No hay ningún problema en la atención primaria de Madrid. El problema es que no hay médicos disponibles en España. Haber despedido a miles de sanitarios no tiene relación alguna con estos problemas. La nota de corte es demasiado alta. La culpa de las incidencias es de Pedro Sánchez, que quiere asfixiar Madrid. Hay sanitarios que se dedican a boicotear la sanidad madrileña. Los enfermos que protestan son de izquierdas y les molesta que mi gobierno no lo sea. No ha dimitido la responsable de atención primaria, simplemente se ha tratado de un reajuste en el equipo de dirección. No se han producido ocho dimisiones más, simplemente se ha tratado de otros ocho reajustes en el equipo de dirección. Detrás de la huelga convocada por los médicos están los partidos de izquierdas. Si los sindicatos denuncian desmantelamiento es porque son activistas. Es falso que haya centros de atención primaria sin médicos. No siempre es necesario que haya un médico en el ambulatorio. Esta manifestación es una maniobra política, quieren montar un nuevo “No a la Guerra”.

El capitalismo salvaje, eso que algunos definen como sistema que devora toda estructura de vida en común y que Ayuso define como libertad, vive su momento más dulce en Madrid. Nada más dulce que poder arrasar incluso con lo más sagrado, no hay triunfo mayor que tomar el último reducto posible, el derecho a tener salud. Conquistado eso, conquistado todo. Mientras el Gobierno de Díaz Ayuso dejó de gastar el pasado año 400 millones de euros en la sanidad pública, los fondos públicos que destinó a engordar la buena salud del negocio de la sanidad privada aumentaron un 31%. 1.200 millones de euros más que en el curso anterior. Me he ido de Madrid porque teniendo familia ya no quiero vivir en la jungla, me contaba hace unos días un amigo que se ha vuelto de la capital mundial de la libertad a pesar de la abundancia de bares y la posibilidad de tomarse unas cañas. No es el primero ni será el último. Nada hay más salvaje que temer por lo sagrado, nada más brutal que, llegado el mal momento, no poder permitirte ese seguro privado que el Gobierno madrileño promueve como una tabla de salvación personal mediante sus políticas de abandono. Imposible hacerlo para muchos. No a todo el mundo en Madrid le salen las cuentas para, al alquiler, el transporte y el precio de la vida, sumarle el seguro médico. No todo el mundo en Madrid es hermano de la presidenta. No todo el mundo gana 234.000 euros con una llamada telefónica vendiendo mascarillas en mal estado. Se necesitan diez años de madrugones para, cobrando un sueldo medio de 2.000 euros, llegar a eso. Es lógico que los madrugones hagan que algunos no acaben de entender en qué consiste la libertad de la presidenta.

Libertad para que, después de pagar tus impuestos, tengas que pagarle por tu salud a una empresa privada si le tienes el suficiente aprecio a tu vida. Libertad para que, si no pagas, tener un problema signifique quedarte tirado en mitad de la jungla. Este domingo, un grupo de profesionales sanitarios, pacientes y ciudadanos madrileños, enemigos de España y de la libertad, saldrán a las calles de Madrid para dar un grito desesperado: la libertad no son ceros en la cuenta corriente de la empresa privada de algún amigo de Díaz Ayuso, digan lo que digan los medios de comunicación a sueldo de la presidenta. Libertad es tener derecho a la salud. Todo mi apoyo.