PROCESANDO EL YUYU
Se nos rompió la ODE de tanto usarla
La alta judicatura sigue siendo fiel, todo apunta a ello, al mensaje agresivo del rey, el 3-O, y a sus propias dinámicas y/o errores iniciales
Guillem Martínez 3/03/2023
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1- La idea sigue siendo explicar lo de Cat a través de la revisión de sentencias del TS, posterior a la reforma del Código Penal, y a través de la respuesta a Llarena por parte del TJUE. Pero febrero es lo peor, etc. Febrero acumula. Es más, este febrero se ha cumplido un año de la guerra. Lo que obliga a hablar de esa unidad de pesos y medidas denominada año.
2- Un bebé de un año ya emite ruiditos sobre sí mismo, de manera que es posible suponerle tendencias. Como pasó con Siddharta Gautama, que antes del año ya decía monerías, como “No hay ya más venir a ser / No hay nada que realizar”. ¿Cómo es la Guerra, nuestro bebé de un añito, a partir de sus gorgoritos? No se pierdan el punto 3, ese inciso. Condensa tanto un año/el paso del tiempo, que igual se lo vendo a Shiseido para que hagan crema facial.
En plena guerra, la Comisión prosigue con los ajustes neoliberales/la selva
3- La Guerra. Se ignora el número de muertos que ha creado. Se ignora la propia razón de la guerra, más allá de una invasión fuera de derecho. ¿Es una guerra por territorios? ¿Por materias primas? ¿Para que un dictador recupere el mojo? Ni siquiera sabemos si todavía es una guerra balcánica al uso, o si ya han matado al archiduque en el Pacífico. No sabemos oficialmente la autoría del mayor acto de guerra de esta guerra, si exceptuamos la propia guerra: el atentado al Nord Stream. En el Báltico, un mar que, como el Carrefour, está equipado, estimados clientes, con instalaciones de videovigilancia para su seguridad. La autoría de ese atentado puede hipotecar una candidatura presidencial demócrata en Estados Unidos por décadas. O no. La UE ha emitido 11.000 sanciones económicas contra Rusia. ¿Han ido a parar a algún lugar efectivo? Medios serios –como The Economist– apuntaron la posibilidad de que Rusia proclamara la bancarrota en abril del año pasado. Y, visto lo visto, como que no. Que nos falle The Economist es, por cierto, importante. Explica que está pasando algo gordo en las cosas del informar. En las que no fallaban, quiero decir. Imagínate en las otras. Rusia, a su vez, ha emitido, como quien dice, una sola sanción a Occidente: chulearle las materias primas. La información sobre el resultado de ello también es difusa. Pero, a ratos, como los estorninos cuando buscan dónde dormir, adquiere una densidad precisa. En Alemania, por ejemplo, BASF se pira –¿a Turquía? ¿A China? ¿A Argelia? ¿A Estados Unidos? ¿A Rusia?–. Lo que supone el inicio, con todas las letras, de la desindustrialización en Alemania –las alemanias desindustrializadas, recuerden, nunca nos han sentado muy bien–. Estados Unidos ha sustituido a Rusia –o a Argelia, según– como principal exportador de gas a Europa. A un precio que no es una ganga. Países que nunca habían exportado petróleo exportan petróleo manufacturado ruso a Europa, cobrando por el milagro, como durante la Ley Seca. Se están confirmando –apunta Gilles Kepel– dos instituciones que parecen ser importantes en el mundo futuro. No son instituciones democráticas. Ni siquiera son instituciones edificantes. Una es la OTAN. Integra a países abiertamente no democráticos, como Turquía. La otra es la OPEP. Integra a países abiertamente no democráticos, como los de siempre en la OPEP, más Turquía y Rusia. La Comisión, tras un año de guerra, no ha intervenido los mercados. No intervenir los mercados es, de hecho, la sanción internacional más importante y determinante emitida por la UE. Y va y la hace contra nosotros mismos, zas. Con un alto coste. En inflación, como poco. Ni siquiera –ay, uy– se han intervenido los mercados energéticos. La excepción Ibérica –un chiste: pagar los beneficios a las empresas para que se corten relativamente– se ha revelado como una genialidad, en ausencia de cualquier tipo de inteligencia para paliar la selva. En plena guerra, la Comisión prosigue con los ajustes neoliberales/la selva, esa otra guerra, a la vez que, por primera vez desde 2008, promueve el gasto y da pasta para realizarlo siempre y cuando se gaste lejos del Bienestar. Parece ser que el dinero europeo se gastará en a) la empresa y b) la clase media –¿qué puede salir mal?–. La a) empresa, a partir de cierto tamaño/sector, empieza a ser un objeto protegido del mercado por el Estado. Se está dibujando –ojo– una suerte de comunismo/no-mercado derechista. La b) clase media ya no es aquel punto igualitario de los años sesenta y setenta. Es una condición que no nace del trabajo, sino de la herencia. Como señala Emmanuel Rodríguez, si heredas inmueble/s y/o rentas, eres clase media. Si no, chungo. Defender la clase media hoy es, por tanto, una suerte de violencia económica. En España esa violencia es también no regular los alquileres. Empieza a haber fallos en la unanimidad ante la guerra en Europa. En esos fallos es determinante la extrema derecha, esa cosa cada vez más determinante. Juega y gana en los dos bandos. Lo que es un win-win. En uno es el nacionalismo en el que pueblo y Estado coinciden tanto que no necesitan democracia. En el nuestro es la palabra patria de la frase: “¿Cuánta patria necesita una persona? Si tiene poco, mucha”. La izquierda, un tanto apollardada, emite un pacifismo antiguo, casi cristiano. La izquierda no solo tiene problemas de correlación: carece de palabras, lo que es más severo. David Graeber y David Wengrow dibujan que solo posee una palabra: desigualdad. Es una palabra tan poca cosa que la utiliza el neoliberalismo y/o la extrema derecha. Desde el siglo XIX, y hasta el último tercio del XX, se disponía de más palabras. De todas. Mis favoritas: plusvalía y compañero/a/e/i/o/u. Por ausencia de políticas sociales, por presencia de neoliberalismo y de su mascota, la guerra, por desaparición de palabras, esto puede ser un momento chachi para la extrema derecha, esa electricidad. Lo veremos, o no, el invierno que viene. Esta guerra, en fin, sucede en invierno, a través de los combustibles y de mercados crípticos, no intervenidos en modo economía de guerra. Lo demás son matanzas. De las que sabemos poco o nada. Chimpón.
4- Como ven, el bebé Guerra apunta maneras. Cuando le cambie la voz, esto puede ser de peli de terror japonesa, esas pelis en las que el monstruo es una persona normal, pero que no habla y que está muerta. Como las guerras. Esta es, en fin y definitivamente, una época incalculable. Es decir, de impredecibles cambios. O, como dicen los clásicos, cha-cha-cha-cha-changes.
La agenda creada por la guerra desplaza y hace lejana y cómica la legendaria crisis cat
5- La agenda creada por la guerra, escondida debajo de la información y la desinformación sobre la guerra, desplaza a cualquier otra. Desplaza los problemas anteriores, de repente envejecidos. Por lo mismo, desplaza y hace un tanto lejana y cómica la legendaria crisis cat. ¿Qué queda de ella?
6- En términos generales, queda el residuo seco de su exageración. Tan descomunal que supone un psicoanálisis a la política cat y esp. En Cat la exageración consiste en la intensidad de la mentira emitida durante varios años. No todos los políticos, ni todas las sociedades, pueden aceptar y participar de la mentira tanto tiempo y con tanta profundidad. Tanta mentira habla de una crisis llamativa en la política y en la sociedad. Una crisis absoluta del catalanismo, de la que ya les hablaré otro día que esté más triste. En Esp, la exageración consiste en el exceso de sobreactuación, en modo huelga japonesa, del ámbito judicial, político, policial y regio, que dieron carácter de amenaza real al Estado a toda una serie de improvisaciones. El resultado es el desprestigio –incalculable, y aún no finalizado– de todas las instituciones participantes. La monarquía, por ejemplo, queda a la altura del betún tras meterse en política, y cede su futuro –o, al menos, lo que le queda de su prestigio– a una sola, dramática e improbable jugada: la verificación, cuando llegue el día, de que el rey, y la familia real, no aceptan la fortuna fraudulenta de su padre.
En futuros juicios al procesismo, el resultado puede ser de condena efectiva a prisión
7- Lo divertido es que el descrédito de ambas escuelas de exageración no parará de crecer en los próximos meses, en tanto ahora ambas exageraciones están en manos europeas. En Cat está en juego una cultura nacida en 1981: el pujolismo, el catalanismo sustentado en la propaganda, y la propaganda sustentada en la amenaza non-stop de dejar de existir como nación. En Esp, el prestigio de la Justicia, incluso su calidad democrática. Pas mal.
8- La alta judicatura, por ejemplo, sigue siendo autónoma –no confundir con ser independiente; Uganda es independiente, e Idi Amin Dada, autónomo–. Eso se desprende de la ITV que el TS llevó a cabo hace escasas semanas a las sentencias del procés, tras la reforma del Código Penal. La cosa queda así, dos puntos. Algunos políticos y líderes de asociaciones políticas acceden a la extinción total de sus penas. Lo que era el objetivo de los indultos y de la reforma del Código. Pero a Junqueras, Romeva y Turull se les endosa la pena más alta por malversación, que ahora se traduce en inhabilitación. Esto es importante. Explica que a) los políticos que reformaron el Código Penal –unos genios, a su vez–, rebajando la malversación –ay–, y subiendo hacia lo imprevisible los desórdenes públicos –uy–, perdieron el tiempo, pues b) el TS interpreta la reforma desde su autonomía ante la realidad, como, por otra parte, era tan y tan probable. Por lo que c) en futuros juicios al procesismo –quedan unos cuantos; no los tres mil y pico de los que informa el procesismo convulsivo–, el resultado puede, ¿por qué no?, ser de condena efectiva a prisión. Por malversación, o por desórdenes públicos. O por, yo qué sé, estupro. La alta judicatura sigue siendo fiel, todo apunta a ello, al mensaje agresivo del rey, el 3-O, y a sus propias dinámicas y/o errores iniciales.
9- ¿Cómo va la cosa en Europa? No se vayan, que eso puede ser lo más divertido.
10- Llarena emitió, recuerden, una pregunta al TJUE. La pregunta –no exenta de inteligencia– era básicamente esta: ¿es posible emitir una ODE/Orden de Detención Europea? Pues bien, la respuesta, de hace unas semanas –antes de su febrero y de mi covid, estimado lector– es que sí, se pueden emitir ODE por un tubo. Lo que es muy importante. Se mantiene el núcleo de la ODE, que es –ojo– la solidaridad entre Estados. El TJUE, en su respuesta, rechaza el punto de vista belga, conforme el TS no era competente para emitir una ODE. También señala que no se puede denegar una ODE basándose en el derecho del país receptor. Pero, a su vez, se especifican límites y controles a las ODE. Una ODE puede quedar reducida a un pito-del-sereno si hubiera, en el país emisor, “deficiencias sistemáticas y generalizadas” en su Justicia –este sería, esta mañana a primera hora, el caso de Rumanía, Hungría o Polonia–. Se especifica que esas “deficiencias sistemáticas y generalizadas” puedan, además, afectar a un Grupo Objetivamente Identificable –o GOI; en el TJUE se ha aludido, con esas siglas, a la minoría gitana en Hungría, por ejemplo–. También se especifica que, para negar una ODE, se dé la condición de que la persona a la que se reclame pertenezca a ese GOI. ¿Son malas noticias para la justicia esp, y buenas para los usuarios procesistas cats en Bélgica? No. Más bien, por ahora, son malas noticias para la justicia esp, y no necesariamente buenas para los usuarios procesistas etc. Me explico.
El TJUE se ha quedado a gusto. Establece la barra libre de ODEs y, a la vez, las limita
11- El TJUE se ha quedado a gusto. Establece la barra libre de ODEs y, a la vez, las limita. Es decir, no habla claro y no aporta nitidez. El TJUE, cabe suponer, ha decidido hacerse el interesante, en tanto la jurisprudencia del caso habla por él. Si eso es así, veamos lo que la jurisprudencia internacional del caso cat explica.
12- Los exiliados cat, así a lo bruto, han tenido tres sustos hasta la fecha. Se trata, recordemos, de a) la detención de Puigdemont en Italia, la b) detención de Puigdemont en Alemania, y c) la ODE a Lluís Puig –exiliado en Bélgica, si bien, y al contrario que Puigdemont, Ponsatí y Comín, sin acceso al aforamiento del Europarlamento– rechazada absolutamente por la justicia belga. El caso a) no pinta mucho aquí, en tanto que en Italia simplemente se decidió que los exiliados aforados no eran, por eso mismo, sensibles de ser extraditados. Lo que otorga ya un dato: solo pueden recibir ODE los no aforados, o los aforados a los que el Parlamento Europeo retira el pack aforamiento. El caso b) ya empieza a ser importante.
13- En Alemania se rieron de los cargos remitidos por Llarena –recuerden: el llenapistas era rebelión, como cuando la guerra Boer–. No obstante, los jueces alemanes ofrecieron una ODE inmediata, si bien por el cargo ni-fu-ni-fa de malversación, que Llarena rechazó. Esto orienta al hecho de que la ODE puede ir rapidita para un no aforado, o que incluso puede ser un motivo para el desaforamiento de un eurodiputado, en el caso de que sea por malversación. Lo que sería, a su vez, divertido. El rey, la poli, los jueces, el grueso del periodismo español, quedarían desautorizados, pues la rebelión, la Gran Amenaza para España, quedaría, una vez la tienes que exportar a Europa vía ODE, en una malversación cutre-salchichera. Por lo demás, en Alemania no se aceptó –y esto es importante– ningún planteamiento de la defensa procesista, que esgrimía la argumentación de que los exiliados son GOI como una casa, así como algo parecido a “deficiencias sistemáticas y generalizadas” en la justicia española. Importante: sobre la cosa GOI. No es un argumento indepe. Reivindicar ser GOI es reivindicar la integración –de un individuo no integrado en el Estado, sino perseguido por él; recuerden los gitanos de Hungría– en el Estado. Lo que es lo contrario a la indepe. Como siempre en el procesismo. No, si te tienes que reír.
14- En Bélgica la cosa fue –y, ojo, es– diferente. La justicia belga consideró no competente para una ODE al TS –algo que, tras la respuesta a Llarena del TJUE, no puede volver a esgrimir–. Por lo demás, Bélgica tampoco aceptó ningún argumento de la defensa cat. Preguntado al entorno del TS por el porqué de la beligerancia belga hacia la justicia española, la respuesta es curiosa: “Nos tienen manía”, que es lo que yo decía cuando suspendía latín. En todo caso, el partido transcurre actualmente en Bélgica. En el caso de que Llarena vuelva a intentar una ODE –contra Puig; es imposible, por ahora y por inmunidad parlamentaria, realizarla contra otra persona–, habrá que estar pendiente de la respuesta belga. ¿Será a la alemana? ¿O será a la belga? Esto es, ¿se negará la ODE por otra razón diferente a la esgrimida por Alemania? Si esgrime otras razones, recuerden que, tras la respuesta del TJUE son pocas, y todas aludirían a una erosión no democrática en la justicia española, y/o a la falta de ecuanimidad ante un colectivo.
15- Se dice rápido.
16- Estén atentos a sus pantallas. Y compren palomitas. El fin de este caso puede ser sorprendente. Es poco probable un éxito, incluso un reconocimiento, de los argumentos de la defensa cat. Pero sí puede haber un gancho de izquierda contra la justicia esp, y contra su entorno: un rey, dos cuerpos de policías, unos medios de comunicación y tres partidos nacionalistas esp. Quizás por ello, Llarena no ha vuelto a emitir ninguna ODE desde que se le comunicó que podía hacerlo. Lo que tiene guasa. Continuará. Por años.
1- La idea sigue siendo explicar lo de Cat a través de la revisión de sentencias del TS, posterior a la reforma del Código Penal, y a través de la respuesta a Llarena por parte del TJUE. Pero febrero es lo peor, etc. Febrero acumula. Es más, este febrero se ha cumplido un año de la guerra. Lo que...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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