NUEVO ARTE
El giro radical de la Documenta15
Hemos visto artistas de países periféricos que nos hablan de su contexto, de sus problemas y de soluciones, con optimismo y en acción
Juan José Santos Mateo 10/10/2022
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Los músicos como encantadores de serpientes. Tímidamente, los espectadores se acercan al escenario configurado por el colectivo artístico indonesio Jatiwangi Art Factory. Algunos de sus miembros ofrecen al público una especie de teja de arcilla para que ayuden a generar el ritmo. Es un instrumento que forma parte de lo que llaman “música-cerámica”. En pocos minutos, unas treinta personas golpean la terracota provocando un concierto entre artistas y audiencia, que se ha olvidado ya de si venía a la Documenta15 de Kassel a ver arte, o a formar parte de un proceso comunitario de creación.
Hace diez años el artista Olafur Eliasson divagaba acerca de la conversión del espectador a usuario. De alguien que acudía a una exposición a admirar una obra, a un agente que experimentaba activamente esa creación ajena. Lo que proponen los comisarios de esta edición de la Documenta, evento que cada cinco años promete fijar las bases del arte por venir, es dar un paso más allá, es conseguir que el espectador se involucre en un proceso que no tiene por qué ser catalogado como arte. Quieren marcar el camino hacia el futuro: el espectador como coautor, incluso intelectual, de la obra. Los comisarios de esta edición son Ruangrupa, un grupo indonesio de curadores del sur global, y a esta Documenta 15 la han renombrado “Lumbung 1”.
Lo que proponen los comisarios de la Documenta es que el espectador se involucre en un proceso que no tiene por qué ser arte
Lumbung no es un concepto, es una práctica. Lumbung es un sistema agrario colectivo utilizado en áreas rurales de Indonesia, que permite que se reparta de forma equilibrada el cultivo de cada temporada. Exportado a Kassel, se traduce en un trabajo en conjunto entre diversos colectivos de todo el mundo que realizan procesos comunitarios con espectadores y vecinos de la ciudad: escuelas, huertos, residencias, asambleas, karaokes, actividades públicas y el desarrollo de herramientas.
El arte contemporáneo también está pasando por un proceso; Lumbung 1 no ha aparecido por ósmosis. Existen antecedentes de experiencias artísticas basadas en el trabajo comunitario y en la obra de construcción colectiva. El colectivo artístico Left Hand Rotation ha listado algunas de ellas. La bienal que más se asemeja al espíritu de esta Documenta es la Tercera Bienal de Bahía (2014), en Brasil.
Como siempre, lo que le llega al “gran público” de un evento como este no es el hecho de que se atreva a plantear un ejercicio radical en el sistema arte, sino una polémica. Es una pena que las acusaciones de antisemitismo ahoguen el debate, y, sobre todo, es una pena que esto tenga lugar en Kassel, ciudad que fue destruida tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y que precisamente concibió la Documenta como un intento de reconstruir el concepto de universalidad y fraternidad desde el arte. En su primera edición (1955), un muro mostraba fotografías de artistas, arquitectos y teóricos que fueron perseguidos durante el conflicto.
Formateo del sistema arte
Otro de los términos-guía de esta Documenta es Nongkrong. Una actitud que atraviesa el código ético de los participantes en este evento, basado no en la búsqueda de validación o éxito, sino en pasar el tiempo en común, en contarse historias. No en vano Ruangrupa ha defendido el lema “Haz amigos, no arte” en un manifiesto publicado en 2011.
Las comparaciones con el otro megaevento de arte internacional, la Bienal de Venecia, son inevitables. En Italia el lema es “haz arte, no amigos”. Y mientras en Kassel el artista Agus Nur Amal Pmtoh ofrecía sesiones de cuentacuentos con objetos de la vida cotidiana para niños de colegios locales, en Venecia Cecilia Vicuña recibía el León de Oro. Vicuña, residente en Estados Unidos, presentaba en la Bienal uno de sus llamados “precarios”, instalación de objetos encontrados, propiedad de la galería neoyorquina Lehmann Maupin, una de las más poderosas del mundo. Y mientras la Bienal de Venecia es cada vez más feria, la Documenta de Kassel es cada vez menos apetecible para los trophyhunters, los coleccionistas que dirigen el mercado y que este año se quedaron comiendo salchichas a la sombra de los robles que plantó Joseph Beuys en 1982.
Este “formateo” del sistema arte es un amable puñetazo en la cara de los artistas “políticos”, de los comisarios marxistas y demás blablablás de academia de izquierdas. La anterior Documenta era eurocéntrica. Esta, centrada en creadores de periferia del hemisferio austral. La etiqueta “arte” se despega con el calor del sur. En Lumbung 1 no vamos a ver la típica muestra de arte occidental centrifugándose en su baño de culpa, de autorreferencialidad y moralidad con mucho detergente en la que todo sale blanquísimo. Arte de cubo blanco hecho por blancos para blancos, en el que hasta los artistas nacidos en Kenia con residencia en Williamsburg crean “en anglosajón”. Aquí vemos artistas de países periféricos que nos hablan de su contexto, de sus problemas y de soluciones, con optimismo, y en acción.
En la anterior edición de la Documenta, los artistas eran más ricos que los espectadores; en esta, lo contrario
Por fin vemos un evento de arte que realmente habla del y con el campesino, del proletario, del obrero. En la anterior edición de la Documenta, los artistas eran más ricos que los espectadores; en esta, lo contrario. Este es el giro que se plantea: arte sin individualidades, sin la búsqueda de la perfección en las producciones, sin la concepción de obras únicas rellenas de aura. ¿Está el ecosistema arte preparado para ello?
El barco varado
No todo deslumbra en esta revolucionaria Documenta. El giro de 180º deriva, en algunos casos, en uno de 360º. Muchas acciones y obras –sobre todo pictóricas– fundamentan su relevancia, de nuevo, en la autoría. Esto es arte porque yo lo he puesto aquí. El hecho de que hayamos hormonado el aura de los artistas occidentales no significa que la solución sea hormonar el aura de los hasta ahora periféricos.
Algunas obras siguen cayendo en una verborrea demasiado inocente. Desde Berlín partió en julio un bote sobre el río Havel con destino a Kassel. El proyecto “Citizenship” (que alude al juego de palabras ciudadano y barco) es la materialización definitiva de un modelo sustentable en el arte. Un motor eléctrico alimentado por paneles solares y la energía obtenida con el pedaleo de ocho bicicletas impulsa esa nave que hace paradas en 55 lugares en los que tuvieron lugar encuentros culturales. El barco hacía aguas, y en varias estaciones quedó varado, simbolizando el naufragio de la utopía del arte social.
El espectador que acudió al evento en fechas en las que no hay un gran volumen de público, lo que vio fueron estructuras pensadas para ser activadas; esqueletos, pizarras, huertos sin regar
Aquel espectador que acudía con monóculo a admirar arte no disfruta, embargado por procesos, textos y ausencia de metáforas. Y, en honor a la verdad, el espectador que acudió al evento en fechas en las que no hay un gran volumen de público, lo que vio fueron estructuras pensadas para ser activadas; esqueletos, pizarras, huertos sin regar. Instrumentos musicales que nadie tocaba. Y aunque se dice que aquí “The guest becomes the host” (‘el invitado se convierte en el anfitrión’) no se termina de firmar ese contrato. Otro contrato que queda, o quedará, en duda es el de los patrocinadores de este tipo de eventos. Si estos son los derroteros que va a tomar el arte, sin objetos de lujo en venta, sin grandes nombres, muchos de los vinilos con los nombres de los patrocinadores irán desapareciendo del muro. Más aún si se discute la financiación por cuestiones de orden ético, como hace en esta Documenta el colectivo palestino The question of funding poniendo públicamente en entredicho el modelo de patronazgo (aunque esta Documenta 15/Lumbung 1 marca un camino que ha de precisarse: no deja de ser pagada, entre otros, por Volkswagen, la compañía del escándalo de emisiones del Dieselgate del 2015, o el Finanzgruppe, que destina parte de su presupuesto al desarrollo de armas nucleares. Por poner dos ejemplos).
Son desafíos o demasiado exigentes, o aún en transición, y no todos estamos preparados, ni siquiera quienes los han abanderado. Pero este es en definitiva el arte que se intuye en el futuro. Veremos si es así, o si, de nuevo, nos hemos dejado seducir por la nueva retórica.
Quiet Places
En la Documenta se destinaron algunas salas para “Quiet Places” (sitios tranquilos). Espacios sin arte, que faciliten sopesar lo abarcado. He pedido a mi editor que tras este texto deje un buen trozo de blanco. Verán un espacio titilante en su pantalla, y quizás lo aprovechen para pensar en qué tipo de experiencia les gustaría vivir en una sala de exposiciones. Qué arte quieren, y cuál carece, para ustedes, de sentido.
Los músicos como encantadores de serpientes. Tímidamente, los espectadores se acercan al escenario configurado por el colectivo artístico indonesio Jatiwangi Art Factory. Algunos de sus miembros ofrecen al público una especie de teja de arcilla para que ayuden a generar el ritmo. Es un instrumento que forma parte...
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