ataques y amenazas
No es justicia, es antigitanismo
Las familias gitanas de Peal de Becerro (Jaén) están siendo atacadas en sus propias viviendas ante un incidente con el cual no tienen vinculación. Los medios de comunicación definen estos hechos como altercados y movilizaciones
José Santos 20/07/2022
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En las últimas horas hemos asistido a continuos ataques hacia familias gitanas de la localidad jiennense de Peal de Becerro. Los medios de comunicación de nuestro país relatan lo ocurrido como manifestaciones pacíficas, movilizaciones o altercados. Y no, no son altercados y movilizaciones sin argumento, estamos de nuevo ante continuos ataques por motivo de antigitanismo.
La madrugada del domingo 17 de julio fue presuntamente asesinado un joven de 29 años en la localidad de Peal de Becerro (Jaén). Los cuatro presuntos implicados, gitanos, fueron detenidos. Actualmente, dos de ellos han quedado en libertad con cargos y los otros se encuentran a la espera de pasar a disposición judicial. Sin embargo, los vecinos están protagonizando un continuo y terrible pogromo contra el Pueblo Gitano de Peal de Becerro, sin ninguna vinculación con el presunto homicida. Saqueos en las casas, amenazas e incendios son algunos de los ataques que los gitanos y las gitanas de esta localidad están sufriendo en sus propias viviendas. ¿El motivo? Pertenecer a la misma etnia que los presuntos asesinos: ser gitanos.
Al grito de “¡Asesinos fuera!”, en una manifestación compuesta por varios miles de personas –en un pueblo de poco más de 5.000 habitantes–, los gitanos y las gitanas de Peal de Becerro se han visto invadidos y amenazados en sus propias viviendas. Ante esto, estas familias han pedido ayuda a las autoridades pertinentes y, de nuevo, no se han visto respaldados. ¿Dónde estaban las fuerzas de seguridad de Peal de Becerro mientras los vecinos destrozaban las casas y daban la vuelta a los coches de personas inocentes? Ahí está la incógnita. No solo no se ven ayudados, sino que probablemente estén mirando hacia otro lado al respecto de estos ataques.
En España, un Estado de Derecho, no debemos olvidar que la responsabilidad penal es individual. No podemos culpar a todos los gitanos y las gitanas de un pueblo ante un presunto homicidio. No lo haríamos si el presunto asesino fuera payo, no lo veríamos necesario y mucho menos justo. Si el presunto asesino no fuera gitano, ¿se pediría a todas las personas que abandonaran el pueblo? La respuesta es más que evidente. Sin embargo, cuando hablamos del Pueblo Gitano, se generaliza y se estigmatiza ante cualquier situación. Se estigmatiza hasta tal punto que, aun siendo víctimas, se les tachan de verdugos. Es más, la protección a los menores queda en un segundo plano y, por lo tanto, también vulnerada, pues los propios hijos de estos afectados tienen que salir a mitad de la noche porque su casa está en llamas. Mientras tanto, los hijos de las familias no gitanas aprenden la lección de “cómo se debe tratar a los gitanos y a las gitanas” cuando “hacen algo mal”. Una clara deshumanización como sujeto de derechos. Los “grandes medios” de este país no están difundiendo de manera clara las imágenes de las casas quemadas y los coches volcados. Eso sí, la etnia del presunto asesino –y para algunos medios, incluso públicos, ni presunto, ya que ellos mismos han hecho su sentencia–, sí que se destaca y en numerosas ocasiones.
Por ello, y en base a la reciente modificación de los artículos 22 y 510 del Código Penal, donde se incluye el antigitanismo como delito de odio específico, de ahora en adelante se podrá actuar antes estos hechos. Pero también se debe ir más allá, pues teniendo en cuenta la nefasta difusión en medios de comunicación de los hechos, la Fiscalía de Delitos de Odio debe actuar en nombre de todos estos vecinos que están pagando por algo que nada tiene que ver con ellos.
Mientras tanto, el alcalde de Peal de Becerro ha mandado unas palabras de agradecimiento a los vecinos del pueblo, y ante los medios de comunicación, por la maravillosa y “ejemplar” concentración que están llevando a cabo por la muerte del joven. Un ejemplo, sí. Un ejemplo de persecución, ataques y condenas a personas que tienen los mismos derechos en ese pueblo y que les están siendo vulnerados en las propias puertas de su casa. Un ejemplo más de antigitanismo.
En las últimas horas hemos asistido a continuos ataques hacia familias gitanas de la localidad jiennense de Peal de Becerro. Los medios de comunicación de nuestro país relatan lo ocurrido como manifestaciones pacíficas, movilizaciones o altercados. Y no, no son altercados y movilizaciones sin argumento, estamos...
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