ELECCIONES FRANCIA
Jaque de la izquierda a Macron
La coalición unitaria de la izquierda francesa se impone como la más votada en la primera vuelta de las legislativas y dificulta que el partido del presidente logre la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El 70% de los jóvenes no fue a votar
Enric Bonet 13/06/2022
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Es la jugada más conocida del ajedrez: el mate pastor. Con unos pocos movimientos, se puede hacer un jaque mate y dar la partida por concluida. La situación política en Francia tiene similitudes con esta famosa jugada. Con un par de hábiles maniobras, la izquierda francesa ha logrado darle la vuelta al tablero en Francia y erigirse en la principal oposición al macronismo, apenas dos meses después de haber quedado eliminada desde la primera vuelta en las presidenciales. El insumiso Jean-Luc Mélenchon, líder de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), difícilmente culminará un jaque mate al presidente francés Emmanuel Macron, pero sí que lo ha dejado al borde de quedarse sin mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Los candidatos de la NUPES –formada por la Francia Insumisa, el Partido Socialista, los verdes y los comunistas– fueron los más votados el domingo en la primera vuelta de las legislativas con el 26,11% de las papeletas, por delante de la alianza de partidos afines a Macron (25,88%), según los resultados definitivos anunciados este lunes de madrugada.
Por primera vez en las dos últimas décadas, una coalición de la oposición logró adelantar en porcentaje de votos a la mayoría presidencial en la primera vuelta de las legislativas. Con su alianza unitaria, rompiendo con el lastre que supuso la división de la gauche en la última década, el buen resultado de la NUPES ha dado una mayor incertidumbre a la segunda vuelta del 19 de junio. Los candidatos macronistas parten como favoritos para componer el grupo parlamentario más numeroso, pero no lo tendrán nada fácil para alcanzar el mínimo de 289 escaños de la mayoría absoluta.
Éxito de la estrategia unitaria de la izquierda
“La verdad es que el partido presidencial (...) ha sufrido una derrota. Por primera vez en la historia de la Quinta República, un presidente recientemente elegido no logró una mayoría en las elecciones legislativas que se celebran a continuación”, destacó Mélenchon en su discurso de la noche electoral, en un local hipster del distrito X de París, al lado del canal de Saint-Martin. Desde la reforma constitucional del año 2000, con la que se alineó el calendario de las legislativas con el de las presidenciales, el partido del presidente, elegido un par de meses antes, lograba de manera casi automática la mayoría absoluta. Los comicios parlamentarios eran un puro trámite.
La izquierda aspira a multiplicar por tres o por cuatro su número actual de diputados (57). Lo que la convertiría en la principal fuerza de oposición a Macron
Esa lógica imperante en las últimas dos décadas se ha quebrado con la hábil maniobra de Mélenchon y sus nuevos aliados. A pesar de haber quedado tercero en las presidenciales –con el 22% de los votos y a unos 400.000 de superar a Marine Le Pen–, el veterano dirigente ecosocialista le dio la vuelta a la tortilla con la composición de la NUPES y al presentar las legislativas como una “tercera vuelta” de las presidenciales, con la que se puede imponer un gobierno de cohabitación de izquierdas.
Tras los resultados de la esta primera vuelta, la hipótesis de que Mélenchon acabe siendo primer ministro resulta improbable. Pero esta estrategia sí que ha servido a la izquierda para resistir a la elevada abstención –el 52% de los franceses no fueron a votar– y clasificarse para la segunda vuelta en más de 400 circunscripciones, terminando primera en 194 de ellas. La izquierda aspira a multiplicar por tres o por cuatro su número actual de diputados (57). Eso la convertiría en la principal fuerza de oposición a Macron, una posición inimaginable hasta hace unos meses cuando se especulaba con la derechización de Francia y con que a la gauche le esperaba un destino parecido al de los partidos progresistas en Italia.
Para resultar elegidos, los diputados deben ser el candidato más votado en cada una de las 577 circunscripciones (número equivalente al de los escaños). Según las predicciones de los institutos de sondeos a partir de la correlación de fuerzas en la primera vuelta, los partidos afines a Macron obtendrían entre 255 y 295 diputados, mientras que la izquierda entre 150 y 190 diputados (probablemente con más de 100 escaños para la Francia Insumisa y el resto para socialistas, verdes y comunistas). Pero estos pronósticos deben cogerse con pinzas al tratarse de un escenario nuevo: el duelo entre el centro-derecha macronista y la izquierda.
Retroceso electoral de Macron
Pese a su reelección como presidente a finales de abril, con más del 58% de los votos en la segunda vuelta ante Le Pen, la victoria macronista en las presidenciales no catapultó a sus diputados afines. La coalición presidencial obtuvo un resultado bastante inferior al de la primera vuelta de las legislativas de 2017, cuando se impuso con un contundente 32%. Este retroceso no solo refleja la ausencia de periodo de gracia para Macron en su segundo mandato, sino también unas primeras semanas letárgicas –tardó casi un mes en nombrar a su nuevo gobierno– y salpicadas por numerosas polémicas, como el fiasco organizativo en la final de la Champions y las acusaciones de violación al nuevo ministro de Dependencia, Damien Abad.
Además, tuvo un escaso impacto político el nombramiento de la nueva primera ministra, Élisabeth Borne, una tecnócrata vinculada en el pasado al Partido Socialista, pero que en el último quinquenio fue la responsable de reformas duras, como un recorte de 2.000 millones de euros de los fondos destinados al sistema de desempleo, limitando el acceso a estas ayudas a los trabajadores más precarios.
La NUPES ha puesto en el primer plano un programa radical, que incluye medidas como rebajar la edad de jubilación a los 60 o aumentar el SMI a 1.500 euros
“Ante la extrema derecha, siempre apoyaremos a los candidatos que respeten los valores republicanos. (…) Nuestra línea es que no debemos darle ni un voto a la extrema derecha”, afirmó este lunes Borne en Twitter, intentando aclarar la posición ambigua durante la noche electoral del partido del presidente. Ante los duelos entre un candidato de extrema derecha y uno de la izquierda, había indicado que daría una consigna de voto “en función de cada caso”. Una muestra más de cómo el cordón sanitario a la ultraderecha se agrieta entre las altas esferas, aunque los ciudadanos suelen mostrarse más responsables que los dirigentes y frenen las victorias de los candidatos ultras.
En manos de los abstencionistas y del electorado lepenista
La Reagrupación Nacional pagó los platos rotos de la abstención y consiguió el 18,6% de los sufragios, cinco puntos menos que en la primera vuelta de las presidenciales. Aunque el partido de Le Pen mejoró sus resultados respecto a las legislativas de 2017 (13% de votos en la primera y 8 diputados), las estimaciones le otorgan entre 5 y 40 escaños. Por tanto, podría quedar por debajo del número mínimo de diputados necesario para lograr un grupo propio (15), como superar el récord de representantes de la extrema derecha en la Asamblea Nacional. Es decir, los 35 escaños en 1985 de la formación entonces liderada por Jean-Marie Le Pen. El partido Reconquista del polemista islamófobo Éric Zemmour quedó eliminado en todas las circunscripciones y condenado al ostracismo.
Una vez el partido de Le Pen ha quedado eliminado en la mayoría de circunscripciones (en más de 300), ¿cuál será la posición de sus votantes? ¿Se abstendrán? ¿Apoyarán a un candidato macronista para frenar al “islamoizquierdista” Mélenchon? ¿O respaldarán al aspirante de izquierdas para evitar una mayoría absoluta de Macron y frenar sus reformas de corte neoliberal, como la prolongación de la edad de jubilación hasta los 65 años? Es uno de los grandes interrogantes de cara a la segunda vuelta.
“La coalición presidencial se encuentra en una posición más ventajosa por su condición centrista. Los candidatos de la NUPES tendrán más dificultades para disponer de reservas de votantes procedentes de otras formaciones”, explica el ensayista político Thomas Guénole. Después de que en los últimos años se especulara con que la política francesa estaba dominada por el enfrentamiento entre el ultranacionalismo de Le Pen y el globalismo neoliberal de Macron, el politólogo Christophe Bouillaud destaca que “en esta campaña hemos constatado un retorno del clásico eje derecha-izquierda, del partido del orden (Macron) contra el partido del movimiento (Mélenchon)”.
La esperanza de la izquierda para la segunda vuelta es su gran reserva de votantes entre los jóvenes, la mayoría de ellos afines a los valores progresistas
Según este profesor en Sciences Po Grenoble, esta semana va a agudizarse la campaña del miedo contra la NUPES, equiparada por el macronismo a la extrema derecha: “Se intensificarán los mensajes de tipo que viene el ogro rojo y que hay que parar los pies a Stalin”. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, tachó al líder de la Nueva Unión Popular “de Chávez de la Galia”. Gabriel Attal, ministro de Finanzas, predijo que si gana la izquierda supondría una “guillotina fiscal”. Incluso dirigentes macronistas recurrieron a las fake news al decir que la gauche prohibiría a los franceses que “corten los árboles de sus casas” o los obligaría a utilizar “carnets de racionamiento”.
Este discurso, según Bouillaud, “resulta caricaturesco, pero tiene cierta eficacia entre el electorado mayor”, sobrerrepresentado en unos comicios en los que el 70% de los jóvenes no fueron a votar. La esperanza de la izquierda para la segunda vuelta es su gran reserva de votantes en esa franja de edad. Muchos jóvenes se muestran afines a los valores progresistas y a un programa de transformación social y ecológica. Aunque una mayoría absoluta de la izquierda resulta poco probable, “esta campaña ha servido para rehabilitar la palabra izquierda”, destaca el candidato insumiso Thomas Portes, favorito para lograr una de las circunscripciones en la “banlieue” parisina, donde ha resurgido el histórico cinturón rojo.
La NUPES no solo ha sido competitiva electoralmente en la primera vuelta, sino que también ha puesto en primer plano un programa radical, que incluye medidas como rebajar la edad de jubilación a 60 años, aumentar el salario mínimo a 1.500 euros netos o invertir más de 200.000 millones para hacer frente a la urgencia climática. Eso ha servido, según Bouillaud, “para que el Partido Socialista rompiera con el lastre del legado de François Hollande y de sus inclinaciones neoliberales”. La gauche está de vuelta.
Es la jugada más conocida del ajedrez: el mate pastor. Con unos pocos movimientos, se puede hacer un jaque mate y dar la partida por concluida. La situación política en Francia tiene similitudes con esta famosa jugada. Con un par de hábiles maniobras, la izquierda francesa ha logrado darle la vuelta al tablero en...
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