capitán colchonero, Gabi, que en sus redes sociales ponía este mensaje: “Como te has ganado el corazón de los atléticos sin levantar la voz. Me identifico”, acompañado de la frase “8 años en silencio”. Por eso Correa es un empleado ejemplar.

Sin jugar siempre en su posición ideal y sin ser titular en muchas ocasiones, es, sin embargo, de los que más aporta. No hay más que acudir a los números para darse cuenta de ello. Hasta este momento de la temporada es el futbolista que más goles ha generado para el equipo, con siete tantos y cuatro asistencias. Sus goles han dado nueve puntos a los rojiblancos de forma directa, al margen de su contribución con los pases de gol. Los 52 tantos que ha conseguido de rojiblanco le han hecho entrar ya en el top 30 de máximos realizadores históricos del club. De ellos, 40 los ha hecho en Liga y la mitad, 20, sirvieron para lograr abrir el marcador. Por eso Correa es un empleado ejemplar.

Ángel no olvida que, en uno de los momentos más delicados de su vida, cuando en el reconocimiento médico previo a la firma del contrato como nuevo jugador atlético se le detectó un tumor en un ventrículo del corazón que ponía en peligro su carrera, el club no se echó atrás y le apoyó en todo momento. “Está claro que yo soy muy feliz acá. Nunca lo dije, pero yo amo a este club, le debo la vida porque confiaron en mí cuando me operaron del corazón, así que voy a estar eternamente agradecido”. Su manera de devolver ese apoyo es dejarse todo por el equipo cuando tiene la oportunidad de hacerlo. Ni siquiera cuando ese mismo club tuvo años después dudas deportivas con él y estuvo a punto de intercambiarlo por otro jugador, bajó su compromiso. La cicatriz que tiene en el pecho actúa como antídoto frente a las vicisitudes del día a día. Por eso Correa es un empleado ejemplar.

El pasado año 2021, el Atleti jugó 51 encuentros entre todas las competiciones. El único de la plantilla que jugó todos los encuentros fue el delantero rosarino

Una empresa sueña con un trabajador que nunca falte a su puesto de trabajo. Ese también es Correa. Cuando otros son baja en numerosas ocasiones, bien sea por lesiones, sanciones o covid, él no falla. El pasado año 2021, el Atleti jugó 51 encuentros entre todas las competiciones. El único de la plantilla que jugó todos los encuentros fue el delantero rosarino. Oblak se quedó a un partido de igualarlo, pero no disputó el partido de Copa del Rey en Cornellá. Y tanto Ángel como el portero esloveno fueron los jugadores que más partidos de Primera, entre todos los equipos, jugaron el pasado año, 42. Claro que, de ellos, el atacante solo en cinco completó todos los minutos. Lo que hablábamos antes de no dejarse vencer por las piedras que aparecen en el camino. También por esa disponibilidad continua, Correa es un empleado ejemplar.

Habrán visto que hasta ahora no he hecho mención a las virtudes futbolísticas del jugador. Pareciera que en su haber solo hubiera valores tan positivos como el esfuerzo, el compromiso o la humildad, tanto dentro como fuera del campo. Pero es que Correa también es el mejor giro de media vuelta para deshacerse de un rival que haya visto en mi vida, un gran regateador, un más que aceptable definidor, un oportunista del área pese a no ser un nueve puro, tiene un gran disparo y la imaginación y la calidad suficiente para hacer cosas en el césped de las que se quedan grabadas mucho tiempo en la memoria de los aficionados. Y sí, también de vez en cuando, falla algún gol que parece fácil. Qué jugador no lo hace, habría que preguntarse.

Pongan ustedes en una balanza lo que le costó al Atleti, apenas 7 millones de euros, lo que ha aportado en este tiempo y díganme si no es una de las operaciones más rentables realizadas por el club rojiblanco en los últimos años. Por eso no se le puede definir de otra manera. Ángel Correa es el jugador que todo equipo debería tener: un empleado ejemplar.