ELECCIONES FRANCIA
Las legislativas limitan el poder de Macron
El presidente francés pierde la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y su mandato se adentra en aguas inciertas. El voto de protesta lanza al frente unitario de las izquierdas y refuerza a la extrema derecha
Enric Bonet / Pablo Castaño 20/06/2022
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El escaso entusiasmo que suscita en Francia el proyecto neoliberal de Emmanuel Macron ha desembocado en una situación muy complicada para el presidente francés, que ha sufrido un batacazo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas celebradas el 19 de junio. Los comicios, concebidos como un puro trámite para el partido del vencedor en las presidenciales –en el año 2000 se modificó el calendario electoral con esta finalidad–, han acabado siendo un trago difícil de digerir para el macronismo.
La coalición presidencial Juntos no solo perdió más de 100 diputados, sino que se quedó lejos de la mayoría absoluta. Este fracaso estuvo propiciado por el éxito de la estrategia unitaria de la gauche y por el poderoso avance de la ultraderecha de Marine Le Pen. Según los resultados definitivos, la alianza de partidos afines a Macron consigue 246 diputados, con lo que le faltan más de 40 para alcanzar el umbral de 289 que garantiza la mayoría en la Asamblea Nacional.
La Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) culminó su campaña exitosa logrando 147 escaños, a los que se podrían sumar alguno más de los ocho de la “izquierda plural”. El problema es que el acuerdo de la coalición contemplaba que cada partido tuviera su propio grupo parlamentario, y esto convertiría a la extrema derecha, que llega a los 89 escaños, en el principal partido de la oposición a Macron.
La gauche, a la que muchos daban por muerta a principios de año, multiplicó por tres su presencia parlamentaria (en la última legislatura tenía 57), pero la euforia de los militantes de izquierda en las primeras horas de la soirée electoral quedó ensombrecida por el espectacular resultado (y horrible para el interés general) del lepenismo.
La peor noticia de los comicios es que se confirmaron las enormes grietas del cordón sanitario
Tras una campaña anémica y errática, Reagrupación Nacional (RN) dejó en papel mojado todos los sondeos y multiplicó por once sus ocho escaños de la anterior legislatura, superando de largo el récord de 35 representantes logrado por Le Pen padre en las legislativas de 1986. La peor noticia de los comicios es que se confirmaron las enormes grietas del cordón sanitario, aún más debilitado después de que Macron equiparara a la izquierda con la ultraderecha antes del voto. La semana pasada el presidente había tachado a ambas de “antirrepublicanas”. De esta forma, el 72% de los votantes macronistas se abstuvo en la segunda vuelta en aquellas circunscripciones donde se enfrentaban un candidato de Le Pen y otro de NUPES.
“Un riesgo para el país”
Los ultras de Le Pen tendrán un 15% de los escaños, una presencia parlamentaria similar a la de Vox en España. A lo largo de esta campaña, la izquierda le ha arrebatado el liderazgo de la contestación a Le Pen, que había quedado segunda, con más del 40% de los sufragios, en las presidenciales. Los comicios confirman la división en tres bloques de la política francesa: el neoliberal (Macron), el ecosocialista (NUPES) y el ultranacionalista (RN). Sin su coalición unitaria, la izquierda hubiera obtenido muchos menos diputados debido al sistema electoral a doble vuelta, y Macron habría estado mucho más cerca de la mayoría absoluta.
Tras el bofetón electoral, los dirigentes macronistas no disimularon su disgusto. “Esta situación representa un riesgo para nuestro país”, dijo con tono dramático la primera ministra, Élisabeth Borne. Pocas semanas después de haber sido elegida al frente del gobierno, esta tecnócrata vinculada en el pasado al Partido Socialista, pero también responsable de reformas duras, está contra las cuerdas. En las filas de Juntos la acusan del desastre en las legislativas, aunque quien llevó las riendas de la campaña fue el mismo presidente.
“Estamos ante una colusión democrática”, reaccionó el ministro de Economía, Bruno Le Maire. El ambicioso número tres del Ejecutivo ratificó en la misma noche electoral la continuidad de Borne. Pero como bien saben los aficionados al fútbol, cuando a uno lo confirman en su cargo ya le pueden temblar las piernas. Las primeras víctimas del tropiezo del “extremo centro” fueron las ministras de Transición Ecológica (Amélie de Montchalin) y de Sanidad (Brigitte Bourguignon), así como la secretaria de Estado del Mar, Justine Bénin. Tras perder en sus circunscripciones, las tres tuvieron que dimitir, según una regla no escrita de la política gala.
Macron no se pronunció sobre los resultados ni desveló sus intenciones. Su segundo mandato empieza inmerso en un laberinto con pocas opciones de salida. Quizás los 64 diputados de Los Republicanos (LR, afines al PP) le sirvan para llegar a la mayoría, pero este eventual pacto no entusiasma a la dirección de la histórica formación conservadora. “Estamos en la oposición y seguiremos en la oposición a Emmanuel Macron”, declaró el presidente de LR, Christian Jacob, sobre un acuerdo reivindicado con insistencia por el expresidente Nicolas Sarkozy.
Mélenchon, sí pero no
En Francia no había un Parlamento sin mayoría absoluta desde 1988
Las legislativas confirman el retorno progresivo del eje derecha-izquierda, ejemplificado en el duelo entre un macronismo cada vez más conservador y la izquierda mélenchonista. Mélenchon no será primer ministro, pero aspira a liderar la oposición, aunque habrá que ver cómo se distribuyen finalmente los escaños de la coalición entre la Francia Insumisa, el Partido Socialista (PS), los verdes y los comunistas. “La derrota del partido presidencial es total”, dijo Mélenchon el domingo ante un público entusiasta en la sala de conciertos Montmartre Elíseo, en el norte de París. “La situación es totalmente inesperada e inédita”, añadió con su habitual oratoria vehemente. En Francia no había un Parlamento sin mayoría absoluta desde 1988.
“Bloquear las políticas del gobierno”, entre ellas el aumento de la edad mínima de jubilación hasta los 65 años (con 43 cotizados), debe ser el principal objetivo de las diputadas y diputados de la NUPES, afirmaba una de las numerosas jóvenes reunidas a los pies de Montmartre para seguir la noche electoral.
En efecto, Macron ya no podrá imponer su voluntad al Parlamento, sino que tendrá que negociar cada ley con la oposición. También dispondrá de la posibilidad de aprobarlas por decretazo, a través del artículo 49.3, aunque esto le obligaría a someter el Ejecutivo a un voto de confianza. La política gala viajó el 19 de junio a un destino desconocido para los franceses, pero muy corriente en el resto de Europa: el parlamentarismo. Una dura lección para un presidente que se comparó con Júpiter.
“Nunca pensamos que Mélenchon llegaría a ser primer ministro, pero el eslogan ha conseguido movilizar a la gente”, afirmaba otra simpatizante insumisa, con un ojo puesto en la pantalla por la que desfilan los resultados de las diversas circunscripciones. Efectivamente, los escaños de la NUPES confirman la eficacia de su campaña, muy centrada en la figura de Mélenchon y en el programa. Mientras los portavoces macronistas alertaban del peligro de “los extremos”, los de la NUPES pedían el voto para hacer a Mélenchon primer ministro y repetían sus tres propuestas estrella: limitación de precios, jubilación a los 60 años y salario mínimo en 1.500 euros.
Buen resultado de la NUPES, pese a la abstención de los jóvenes
La extrema derecha consigue “un resultado enorme sin hacer campaña”. ¿La razón? La falta de movilización de los jóvenes
Clément, 28 años, que fue solo a seguir el recuento, estaba contento con el resultado, pero le cambiaba la expresión del rostro cuando se le preguntaba por la subida de RN. “Algunos se tendrían que pensar mejor la política que hacen”, lamentaba Clément, refiriéndose al partido de Macron, al que culpa del ascenso de la ultraderecha por no haber dado una consigna de voto Otros eran menos optimistas respecto al resultado de la NUPES. Lorraine y Thomas lamentaban que, “después de una gran movilización, va a haber menos de un tercio de diputados de izquierdas”, mientras que la extrema derecha consigue “un resultado enorme sin hacer campaña”. ¿La razón? Para ellos, la falta de movilización de los jóvenes: tres cuartas partes de los votantes entre 18 y 24 se abstuvieron. La abstención fue del 53,7%, medio punto más que en la primera vuelta, el domingo anterior, pero cinco puntos menos que en la segunda vuelta de 2017.
El buen resultado de la izquierda es consecuencia directa de la popularidad de Mélenchon y su programa ‘insumiso’, así como de la unidad de los partidos. Al contrario que en 2017, esta vez el líder insumiso puso entre paréntesis su estrategia populista tras las presidenciales y tendió la mano al resto de la izquierda, impulsando una alianza inédita desde 1997.
En las filas de nuevos diputados de la NUPES destaca la presencia de activistas procedentes de movimientos sociales. Es el caso de la sindicalista y camarera de piso Rachel Kéké, que lideró la lucha laboral más longeva (y exitosa) en el sector de la hostelería; de Alma Dufour, conocida por su lucha contra la construcción de almacenes de Amazon; o de la joven activista climática Marie Pochon. Estos nuevos rostros romperán con una hegemonía burguesa en el Parlamento que rozaba lo grotesco. En la última legislatura solo había un obrero entre los representantes.
Además de repartirse las circunscripciones electorales, las principales formaciones de izquierda llegaron a un acuerdo programático, asumiendo propuestas de la Francia Insumisa como la desobediencia a los Tratados europeos cuando impidan la aplicación de alguna medida del programa, un ambicioso programa de transición ecológica o la refundación del sistema político francés para avanzar hacia la VI República.
¿Cuál será el futuro de Mélenchon? ¿Y de la NUPES?
Cuando quede atrás la fiebre postelectoral, pasarán a un primer plano otros retos para la NUPES. Cada partido ha impuesto reservas a distintos puntos del programa. Ese detalle, no menor, anuncia posibles problemas en la convivencia de las cuatro formaciones. Cada una de ellas dispondrá de un grupo propio en la Asamblea, pero se coordinarán a través de un intergrupo.
“Espero que la NUPES continúe y que nos dotemos de las herramientas para ello”, declaró a CTXT la eurodiputada insumisa Manon Aubry. Sin embargo, no faltarán sectores de los verdes y del PS encantados de torpedear la flamante unidad, con representantes destacados como el expresidente François Hollande, a pesar del fracaso en estas legislativas de los socialistas contrarios a la alianza.
A medio plazo, la Francia Insumisa y sus nuevos aliados se enfrentarán al dilema de la sucesión de Mélenchon. A sus 70 años y con tres campañas presidenciales a sus espaldas, ¿ha llegado el momento de un relevo? Los nombres que suenan con más fuerza para sustituirlo son los de los jóvenes Adrien Quatennens (32 años) y Mathilde Panot (33 años) y del estratega, pero poco carismático, Manuel Bompard.
“No renunciamos a la ambición de gobernar y llevar el país a otro horizonte”, afirmó Mélenchon el domingo. “Ahora cambio de puesto de combate, pero mi compromiso permanecerá intacto hasta mi último aliento. Y estaré en primera fila a vuestro lado si vosotros lo deseáis”, concluyó con una fórmula que deja en el aire el liderazgo de esta renovada gauche, más transformadora y, finalmente, también más popular.
El escaso entusiasmo que suscita en Francia el proyecto neoliberal de Emmanuel Macron ha desembocado en una situación muy complicada para el presidente francés, que ha sufrido un batacazo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas celebradas el 19 de junio. Los comicios, concebidos como un puro trámite...
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Enric Bonet / Pablo Castaño
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