italia
Elly Schlein, la líder a la que no vieron venir
La llegada de la nueva líder del Partido Democrático ha despertado una cierta ilusión. La joven de 37 años se enfrenta a la labor titánica de revitalizar la formación
Alba Sidera Roma , 12/03/2023
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La victoria de la flamante líder del Partido Democrático, Elly Schlein, representa un récord por triplicado. En primer lugar, no había sucedido nunca en la historia de la formación que todas las previsiones fallaran, y que el voto de las primarias abiertas cambiara el sentido del resultado del voto de los inscritos. Los que tenían el carnet del PD eligieron a su contrincante, Stefano Bonaccini, gran favorito en todas las quinielas. En segundo lugar, Schlein es la primera mujer en liderar el principal partido del centroizquierda italiano. Y lo hace justo en el momento en que otra mujer, Giorgia Meloni, lidera la derecha, la extrema derecha y el gobierno exprimiendo al máximo su condición de mujer –y de madre– para construir una retórica ultraconservadora y antifeminista. Y en tercer lugar, Schlein, de 37 años, ha desbancado a Matteo Renzi de un podio del que el florentino presumía siempre que podía: el de haber sido, con 38 años, “el secretario más joven de la historia del Partido Democrático”.
Elena Ethel Schlein nació en 1985 en Sorengo, un pequeño municipio de Lugano, Suiza, de madre italiana y padre norteamericano, ambos profesores universitarios. Llegó a Italia para estudiar en la Universidad de Bolonia, ciudad en la que militó en organizaciones estudiantiles y donde más tarde creció políticamente. Hizo un curso de DAMS (una especialidad en la que se estudia drama, artes y música) para pasarse después a Derecho. En 2008 se fue a Chicago para participar como voluntaria en la campaña electoral de Barack Obama, y explicó sus peripecias norteamericanas en un blog. Schlein siempre cuenta que la experiencia en la campaña de Obama le marcó profundamente, y que de hecho allí nació su pasión por la comunicación política. En 2012 volvió a Chicago, esta vez para formar a nuevos voluntarios para la reelección de Obama.
Se puede decir que Schlein se estrenó en la política italiana en el antirenzismo. Se dio a conocer en 2013, cuando formó parte de las protestas de las bases demócratas contra las maniobras y traiciones internas –lideradas en secreto por Matteo Renzi– que dejaron a Romano Prodi sin la Presidencia de la República. También en 2013 participó en el #OccupyPD, una campaña de las bases más progresistas que se oponía al gobierno de gran coalición de Enrico Letta, que pactó con Berlusconi (detrás de esta maniobra se encontraba también Renzi, que enseguida le quitó el puesto a Letta). Fue elegida eurodiputada con el PD en 2014, pero, al cabo de un año, como buena parte del sector más progresista liderado por Pippo Civati, abandonó el partido que Renzi estaba convirtiendo en una formación de centroderecha. Y se pasó a Possibile, de Civati. Fue eurodiputada del 2014 al 2019, vicepresidenta de la región de la Emilia-Romaña de 2020 a 2022 (con Bonaccini de presidente) y desde el pasado octubre es diputada. Después de siete años fuera del partido, en diciembre de 2022 se inscribió de nuevo al PD para concurrir como candidata a liderarlo.
Schlein es una progresista moderada: sus referentes políticos son Obama y Prodi
Schlein es una progresista moderada: sus referentes políticos son Obama y Prodi. Pero la derecha presenta su victoria como la llegada de un Anticristo vestido de joven feminista, atea y bisexual, dispuesta a homosexualizar a la población a golpe de hoz y martillo. El diario Il Tempo le dedicó una portada de terror con el título “ComunistElly” y este imperdible subtítulo: “Vamos hacia atrás, con Schlein se vuelve a los porros libres y a la lucha de clases”. Simone Pillon, uno de los ideólogos de la extrema derecha ultracatólica italiana, pilar del Congreso de la Familia y entusiasta de las teorías conspiranoicas más desternillantes, no ha dejado de sollozar desde que ganó Schlein. Según el leghista Pillon, la secretaria del PD será la encargada de hacer “el gran reset”, un lavado de cerebros masivo que inclinará a los italianos al aborto y la homosexualidad. La extrema derecha ataca a Schlein con inquina por ser feminista y bisexual, pero también por su origen judío, hecho que le ha convertido en protagonista de irreproducibles fabulaciones racistas. Los neofascistas, además, han dado la bienvenida a Schlein amenazándola y dedicándole diversas pintadas con esvásticas.
La progresía mediática, por su parte, señala como uno de sus puntos fuertes que “a diferencia de Meloni, que viene del fascismo, Schlein no viene del comunismo”. Lo destacaba en un elogioso artículo en La Repubblica la periodista Concita de Gregorio, una de las pocas grandes firmas del país que prestó atención a la figura de Schlein antes de su victoria.
La primera frase que dijo Schlein, emocionada y con toda la intención, cuando supo que había ganado, fue: “Esta vez tampoco nos vieron venir”, citando a la historiadora feminista estadounidense Lisa Levenstein. La frase, título del libro They didn’t see us coming: The Hidden History of Feminism in the Nineties (‘No nos vieron venir: la historia del feminismo oculto en los años noventa’), ha sido muy repetida desde la victoria de Schlein, hasta el punto de que Meloni, durante la pasada vigilia del 8 de marzo, también quiso utilizarla. Estaba inaugurando una foto suya en la Sala de las Mujeres, un espacio del Parlamento reservado a mujeres pioneras en política, y aprovechó para hacer el chascarrillo: “A menudo no te ven llegar”, dijo, socarrona.
Las palabras de Meloni llegaron a Levenstein. La Agencia Ansa preguntó a la académica, referente de la historia del feminismo de los márgenes, qué le parecía que la citase la líder posfascista –el adjetivo es mío, la principal agencia de noticias del país, siempre muy amable con Meloni, la describe “de centroderecha”–. Y si el hecho de que gobierne se puede considerar una victoria feminista. “Por supuesto que no”, aclaró: “La historia del feminismo y de la política –pensemos en Margaret Thatcher, por ejemplo–, nos enseña que tener una mujer en un rol de primer nivel no significa que habrá necesariamente un cambio político y económico positivo para la mayoría de las mujeres”, explicó Levenstein. Y recordó que existe una larga lista de mujeres de derechas que alcanzaron el poder gracias al esfuerzo de las feministas que, sin embargo, llevan a la práctica políticas antifeministas, perjudiciales para las mujeres (como las que está implementando Meloni). En cambio, se alegró de la victoria de Schlein, de la que dijo que “está alineada con el movimiento feminista internacional” y con sus batallas principales, como son “la justicia reproductiva, el acceso al aborto, la justicia económica, las discriminaciones raciales, los derechos de los discapacitados, la violencia de género y los derechos LGTBI”.
El simple hecho de que Schlein diga cosas de izquierdas parece ya un gran avance
La labor que tiene por delante Schlein es ingente. Venimos de un Partido Democrático que se avergonzaba de la palabra “izquierda”, que pactó con la patronal una reforma laboral contra los trabajadores, que ni siquiera tiene una posición unánime respecto al derecho al aborto o al matrimonio igualitario. Así que el simple hecho de que Schlein diga cosas de izquierdas (que quiere un salario mínimo, una reforma laboral inspirada en la de Yolanda Díaz, el matrimonio igualitario, etc.) parece ya un gran avance. La duda es si serán algo más que palabras.
Por ahora, la llegada de Schlein ha hecho remontar al PD en los sondeos (ha alcanzado el 17,9%, pero es que se parte de muy abajo) y supera por primera vez, desde octubre, al Movimiento Cinco Estrellas, que tiene un 16,8% de intención de voto. No obstante, el partido de Meloni, Fratelli d’Italia, lidera las encuestas en solitario con un 29,9% y nada hace presagiar que vaya a desinflarse. La Lega de Salvini tiene el 9,1%, los liberales de Renzi y Calenda un 7,6% y Forza Italia de Berlusconi el 6,9%. Por su parte la izquierda, aglutinada en la alianza Verdi e Sinistra, se queda en el 2,8%, por lo que, si hubiera elecciones ahora, no entrarían en el Parlamento.
Una muestra de la ilusión que ha despertado la elección de Schlein es que el 9 de marzo, a solo tres días desde que se abriera la posibilidad de acoger nuevas inscripciones, más de 7.500 personas se han hecho el carnet del PD. Bonaccini lo ha celebrado de un modo curioso, minimizando el boom de inscritos y ejerciendo de aguafiestas. “Era de esperar que muchos hicieran como Schlein y volvieran”, opina, pero “tenemos que evitar una hemorragia silenciosa de los que corren el riesgo de no sentirse en casa”, añade. Para intentar acoger a los que quieren un PD menos retrógrado sin que la vieja guardia se lance a los brazos de Renzi y Calenda y su “Tercer Polo”, Schlein decidió este viernes ofrecerle la presidencia del partido a Bonaccini. En los próximos meses veremos en qué medida Schlein será capaz de airear un centroizquierda burocratizado y alejado de los trabajadores, que se ha convertido en “el partido de las corbatas”. Se parte de tan abajo que si lograra desderechizar el PD y acercarlo a los estándares del resto de partidos socialdemócratas europeos ya sería una gran victoria. Fácil no lo va a tener.
La victoria de la flamante líder del Partido Democrático, Elly Schlein, representa un récord por triplicado. En primer lugar, no había sucedido nunca en la historia de la formación que todas las previsiones fallaran, y que el voto de las primarias abiertas cambiara el sentido del resultado del voto de los...
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Alba Sidera
Periodista especializada en la extrema derecha y el análisis político. Vive en Roma desde el 2008, donde trabaja como corresponsal. Autora del libro 'Feixisme Persistent'.
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