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Pegasus y el golpismo ‘wannabe’: qué sabemos y qué intuimos
La mala noticia es que estamos ante algo profundamente peligroso. La buena es que esta antesala del golpismo está liderada por quienes, insertados en las estructuras del Estado, no tienen capacidad para ir más allá
Gerardo Tecé 2/05/2022
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La regla número uno del CNI es no hablar del CNI, despachaba hace unos días Margarita Robles en plan Brad Pitt sin camiseta la noticia publicada por The New Yorker sobre el espionaje en teléfonos móviles de líderes catalanes con el programa Pegasus. Tras quitarle hierro al asunto proclamando al mundo su desconocimiento sobre el ecosistema político-mediático –no sé quién es el New Yorker ese–, la ministra de Defensa o, quizá, alguien del Gobierno con más querencia que ella por aquello de la democracia, se puso a comparar la lista de encargos de espionaje registrados con el total de nombres publicados por la investigación norteamericana y vio que le salía a devolver. Como no teníamos constancia de operaciones en torno a muchos de los nombres publicados, decidimos revisar el teléfono del presidente, no fuera a ser qué, explicaban hoy en rueda de prensa la portavoz del Gobierno y el ministro de la Presidencia. Y resultó ser que qué.
Si en el mundo de la inteligencia estatal un pinchazo telefónico lo es todo, en el mundo de la política el todo son las formas. Y el Gobierno, tras sacudirse como pudo la información de la semana anterior, ha decidido convocar de urgencia y siendo festivo en media España a los medios de comunicación para lanzar la bomba: el presidente y la ministra de Defensa han sido espiados con Pegasus. Es decir, el Gobierno ha decidido darle perfil alto a un asunto que, siguiendo el primer impulso de Margarita Pitt, podría haberse quedado en investigación de puertas para adentro que no hiciese ruido. Usando el SCI –sentido común de inteligencia– podríamos deducir que el Gobierno ha movido ficha. ¿Para qué? Aún no lo sabemos, pero pistas hay. Escuchemos la comparecencia de prensa como un espía escucha un pinchazo: atentos a los pequeños detalles, que es donde están los nutrientes.
El Gobierno, mediante sus portavoces, aseguraba hoy en rueda de prensa que el robo de datos al presidente Sánchez con el programa Pegasus ha sido “externo”. Mucho cuidado con esta expresión, porque es clave para que, en esta investigación nuestra sin pinchazos ni más medios que el SCI, podamos acercarnos a entender qué puede estar pasando. Externo no es lo mismo que extranjero y eso ha quedado claro en la comparecencia. Cuando hablamos de “externo” estamos hablando de que el espionaje y el robo de datos a teléfonos de miembros del actual Gobierno no han surgido de organismos del Estado –CNI– siguiendo los cauces oficiales y legales. Es decir, en este contexto, “externo” no quiere decir nada. Porque externo fue el GAL, externo fue que el PP usase en su día a la policía para destruir pruebas de su corrupción y externas son, en general, todas las prácticas de unas cloacas del Estado que el actual Gobierno, en una maniobra buenista –a veces el uso de esta palabra sí tiene sentido– asegura que ya no existen.
Externo podría querer decir que las maniobras ilegales cometidas por el Estado Profundo –ese al que nadie vota, pero que se considera legítimo guardián de la España fetén– están internísimamente metidas en el funcionamiento del día a día del Estado. Y desbocadas. ¿Puede haber sido un Gobierno extranjero el autor del delicadísimo robo de datos al presidente del Gobierno de España? Puede. Pero los antecedentes y el SCI recomiendan que, primero, miremos en casa. Si del CNI no se puede hablar, imaginen lo poco que sabemos de las relaciones íntimas entre el Centro Criptológico Nacional, organismo al que ha acudido el Gobierno para averiguar si el espionaje había llegado al presidente y sus ministros, y el CNI, organismo al que los criptólogos estatales pertenecen. En una democracia plena como la que presume habitar el ministro Bolaños, deberíamos pensar que este hallazgo del Centro Criptológico Nacional es un hallazgo del CNI. Pero, entonces, si damos por hecho que vivimos en una democracia de cinco sobre cinco en Tripadvisor, ¿por qué los portavoces del Gobierno no hablan de origen extranjero, sino externo? ¿Por qué dejan la puerta abierta a que la jugarreta pueda haber surgido en casa? ¿Por qué se elige dar perfil alto a este anuncio dejando el balón en el tejado de un CNI que, una de dos, o reconoce la cloaca o reconoce que le han marcado un gol y se le han metido hasta la cocina de la forma más bochornosa para un centro de inteligencia, robándole los datos al presidente? El SCI podría concluir que lo de hoy es una jugada del Gobierno buscando que ese balón esté en ese tejado. De lo que podemos inferir que lo mismo, llámenme sibarita, el cinco sobre cinco en Tripadvisor es más que excesivo, ya que el Gobierno elegido democráticamente no controla un Estado Profundo que, al igual que salpica a parte de la policía –oh, sorpresa– podría salpicar al CNI.
La mala noticia es que, si esto es lo que parece, estamos ante algo profundamente peligroso y antidemocrático que no quedará en lo hoy anunciado por el Gobierno. Si ha sido hackeado el móvil de la amiga Margarita Robles, imaginen el de, por ejemplo, quien fuera vicepresidente, Pablo Iglesias –no hagas gasto público, Pablo, ni te molestes en pedir que lo comprueben– o el de cualquier miembro del partido declarado enemigo número uno del Estado Profundo. La buena noticia es que este peligro democrático, esta antesala del golpismo que ya es parte del paisaje, parece estar formada por golpistas wannabe, un quiero y no puedo de salvapatrias insertados en las estructuras del Estado que, como en el 23F, se gritan que es por España, coño, pero no tienen capacidad para ir más allá. De momento. La capacidad futura que los wannabe tengan para maniobrar en las sombras dependerá de la reacción política ante estos escándalos. La ministra de Defensa y jefa del CNI, Margarita Robles, ayer despejando balones y hoy afectada por el espionaje, es el ejemplo perfecto de lo que no hay que hacer. De cómo ese postureo tan manido del supuesto sentido de Estado solo sirve, demasiadas veces, para ser cómplice de cacicadas de Estado como ante la que podríamos estar.
La regla número uno del CNI es no hablar del CNI, despachaba hace unos días Margarita Robles en plan Brad Pitt sin camiseta la noticia publicada por The New Yorker sobre el espionaje en teléfonos móviles de líderes catalanes con el programa Pegasus. Tras quitarle hierro al asunto proclamando al mundo su...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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