Cartas desde Meryton
Ante todo, mucha calma
Desde hace unos cuantos años nos hemos acostumbrado a confundir la política con los decibelios, y cuando hay tanto ruido en el ambiente apenas podemos escucharnos pensar
Silvia Cosio 2/01/2023

Berrinche.
MalagónEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
2023. ¡Quién nos lo iba a decir! Hubo momentos en el 2022 en los que parecía que no íbamos a llegar al turrón y, lo que es peor, al roscón de Reyes.
Todo conspiraba en nuestra contra: guerra, inflación, recesión, paguitas para todos, gobierno ilegítimo, siemprehahechoestecalorenveranoyennavidades, comunismo, separatismo, wokismo, cuirismo, feminismo, veganismo, golpismo. La derecha moderada, la misma que lleva años secuestrando el Poder Judicial y el Constitucional porque la democracia es como la virtud, algo que exigir exclusivamente a los demás, lleva tiempo preparándonos para un fin del mundo que, a pesar de que está a la vuelta de la esquina a causa de la imprudencia de Pedro Sánchez, se resiste a llegar. Y llega la OCDE y nos cuenta que España es el cuarto país con mejor evolución económica, quizás –vamos a lanzarnos a la piscina– debido a las tímidas medidas de intervención estatal en la economía que, lejos de arruinar al país, parece que nos están sacando a flote. Dediquemos los siguientes minutos musicales a imaginar cómo sería todo si se aplicaran políticas todavía más valientes para apuntalar los restos del Estado de bienestar y, llámenme loca, a elaborar una reforma tributaria progresiva. Bonito, ¿verdad?
Pero no hemos venido aquí a soñar, que estamos inaugurando un año nuevo y lo suyo es centrarse en los propósitos para el 2023. Ya saben, comer mejor, hacer más deporte, dejar de fumar, llamar a mamá al menos una vez por semana, leer más libros, suscribirse a CTXT. Esas cositas que hacen nuestra vida un poquito mejor. En mi caso, como hace ya muchos años que dejé de fumar, y como además ya soy socia de este medio, hago yoga dos veces al día, todavía saco un poquito de tiempo y ganas para leer algo, he dejado la carne y los azúcares –wokismo alimentario, ya tú sabes, brother– y tengo una madre que es experta en mandar wasaps recordándome que no la he llamado, prefiero dedicar los propósitos que me corresponden este año a pedir, ante todo, mucha calma.
Y es que desde hace unos cuantos años nos hemos acostumbrado a confundir la política con los decibelios. Cuando hay tanto ruido en el ambiente apenas podemos escucharnos pensar, así que actuamos por instinto y nos dejamos llevar por nuestras filias, pero especialmente por nuestras fobias. De ese ruido se han ido beneficiando los llamados populismos de derechas por algunos, neofascistas por otros, o los fachas de toda la vida en mi casa, que se alimentan de la crispación, el caos, la ira, las mentiras repetidas muchas veces y las tonterías. Lo vimos con Trump, pero lo vivimos cada día con Ayuso, experta en que todos miremos el dedo de su última estupidez mientras ignoramos la luna turbocapitalista del sálvese quien pueda –que siempre es quien tiene dinero– en que ha convertido la Comunidad de Madrid, el piso piloto de las políticas peperas. Incluso Feijóo, con ese aire de Mortadelo tristón que se gasta, llegó con promesas de moderación y tranquilidad y ahí lo tienes, llamando golpista al gobierno un día sí y otro también, porque saben que si la realidad no les da la razón, al menos la crispación nos aturde y así pueden pescar algo. Al PP no le suele ir bien cuando nos va bien; se crece en el caos y si no hay tal caos se lo crea a su gusto, y si hay que ir a Europa a pedir a que nos quiten el dinero de los fondos de cohesión, pues se va, que triste es hacer el ridículo internacional pero más triste es no gobernar. O secuestra instituciones. Para qué cortarse.
Que vivimos tiempos complicados no hay ni que decirlo, sustos pandémicos aparte, la crisis climática, el fin de los combustibles fósiles, la guerra de Ucrania o el declive del neoliberalismo sin control son retos más que suficientes para una generación. Más nos vale afrontarlos con la cabeza fría y con mucha calma porque nos jugamos mucho más que unos cuantos puestos de colegas en el Congreso, nos jugamos una vida vivible para la gran mayoría. Por eso mismo sería un tremendo error que desde la izquierda se contribuyera al ruido y al caos por un ataque de hazmecasito o una crisis de la mediana edad mal llevada. Porque contra el ruido y la furia lo que toca es, ante todo, mucha calma.
2023. ¡Quién nos lo iba a decir! Hubo momentos en el 2022 en los que parecía que no íbamos a llegar al turrón y, lo que es peor, al roscón de Reyes.
Todo conspiraba en...
Autora >
Silvia Cosio
Fundadora de Suburbia Ediciones. Creadora del podcast Punto Ciego. Todas las verdades de esta vida se encuentran en Parque Jurásico.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí