editorial
Lesmes el desmemoriado
En el CGPJ siempre ha habido mayoría conservadora y la renovación del órgano sólo se retrasa cuando el PP está en la oposición. Si se consiguiera el acuerdo no sería gracias a Lesmes, que ha demostrado el más abominable desprecio a la Constitución
11/10/2022
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Después de tres años y diez meses ocupando ilícitamente los cargos de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, el magistrado Carlos Lesmes ha dimitido por fin. Dice El Zar que lo hace “para no ser cómplice de una situación que aborrezco y que es inaceptable” y con ello se presenta como la antítesis de Funes, aquel personaje de Borges incapaz de olvidar nada. Lesmes pretende ser capaz de olvidarlo todo. Porque lleva casi cuatro años siendo no ya cómplice, sino artífice de la situación.
Llegó a su puesto después de haber ostentado diversos cargos políticos en los gobiernos del Partido Popular y tras promocionarse en la carrera judicial siempre a la sombra de este partido: como pasa siempre en nuestro país, su nombramiento para el Tribunal Supremo no se basó en ningún tipo de méritos (incluso se dudaba de que cumpliera los requisitos mínimos para ello) sino en su cercanía a los populares que, a cambio de lealtad, lo fueron promocionando hasta lo más alto.
Si tanto le preocupaba el deterioro sin precedentes de la justicia habría debido dimitir antes y quizás, al hacerlo, habría ayudado de verdad a evitar la actual catástrofe institucional. Pero lo cierto es que durante su presidencia el magistrado Lesmes ha sido un vulgar mamporrero de la derecha, prostituyendo el máximo órgano de gobierno de la Justicia para ponerlo al servicio de un partido y una ideología. No ha tenido empacho en abusar de la discrecionalidad, en favorecer a amigos en puestos de confianza, en usar la institución para su propia agenda personal y, sobre todo, en politizar hasta el extremo la ya maltrecha justicia española.
Como suele pasar con estos personajes funestos, Lesmes huye del Consejo bajo el fuego graneado de los suyos y buscando una salida personal. Han bastado algunos movimientos suyos destinados a impedir que el Tribunal Constitucional caiga en un bloqueo similar al del CGPJ para enfrentarlo también a los hooligans de la derecha judicial, dispuestos a impedir que se cumpla la Constitución si eso implica dejar de controlar los más altos órganos jurisdiccionales del país.
El PSOE ha demostrado de sobras que no sabe negociar con trileros y que en cada nueva negociación vuelven a estafarlo
Seguramente, con este paripé final, el artífice del más flagrante desprecio judicial a nuestra democracia intenta limpiar su imagen. Presentarse como el juez noble, recto y responsable que no es, a ver si cuela y el gobierno socialista lo promueve a algún cargo de la máxima responsabilidad. Sería un error que el PSOE cayera una vez más en la trampa y propusiera a Lesmes para el Tribunal Constitucional.
El PSOE ha demostrado de sobras que no sabe negociar con trileros y que en cada nueva negociación vuelven a estafarlo. Lo engañaron para que cediera el control de Televisión Española a los populares a cambio de un gesto en el consejo judicial que nunca llegó. Y lo han vuelto a engañar ahora para que no nombre a los magistrados del Constitucional que le corresponden y acabe con la mayoría conservadora en el máximo órgano de control sobre el Parlamento. Esperemos que el Gobierno no se trague ahora la comedia de este émulo del capitán Renault, escandalizado de que se juegue en el local mientras recoge las ganancias de sus apuestas.
No parece que su dimisión impostada vaya a ayudar a nada. Difícilmente la derecha renunciará al órgano que le sirve de palanca para controlar al Tribunal Supremo. En el CGPJ siempre ha habido mayoría conservadora y, de hecho, la renovación del órgano sólo se retrasa cuando el Partido Popular está en la oposición. Está por ver que se llegue a un acuerdo ahora que invierta esa realidad histórica. Si se consiguiera no sería gracias al cínico Lesmes, que ha demostrado, como sus compañeros consejeros, el más abominable desprecio a la Constitución y a las reglas de la democracia.
Después de tres años y diez meses ocupando ilícitamente los cargos de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, el magistrado Carlos Lesmes ha dimitido por fin. Dice El Zar que lo hace “para no ser cómplice de una situación que aborrezco y que es inaceptable” y con ello se presenta...
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