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Chris Rock: qué hay de lo mío
Uno tiene derecho a criticar el trabajo del cómico, a levantarse de la silla e irse a casa, pero nunca a agredir, nunca a justificar una agresión, nunca a perseguir judicialmente el oficio del humor
Gerardo Tecé 28/03/2022
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Mientras el humorista Chris Rock se recomponía en su casa después de la hostia recibida durante la gala de los Oscar, he leído varios artículos sobre el episodio de violencia protagonizado por Will Smith con los que estoy de acuerdo. Coincido en que lo sucedido podría resumirse en tres palabras: machismo de libro. La actuación de la estrella de Hollywood deja en una horrible e incómoda posición a su mujer Jada Pinkett, condenada sin posibilidad de recurso al papel de triste damisela salvada por su maridito. Un maridito que, de paso, ataca con su violencia televisada la columna vertebral del feminismo: la educación. También estoy de acuerdo con quienes dicen que el chiste del cómico sobre la calvicie de una mujer iba cargado de machismo. ¿De todos los seres humanos calvos allí presentes sólo se le ocurrió fijarse en la falta de pelo de Jada Pinkett? La comedia es parte de la sociedad y por sus grietas también se cuelan sus defectos. Estando de acuerdo en que el machismo impregna y explica toda la escena, echo de menos sin embargo una defensa clara de la principal víctima de lo sucedido: el humorista –subrayen lo de humorista– Chris Rock.
Nunca es tarde para recordar –y una agresión en prime time es una ocasión estupenda– que el humor vive eternamente perseguido. Algo que asumimos con normalidad. Tanto que, incluso con una agresión de por medio, dejamos esta persecución en segundo plano para centrarnos en otros debates. Y, si la ponemos en primer plano, suele ser para justificar la brutalidad: “Mal por Will Smith, pero es que el chiste era muy desafortunado”. A veces toca recordar lo obvio y lo obvio es que Chris Rock no era más que un trabajador ejerciendo su oficio en el momento en el que fue atacado. Un oficio tan solicitado cuando se necesita generar un rato distendido como maltratado y abandonado cuando las cosas se tuercen. Si un bombero tiene respaldo social para destrozar a hachazos las puertas y ventanas que considere necesarias sin que se le pida indemnización, si entendemos que el médico tiene el deber de tomar decisiones que a veces pueden salir mal y no pedimos encarcelarlo por asesinato, ¿por qué cuesta tanto entender que el cómico debe poder saltarse la línea de la comodidad, de lo socialmente correcto, que debe poder transgredir sin miedo a ser agredido? Durante la Edad Media, si el bufón de palacio bromeaba sobre el rey, este entendía que ese era el oficio del tipo al que le daba unas monedas. Si, en un mal día, el rey se ofendía y ordenaba que le cortasen el cuello, quedaba el consuelo de que aquello era mal visto por los habitantes de la corte. ¿De verdad hemos ido para atrás?
Visto lo visto no estaría de más que Chris Rock, que demostró una profesionalidad gigante –“me ha pegado una hostia Muhammad Ali y aquí estoy”–, se plantease en el futuro acordonar el escenario con una cinta en la que pusiera “cómico trabajando”. Tampoco estaría de más que llevara un casco. Por si acaso. Quizá, si los cómicos tomasen medidas preventivas de este tipo, los Will Smith de turno –los que agreden y los que justifican– recuerden que, a no ser que queramos vivir en un mundo libre de ofensas –poderse se puede, los talibanes lo han conseguido–, la comedia debe ser un espacio protegido en el que la libertad para saltarse la línea sea sagrada. ¿Se imagina Will Smith que el tiroteo que protagoniza en una de sus películas le fuese respondido con un disparo real?
Uno tiene derecho a criticar el trabajo del cómico, a levantarse de la silla e irse a casa, a nunca más volver a ver un espectáculo de quien nos resultó desagradable, pero nunca a agredir, nunca a justificar una agresión, nunca a perseguir judicialmente –no hay que irse a Hollywood, ¿verdad, España?– el oficio del humor. Que en 2022 haya que seguir explicando esta mierda sí que se merece una peli. Con una sociedad así sería una comedia, claro.
Mientras el humorista Chris Rock se recomponía en su casa después de la hostia recibida durante la gala de los Oscar, he leído varios artículos sobre el episodio de violencia protagonizado por Will Smith con los que estoy de acuerdo. Coincido en que lo sucedido podría resumirse en tres palabras: machismo de...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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