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El hogar es ese sitio en el que sentirse cómodo. En el que encuentras un ambiente acogedor, ya sea solo o en compañía de los seres más cercanos y queridos. Eso debería ser el Metropolitano para el Atleti, pero desgraciadamente no lo está siendo desde principio de temporada. La división que se vive entre la afición, con la grada de animación callada desde hace varios partidos en protesta por el asunto del escudo, pero coreando consignas en contra de los dirigentes del club o en apoyo a Simeone, que son recibidas con pitos por otra parte de los seguidores, ha creado un clima enrarecido, inhóspito, que no ayuda en nada al equipo. Ni siquiera el llamamiento que hicieron varios jugadores y el entrenador en los días previos al partido en favor de la unidad resultaron fructíferos. ¿Fue esa la causa por la que no pudo el Atleti pasar del empate ante el Getafe? Seguramente no, pero está claro que tampoco ayuda. El dato de que los rojiblancos han sumado como locales solo 15 puntos por los 20 logrados a domicilio en el mismo número de encuentros debería hacer reflexionar.
Los rojiblancos han sumado como locales 15 puntos por los 20 logrados a domicilio
Aún así, el Atleti debió haberse llevado la victoria. Pero se encontró con otro tipo de condicionantes, como los llamó el Cholo, que lo impidieron. Uno de ellos fue la decisión de Mateu Lahoz de no señalar penalti en un agarrón a Morata en el área por parte de Djene, cuando el delantero buscaba rematar un balón en el minuto 16. Era penalti y era, además, la segunda amarilla para el defensa getafense, que nada más comenzar el choque había visto una tarjeta por arrollar a Reinildo. Imagínense cómo habría cambiado el partido con presumible ventaja en el marcador y el rival con un jugador menos. El Atleti es el único equipo de Primera al que no le han señalado ninguna pena máxima a favor después de 20 jornadas. El delantero atlético no tiene suerte últimamente con muchas de las decisiones de los colegiados. Tampoco le acompañó la fortuna poco después, al serle anulado un gol por un ajustado fuera de juego, que sí era.
El Atleti controló la posesión del balón en la primera parte, pasó muchos minutos en la zona del campo getafense, pero de manera infructuosa. Koke y De Paul mandaban en el medio buscando las entradas por banda de Nahuel y Reinildo o las combinaciones por dentro de Correa y Griezmann, pero tanto Ángel como Antoine no tuvieron su día más brillante. El francés, a la hora de disparar, ya que se le fueron altos dos remates; el argentino falló en las asistencias. El Getafe empezó con la defensa adelantada para reducir espacios y con el paso de los minutos fue reculando, pero siempre mantuvo la defensa bien colocada, especialmente dentro del área. Solo en los últimos minutos se quitaron los azulones la presión y empezaron a acercarse a Oblak, aunque sin crear peligro real. Lo que había pasado en los primeros 45 minutos lo dejaban claro las estadísticas: 65% de posesión colchonera, pero tan solo un disparo entre palos de los locales.
Los primeros 45 minutos terminaron con un 65% de posesión colchonera, pero con solo un disparo entre palos de los locales
La segunda parte empezó sin cambios y con un discurrir del juego parecido a lo visto con anterioridad, aunque el Getafe pareció salir algo más decidido al ataque. Lemar conectó un cabezazo tras un buen centro de Nahuel pero fue centrado a las manos de Soria. Poco después tuvo el azulón Unal la oportunidad de tirar una falta junto a la media luna del área, pero estrelló el balón en la barrera. Y en el minuto 62 llegó la jugada rocambolesca del partido. Disparó Lemar desde la frontal, rechazó Soria y Correa remató a la red con un gran golpeo desde el área grande. El asistente señaló fuera de juego, pero la acción se revisó durante unos minutos en el VAR. Durante ese intervalo, Simeone hizo dos cambios, uno de ellos el de Correa. Cuando ya estaba en el banquillo con la chaqueta del chándal puesta, se dio validez al tanto. En fútbol habíamos visto el gol del cojo, a un portero marcar tras incorporarse al ataque… pero que un jugador celebre un tanto suyo desde el banquillo no recuerdo haberlo presenciado nunca. Cosa del fútbol moderno que no habría pasado si Mateu no hubiera dado permiso para que se realizara la sustitución hasta que el VAR terminara de revisar la acción.
El Atleti había hecho lo más difícil, ponerse por delante ante un rival pegajoso que no le estaba dejando apenas resquicios en defensa. Quedaba por saber qué actitud tomaría en ese momento, si la de seguir insistiendo en busca del segundo o la de enfriar el partido. Simeone hizo un cambio que repite en algunas ocasiones, quitar a Morata para meter un centrocampista, en este caso Saúl. Puede que su deseo fuese que el equipo no se replegara y siguiera atacando, pero lo cierto es que si las cosas no terminan saliendo bien, corres el riesgo de que te apunten esa decisión en el debe, porque te quedas sin una referencia en el ataque y el rival, que ya va hacia arriba obligado, tiene uno menos del que preocuparse.
Saúl, que acabó como héroe en Pamplona al marcar el gol del triunfo, cometió penalti en el minuto 82
Y como el fútbol es así de caprichoso, fue el propio Saúl, que hace unos días en Pamplona acabó como héroe al marcar el gol del triunfo, el que cometió penalti a favor del Getafe en el minuto 82 tras dar el balón en su brazo extendido mientras saltaba de espaldas. El inquilino del banquillo rival, Quique Sánchez Flores, recurrió en varias ocasiones, cuando fue técnico del Atleti, a la frase “pegarse un tiro en el pie” para referirse a acciones evitables, absurdas, que cometían y que costaban puntos o eliminaciones. Pues ni en la etapa exitosa de Simeone se ha podido evitar que los rojiblancos sigan pegándose tiros en el pie de vez en cuando. Unal transformó la pena máxima con un potente disparo a la derecha de un Oblak que adivinó la dirección pero que no llegó en su estirada.
Entonces Simeone metió a Memphis, pero ya todo fue un querer y no poder, con Carrasco como protagonista de todos los intentos en ataque de los atléticos. Especialmente desesperante fue su última acción, en el minuto final del choque, cuando tras recoger un rechace de Soria a la salida de un córner se complicó la vida al querer hacer lo más difícil: regatear a dos rivales en el área, en lugar de buscar a los compañeros que esperaban un pase. Acabó por perder el balón.
Pese al mal resultado, al Atleti no le salió mal la jornada. Villarreal y Betis, sus principales perseguidores por la cuarta plaza, que da acceso a Champions, perdieron sus partidos. Pero al igual que le ocurrió el año anterior, el equipo sigue dejándose puntos ante rivales inferiores y de la parte baja de la tabla a los que debería superar. Da la sensación de que pocas veces logra que todas las piezas coincidan a la vez: a veces falta juego; a veces la definición; en ocasiones un poco de suerte; y en otras, aciertos arbitrales. Y también, casi siempre, sentirse como en casa en el Metropolitano.
El hogar es ese sitio en el que sentirse cómodo. En el que encuentras un ambiente acogedor, ya sea solo o en compañía de los seres más cercanos y queridos. Eso debería ser el Metropolitano para el Atleti, pero desgraciadamente no lo está siendo desde principio de temporada. La división que se vive...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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