Los que han criticado con dureza al Atlético de Madrid por no hacer pasillo en el último derbi al Real Madrid, como señal de homenaje por ser campeón de Liga, y han tildado la decisión de ridícula o vergonzosa deberían de ser consecuentes con lo que dijeron hace unos años, cuando el equipo merengue hizo lo mismo. Más que nada para que la hemeroteca no les deje mal deberían preguntarse alguna que otra cosa. Por ejemplo: ¿qué ha pasado para que lo que debería ser un gesto de respeto y caballerosidad haya degenerado hasta el punto de que toda una afición lo sienta como una humillación? Y, ¿cómo es posible que profesionales de la comunicación se sientan más ofendidos por esta decisión que los que deberían haber recibido el gesto, que no han dicho nada al respecto?

¿Alguien duda del regocijo, la mofa y el cachondeo que a costa del pasillo hubieran mostrado más de uno y de dos tertulianos?

Digamos de inicio que no hay ninguna normativa que obligue a un equipo a hacer un pasillo a otro cuando este queda campeón de algún torneo. Es una deferencia que puede tener siempre y cuando se sienta cómodo al hacerla y no le suponga ninguna contrapartida negativa. Y aquí es donde empieza el problema. Que el Atleti tuviera ese reconocimiento público hacia el conjunto madridista no era una cosa de cinco segundos, como han dicho muchos opinadores. Hacer eso trae consigo una pesada mochila. La de las portadas al día siguiente convirtiendo algo bonito en un símbolo de prepotencia y sometimiento, la de los pósteres para el recuerdo, la de la imagen repetida hasta la saciedad en programas televisivos para crear morbo y audiencia. ¿Por qué va a tener que prestarse el Atlético como club a generar eso? ¿Para que otros hagan negocio a su costa? 

Este argumento no es una ensoñación de los atléticos. Es algo que ya se ha visto en los medios. Los que hablan de oportunidad perdida para transmitir valores y educación a los más pequeños podían haber predicado con el ejemplo hace años, cuando hubo portadas, como una del diario Marca, en la que se titulaba: “Barça, es aquí”, sobre una foto del césped del Bernabéu en la que aparecían unas rayitas rojas señalando donde debían ponerse los azulgranas para realizar el pasillo. O el póster del día siguiente con la imagen de ese momento y la palabra ‘histórico’ bien grande. ¿Alguien duda del regocijo, la mofa y el cachondeo que a costa del pasillo hubieran mostrado más de uno y de dos tertulianos y comentaristas con posterioridad y que se seguiría utilizando incluso mucho tiempo después? ¿De los memes, las fotos y las bromas que hubieran tenido que aguantar los seguidores rojiblancos tanto en redes sociales como en persona? ¿Por qué tienen que pagar ese precio a cambio de que su equipo tenga un gesto deportivo?

Sí, el Atleti podía haber obviado todo eso, podía haber estado por encima de comentarios de tertulia y redes sociales, como le reclamaban desde la opinión publicada, y haber hecho el pasillo para dar el gusto a todos los que se lo reclamaban desde antes de que el Real Madrid fuera campeón. Pero miren por donde, pensó en su afición, algo que no es muy habitual –se lo aseguro–, así que por una vez que lo hacen, no seré yo el que se lo critique. Y no, no se trata de que si la afición se quiere tirar un día por un puente el club vaya detrás, como he escuchado a algún compañero, se trata de respetar la sensibilidad de tu masa social, que son los que pagan, los que viajan, los que te apoyan en los malos momentos. Lo tendrían que haber hecho muchas más veces y para temas más importantes que este.

La deportividad debe ser bidireccional o no lo es

Los acusadores ponen de ejemplo que el Getafe o el Barcelona le hicieron pasillo al Betis por haber quedado campeón de la Copa del Rey, pero las circunstancias no se pueden comparar.  ¿Acaso piensan que los seguidores de esos equipos han tenido que aguantar lo de los atléticos? ¿Ustedes han oído o leído algo sobre esos pasillos más allá de reseñar el hecho durante las retransmisiones en el momento que se producía? No, solo lo utilizan como arma arrojadiza contra el Atleti. Estoy seguro de que en una situación normal, en la que no haya que pagar un peaje, palabra que utilizó el club colchonero en el comunicado que hizo llegar a los medios sobre este asunto, los de Simeone tampoco habrían tenido problema en hacerle el pasillo a los verdiblancos, ni a muchos otros equipos. Pero lo que han tenido que escuchar y leer desde hace unas cuantas semanas está muy alejado de lo que debería ser normal. Algunos, para criticar la ausencia del pasillo, hasta han mezclado en sus artículos el estilo de juego de Simeone y los fichajes realizados por el cluben los últimos años. Todo muy coherente.

Porque, efectivamente, hacer el pasillo no debe tomarse como una humillación ni un escarnio por el que lo realiza, pero si se parece mucho al significado de esas palabras todo lo que el Atleti, y más concretamente su afición, soportó antes del partido y tendría que haber aguantado después. Todo lo que no sea contemplar esa variable a la hora de dar opiniones y emitir juicios de valor sobre este asunto supone, bajo mi punto de vista, un análisis desvirtuado e interesado. Si lo vivido sirviera para que todos los actores que intervienen en el deporte, y más concretamente en el fútbol, reflexionaran sobre el papel que deben tener y la responsabilidad de cada uno en que prime el respeto y los valores deportivos por encima de otros intereses, habría que darlo por bueno. Pero mucho me temo que no aprenderemos nada y que la culpa la seguirá teniendo el otro. La deportividad debe ser bidireccional o no lo es.