interseccionalidad
8M. ¿Cómo vivimos las mujeres gitanas los cuidados?
El sistema público que imagine el feminismo no debería pivotar únicamente sobre la externalización, sino sobre el fortalecimiento de alternativas comunitarias
Tamara Clavería 8/03/2022
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Las feministas gitanas queremos ser visibles también en el Día Internacional de las Mujeres, así como contribuir a que el movimiento feminista incluya el antirracismo en su discurso y en sus prácticas. Esto exige conocer cuáles son las realidades específicas de las mujeres racializadas y, en concreto, de las mujeres gitanas. De lo contrario, por más que el movimiento hable de interseccionalidad, en la práctica se seguirá imponiendo la perspectiva de las mujeres blancas, y nuestro rol se limitará a dar un par de pinceladas en temas que no coinciden con nuestras prioridades políticas ni vitales.
Este año, Bilbo Feminista Saretzen (plataforma en la que participamos) ha centrado su comunicado en la defensa de un sistema público de cuidados. Obviamente, las feministas gitanas entendemos y apoyamos la reivindicación de que se garantice el derecho de todas las personas a ser cuidadas y los derechos de las trabajadoras dedicadas a los cuidados (un sector atravesado por las relaciones de poder sexistas, clasistas y racistas). Cuestionamos los roles de género impuestos y la obligación histórica de las mujeres a cuidar.
Nuestras familias siguen siendo extensas, por lo que podemos organizarnos para cuidar no solo a las criaturas, personas mayores y enfermas, sino incluso para apoyar a quienes se dedican al cuidado intensivo. Por ello, no solemos recurrir a servicios como las guarderías o las residencias, salvo en excepciones como la atención a personas con necesidades especiales (alzhéimer, por ejemplo).
El respeto a las personas mayores (a las que nombramos como tías y tíos) es uno de los valores prioritarios en la cultura gitana; su reconocimiento social aumenta con la edad. Por ello, nos resulta muy chocante la situación de soledad o de desamparo en la que se encuentran muchas de ellas. En nuestras familias, las mujeres cuidamos a nuestras madres y abuelas, y los hombres se encargan de los cuidados de los parientes varones; es una responsabilidad que asumen con orgullo.
La práctica totalidad de mujeres gitanas mayores de 65 cobra una pensión no contributiva, porque no ha tenido acceso al mercado laboral o ha trabajado en la economía informal
Teniendo en cuenta todo esto, tenemos reivindicaciones específicas, como atajar la discriminación que viven las mujeres gitanas mayores: el Estado les deniega la pensión de viudedad, porque no reconoce validez civil al matrimonio gitano. Además, la práctica totalidad de mujeres gitanas mayores de 65 años cobra una pensión no contributiva, porque no ha tenido acceso al mercado laboral o ha trabajado en la economía informal. Respecto a la atención a la infancia, reclamamos que los permisos por nacimiento y demás ayudas para la conciliación sean universales (en la actualidad excluyen a las personas que no cotizan) y de al menos un año de duración. En Amuge estamos promoviendo la corresponsabilidad por parte de los hombres, pero también defendemos que todas las mujeres que decidan maternar de forma intensiva tengan apoyos económicos y legales.
En definitiva, como antirracistas defendemos la existencia de servicios y figuras profesionales de calidad y gratuitas, que no sólo respeten la diversidad cultural, sino que tengan en cuenta la diversidad de necesidades de las familias que habitan Euskal Herria. Pero, como anticapitalistas, también creemos que el sistema público de cuidados que imagine el feminismo no debería pivotar únicamente sobre la externalización, sino sobre el fortalecimiento de alternativas comunitarias. Para materializar ese segundo reto y el lema ecofeminista de “poner la vida en el centro”, tal vez se pueda aprender algo de la cosmovisión del pueblo gitano.
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Tamara Clavería es responsable de Amuge.
Las feministas gitanas queremos ser visibles también en el Día Internacional de las Mujeres, así como contribuir a que el movimiento feminista incluya el antirracismo en su discurso y en sus prácticas. Esto exige conocer cuáles son las realidades específicas de las mujeres racializadas y, en concreto, de las...
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