Un reciente informe llevado a cabo por las investigadoras Victoria Ateca, de la Universidad del País Vasco y Anna Villarroya, de la Universitat de Barcelona, pone de relieve la precariedad, tanto material como de reconocimiento social a la que están sometidos los profesionales del sector cultural. 

Aunque este sector generó alrededor del 2,4% del PIB en 2019 y un 3,5% del empleo total en 2020, su valor va más allá de su aportación a la economía, dado que beneficia a la sociedad en aspectos como la inclusión social, el bienestar personal o la educación. 

El citado estudio ha permitido revelar las debilidades estructurales del sector cultural en cuanto a las condiciones laborales y de vida de los artistas y profesionales de la cultura, y su consideración sobre su trabajo y sobre la percepción que de este tiene el resto de la sociedad. Según los participantes en la encuesta, la sociedad suele conceder poco valor a su trabajo y a la figura del profesional de la cultura, y, en general, desconoce cómo son sus condiciones laborales y de vida. No obstante, la mejora de las condiciones de vida de los profesionales de la cultura exige un mayor reconocimiento profesional y económico, además de social. Por otra parte, estos profesionales manifiestan que la pandemia de covid no ha hecho sino agravar sus condiciones de trabajo, y los ha conducido a niveles de bienestar subjetivo bajos. La situación es peor para los menores de 35 años. Estos se han visto obligados, en mayor medida que los de más edad, a desempeñar en alguna ocasión su actividad de forma irregular, además de verse abocados a afrontar más intensamente dificultades como el desequilibrio entre su vida personal, familiar y profesional.

La pandemia ha impactado especialmente en las rentas procedentes de las actividades creativas, con un 34% de los encuestados que declara haber sufrido disminuciones en estas rentas, frente al 24% que señala disminuciones en las rentas procedentes de actividades no creativas. Los efectos han sido desiguales para los profesionales de los distintos sectores.

La situación de pandemia generada por la covid-19 también ha alterado otros aspectos relacionados con las condiciones laborales como, por ejemplo, el medio habitual de trabajo utilizado en las tareas culturales. Así, la modalidad de trabajo en línea de carácter colaborativo es la que ha experimentado un aumento más destacado en el contexto de pandemia, si bien el porcentaje de profesionales que trabajan en modalidad presencial y colaborando con otros sigue siendo el medio más habitual de trabajo utilizado en las tareas culturales (36%).

El estudio también ha permitido aproximarnos a la percepción de estos profesionales en torno a la salud, bienestar y calidad de vida y su relación con las condiciones laborales. Tan solo el 36% de los entrevistados consiguen siempre o casi siempre un equilibrio entre la vida personal, familiar y profesional en el ámbito cultural. No obstante, se observan diferencias significativas por grupos sociodemográficos. Así, los jóvenes menores de 35 años, los hombres y los profesionales con baja cualificación académica formal de la muestra acusan más esta falta de equilibrio.

A diferencia de otros estudios, este trabajo ha tenido en cuenta las características sociodemográficas de los encuestados en el análisis de las condiciones de vida. Esto ha permitido aproximarse al impacto desigual de la covid-19 en los distintos colectivos de trabajadores. Así, colectivos ya de por sí en situaciones más precarias, especialmente el de los jóvenes, han sido los que más han acusado los efectos de la pandemia. En este sentido, la alternativa de abandonar la actividad creativa o de emigrar, como consecuencia de la pandemia, fue considerada, sobre todo, por individuos menores de 35 años.

El estudio también nos ha permitido observar patrones distintos en función del género de los trabajadores. Así, las mujeres, en mayor proporción que los hombres, creen que la situación de confinamiento ha mejorado la percepción social acerca del valor del trabajo de los artistas y profesionales de la cultura. Por otra parte, los hombres, en mayor proporción que las mujeres, se plantearon abandonar la actividad creativa o buscar trabajo creativo en otro país.

Entre los puntos clave se señalan cuestiones tales como que tan solo el 5% de los profesionales de la cultura creen que la sociedad considera su trabajo esencial, a pesar del papel clave de la cultura como elemento de inclusión y de bienestar individual y social. Además, alrededor del 70% de los profesionales del ámbito cultural señalan sufrir la presión del tiempo y no poder desconectar de su trabajo, frente a casi el 60% del conjunto de trabajadores españoles que, en 2019, manifestó sufrir esta presión. Por último, cabe destacar el hecho de que casi el 60% de los profesionales declaran ganar menos de 1.500 euros mensuales procedentes de su actividad cultural. Esto representa un elevado porcentaje de profesionales que perciben remuneraciones de su actividad cultural muy inferiores a la renta salarial mediana (1.757 euros) y media (2.087 euros) del 2021, según datos procedentes de la Encuesta Anual de Estructura Salarial del INE para ese año.