DESIGUALDAD
El escudo social evitó que la desigualdad creciera un 80% en la pandemia
Los inmigrantes y los jóvenes fueron los principales beneficiados con la protección estatal, que llegó a atenuar el incremento del índice de Gini en 12 y 10 puntos, respectivamente
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 9/06/2022
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El Observatorio Social de la Fundación “la Caixa” ha publicado un interesante informe sobre el impacto de la pandemia, y de la reacción gubernamental en forma de ayudas, en la desigualdad en el Estado español. Para el análisis se han contabilizado más de tres millones de nóminas, y los resultados muestran que el índice de Gini aumentó en más de 10 puntos (lo que representa un histórico 25% de incremento) entre febrero y abril de 2020, cuando que llega la amenaza de la pandemia y, después, el confinamiento más estricto.
La investigación tiene como objetivo esclarecer en qué medida influyó la protección estatal, con medidas como los ERTE, a la hora de evitar que la desigualdad se disparase.
Según los resultados expuestos, la llegada de las ayudas públicas supuso un verdadero vuelco en las cifras. El estudio pone el ejemplo del mes de julio, cuando el escudo social ya se había implantado con solidez; lejos de los grandes repuntes de marzo y abril, el índice de Gini solo aumentó entonces en 1,3 puntos con respecto a los niveles previos a la llegada del coronavirus.
Es importante tener en cuenta que la protección estatal ha servido también para reducir los impactos en los grupos de población más vulnerabilizados por el sistema socioeconómico. En este caso, inmigrantes y jóvenes sufrieron la peor parte del golpe de la crisis, alcanzando ambos en el segundo trimestre de 2020 los 14 puntos de variación respecto a febrero de ese mismo año. Sin embargo, tras aplicar la variante de las ayudas públicas movilizadas, el índice de Gini en dicho período solo aumenta en 4 puntos para los y las jóvenes, y en algo más de 2 puntos para las personas nacidas en el extranjero.
Pero no solo se protegió a quien más lo necesitaba, puesto que las gráficas publicadas en el informe muestran, por ejemplo, cómo el incremento de la desigualdad en la población adulta pasó –también en el segundo trimestre de 2020 y con febrero como referencia en la variación– de rozar los 10 puntos a una subida de tan solo 2 puntos.
Entre las conclusiones del estudio, se afirma que el trabajo ha sido el principal vector de desigualdad durante la recesión generada por la covid-19, con una característica muy propia del Estado español: influye muchísimo más la caída del empleo que la dispersión salarial. En concreto, un 90% del incremento en la desigualdad entre febrero y abril de 2020 respondió a cambios en las tasas de empleo. Por ponerlo en perspectiva, durante la crisis de 2007, el promedio de la OCDE fue de un 18% de aumento de la desigualdad ligado a caídas en el mercado de trabajo. Una realidad prácticamente opuesta a la que se vive en España.
Así, se intuye una gran relevancia de medidas como los ya mencionados ERTE. Para confirmarlo, se aportan cifras tan rotundas como que las prestaciones relativas al desempleo redujeron hasta en un 80% el potencial incremento de la desigualdad de carácter salarial durante los meses de abril y mayo de 2020. Y no solo fue clave en los peores momentos, sino que se estima que, entre abril y julio de 2021, cuando se empezaba a ver el final de la pesadilla, las ayudas públicas siguieron conteniendo el aumento de la desigualdad salarial en un 56%.
Volviendo a los marcados sesgos de clase, raza y género que modulan el panorama laboral del país, cabe decir que, si bien la protección estatal logró reducirlos, terminaron por perjudicar a la población más precaria, migrante y femenina, por ese orden. Según los datos manejados por el informe, la probabilidad de tener un empleo para los trabajadores del quintil salarial más bajo se redujo con la pandemia un 23% más que en el caso de aquellos pertenecientes al quintil más alto. Por su parte, las personas nacidas en el extranjero llegaron a tener un 11% menos de posibilidades de encontrar trabajo que la población española y las mujeres experimentaron una brecha del 4% con respecto a los hombres.
Sin salir del plano de las cosas a mejorar, la eficiencia en la gestión ha sido una de las trabas según esta investigación. Y no es un asunto menor. Con tan solo un 1% más de casos resueltos en menos de 15 días se habría logrado que la desigualdad después de las ayudas públicas hubiese crecido un 9,2% menos de lo que lo hizo.
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CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’
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