NOTAS DE LECTURA (XXIII)
Sobre la literatura “de género”
Decálogo (más o menos) tentativo
Gonzalo Torné 20/11/2022
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El género es una espera, la espera de una confirmación.
Llamamos literatura “de género” a una clase de ficción sobre la que tenemos expectativas fundadas.
La literatura “de género” se parece a los viajes organizados en los que sabemos desde el primer momento cuál es el destino final, y las estaciones intermedias. Lo que nos queda es ver cómo serán esas estaciones y los tránsitos. Qué árboles, qué casas, qué gastronomía y qué personas. Llenarlos de experiencia y de imágenes.
En la literatura “de género” admitimos sorpresas, pero codificadas. Las sorpresas son las sombras de las “claves”, que no pueden faltar. El lector “de género” es muy estricto en estos asuntos, no quiere correr el riesgo de salirse de su género.
Pocas cosas son más previsibles que un “giro de guión” o un susto dentro de la ficción “de género”. La sorpresa está en el cuándo, y la tarea del escritor o del cineasta es asegurarse de que no pase desapercibido, de subrayarlo con risas enlatadas, de aumentar el volumen de la música. El escritor “de género” debe ser muy estricto con este asunto o podría verse escribiendo fuera de su ámbito de influencia. Expulsado del género, en el ostracismo.
El lector “de género” conoce bien el género al que es aficionado, se lo sabe al dedillo, a veces su historia entera, y no dudará en manifestar su conocimiento. Al lector “de género” no se le puede engañar. Sabe lo que ha venido a buscar. El lector “de género” es el lector más represor jamás conocido. Es el megalodón de la represión.
Luego, algunos lectores de novelas “de género” no son lo suficiente “de género”, son impuros o eventuales, según el código metafórico que se prefiera.
El enigma de la ficción “de género” es cómo se llegará a satisfacer las expectativas del lector (que son, recordemos, detalladas; y ante las que se muestra, no lo olvidemos, inflexible). El enigma de la ficción que no es de género pasa por entender primero cuál es el enigma que plantea el libro y su poética. El enigma es un misterio. Quizás por eso es tan difícil salirse del laberinto del género.
Lo peyorativo del género tiene que ver con la concentración (a veces exclusiva) en satisfacer las expectativas del género. El esfuerzo por cumplir con una peripecia reconocible, con las expectativas del lector, consume todos los esfuerzos, impide que se desplieguen otros recursos de la prosa literaria. Cuanto más “de género” es un libro más tenemos la sensación de entrar en un Ferrari solo para disfrutar del aire acondicionado.
¿Qué novela puede sustraerse de las expectativas codificadas del lector? Desde luego no pueden las “novelas de vanguardia”, según el modelo de vanguardia, ni las novelas del último humanismo a lo Sebald, ni las crónicas de ficción no ficticia a la Carrère. La novela de apariencia prestigiosa puede ser “de género”.
Quizás un criterio para establecer qué literatura es “de género” alternativa al tema sea fijarse en los recursos que pone en juego, en la calidad de su enigma.
Quizás no tenga tanto sentido preguntarse cómo se sale de la literatura “de género” como preguntarse quién se atreve a salir.
El género es una espera, la espera de una confirmación.
Llamamos literatura “de género” a una clase de ficción sobre la que tenemos expectativas fundadas.
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Gonzalo Torné
Es escritor. Ha publicado las novelas "Hilos de sangre" (2010); "Divorcio en el aire" (2013); "Años felices" (2017) y "El corazón de la fiesta" (2020).
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