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Succession es sin duda uno de los acontecimientos cinematográficos de los últimos años. A modo de resumen para quien no lo sepa o no se haya acercado todavía a ella, diré que es un drama satírico que narra las luchas en el seno de una familia muy poderosa dedicada a los medios de comunicación. La familia Roy es propietaria de un conglomerado de medios dirigido por el magnate Logan Roy. Sin embargo, más allá del análisis fílmico, hoy me quiero centrar en el arte, o más bien en la selección de obras de arte que aparecen en los diferentes capítulos que componen la serie. El arte no es un tema importante en Succession, no hay nadie aparentemente interesado en él, ninguno de los hijos de Logan muestran el más mínimo interés, ni por el arte, ni por el mercado del arte. Sin embargo, como gente rica que son –asquerosamente rica– el arte es un elemento más a través del cual proyectan su estatus. La selección de obras que aparecen salpicando las asépticas paredes de la sede empresarial de los Roy, o sus insultantes apartamentos y mansiones, darán información muy valiosa sobre aspectos psicológicos que atañen al tono mismo de la serie, a sus personajes principales e incluso a las narrativas y giros de guion.
Los interiores de la serie se presentan ante nosotras como lugares sin vida, un poco como del gusto del home staging que pregona que para vender una casa tienes que despersonalizarla al máximo. Esta asepsia provoca que las casas tanto de Shiv como de Kendall, por ejemplo, sean lugares sin vida, frías, vacías incluso. A través de estos espacios grises recibimos información muy relevante de los personajes, quizá lo más importante es que lo que les interesa no está ahí dentro, sino en otro lugar. Son espacios para fingir que aman y los aman, lugares que aparentemente son hogar, pero tan solo son construcciones desprovistas de calor, que ayudan a los personajes a camuflarse. Sin embargo, las obras de arte, cuando aparecen, funcionan a modo de clave, como si canalizaran estrategias narrativas y visuales capaces de transmitir información de importancia capital. He seleccionado algunas obras que aparecen a lo largo de la serie y que construyen las imágenes de poder, traiciones y capitalismo atroz sobre las que la serie asienta sus líneas argumentales más importantes:
La caza del tigre sangriento de Rubens, 1615-1617.
Uno de los primeros pósters promocionales de Succession usaba este cuadro de Rubens para anunciar todo lo que iba a suceder. En el lienzo vemos a un hombre enfrentándose al animal, en una especie de escena bélica en la que un grupo de cazadores lucha contra una manada de grandes felinos. ¿Es Logan el tigre herido? ¿Es el cazador? ¿Son los hijos de Logan los tigres o los cazadores? Lo cierto es que cuesta diferenciar al cazador de la presa, algo que, como vemos, va a trasladarse a la línea argumental de la serie. Esta obra de Rubens quedó incautada durante las guerras napoleónicas, en el contexto de una lucha despiadada y cruenta que se libró por hacerse con el control de Europa. Es imposible no pensar en las disputas y luchas de los hermanos Roy por hacerse con el dominio del imperio mediático de su padre.
Spegazzini #01, de Frank Thiel.
La fotografía de un glaciar que se viene abajo aparece de manera discreta en el capítulo piloto de la serie. De dimensiones considerables, esta obra de Frank Thiel se expone en una sala de juntas de la compañía Waystar. La imagen, que tiene un trasfondo bastante siniestro, hace referencia a una enorme formación glacial que se encuentra en la Patagonia argentina. La fotografía forma parte de una serie que pretende transmitir tanto la fragilidad como la fuerza y la majestuosidad del mundo natural. No podemos pasar por alto que cuando la imagen aparece en Succession el personaje que está situado delante es Logan. En cierta manera, a lo largo de la serie, Logan se comportará exactamente igual que ese glaciar de la foto, con fuerza y con fragilidad. La obra de Thiel describe también en gran medida los egos de muchos de los personajes de Succession. Yo me inclino a pensar que el simbolismo del glaciar hace referencia directa a Logan, a su aparente fragilidad, a su enfermedad, a su inminente final, y a la más que evidente fuerza que su figura seguirá proyectando incluso después de fallecer.
Retrato de Louise de Keroualle, de Peter Lely.
¿Por qué iban a insertar un cuadro de Louise Keroualle en Succession? Muy sencillo, veamos esta obra y su historia. Keroualle, que llegaría a duquesa de Portsmouth, fue amante de Luis XIV y después la favorita del rey Carlos II de Inglaterra. Siempre se pensó en ella como una espía. Cuentan en el Museo Getty, donde cuelga la imagen, que Louise usó su influencia de manera muy inteligente para estrechar lazos entre ambos monarcas, en un momento histórico convulso entre Inglaterra y Francia. Este cuadro aparece en el capítulo 5 de la primera temporada, momento en el que las traiciones comienzan aflorar y en el que los vaivenes de lealtades son ya el pan nuestro de cada día. Kendall empieza a maquinar contra su padre el voto de censura, y Tom recluta a Greg para destruir documentos que implican a la compañía por crímenes en los cruceros. El cuadro de Lely aparece durante una cena de Acción de Gracias en medio de puñaladas por la espalda, escándalos y traiciones. La composición de la escena, junto con la información del cuadro, nos está dando claves sobre el papel que Marcia pueda jugar entre los que parecen estar librando la lucha por el poder, pero también sobre ellos mismos y sus voluntades y lealtades volátiles.
Dante y Virgilio, de Bouguereau.
La obra elegida para la promoción de la segunda temporada de Succession fue Dante y Virgilio de Bouguereau. Los hijos de Logan Roy están sentados en una mesa que preside el padre, de pie y en la que también están sentados Tom y Greg. Detrás de Logan, sobre la chimenea, cuelga la imponente obra. El cuadro de Bouguereau representa una escena del infierno de Dante, en concreto el octavo círculo, que está reservado a los imitadores y a los falsos. Muestra al autor y a su guía Virgilio observando a unos condenados. Sabemos que el lienzo representa a Gianni Schicchi mordiendo al hereje Capocchio, un caballero italiano que usurpó la identidad de Schicchi y falsificó su testamento para apoderarse de su herencia. Parece que el cuadro podría hacer referencia a la muerte de Logan, una muerte que acabará por producirse y que aparece siempre como una fantasía de sus hijos. El testamento, con el garabato casi ininteligible, parece también estar anunciado en el propio cuadro. El deseo de matar al padre es algo que vertebra todas las temporadas de Succession: en la primera la enfermedad repentina parece presagiar su muerte. Durante algunos capítulos fue un matar performativo: matar al padre para ocupar su lugar, para sustituirlo en escena. Ahora ya es una realidad. Todos quieren reemplazarlo, hacerse pasar por Logan, el círculo octavo no lo olvidemos, era el destinado a los falsos imitadores. Y durante la última temporada el juego de máscaras será más evidente.
El cuadro de Bouguereau representa una escena del infierno de Dante, en concreto el octavo círculo, que está reservado a los imitadores y a los falsos
Es el 40 cumpleaños de Kendall y el séptimo episodio de la tercera temporada. Durante este capítulo veremos como Kendall, siguiendo su estrategia de comunicación, y también desesperado por tener relevancia, organiza su fiesta de cumpleaños en The Shed, un centro de artes multidisciplinar ubicado en Manhattan. The Shed es el espacio en el que se sitúa también la estructura Vessel, un lugar famoso por ser frecuentemente elegido para llevar a cabo suicidios, cuatro hasta la fecha. Toda la experiencia imaginada por Kendall parece ser una crítica atroz hacia este complejo que ha sido censurado y ridiculizado como el patio de recreo de los pijos multimillonarios.
En este capítulo, los invitados de Kendall tienen que pasar obligatoriamente al lado de unas pantallas situadas como lo estarían en una instalación artística; en ellas se muestran un montón de espermatozoides. Al final los invitados, entre los que se encuentran los hermanos de Kendall, llegarán a un túnel rosa en el que una azafata les dará la bienvenida como recién nacidos en el mundo de Kendall Roy. La instalación recuerda también a Hon de Nikki de Saint Phalle, en la que los usuarios se adentraban en una enorme escultura de una mujer desnuda y embarazada. Es curioso también cómo, en este capítulo, Kendall y Roman discuten sobre la propiedad intelectual en el momento en el que Roman le pregunta a su hermano si ha pedido a su madre permiso para replicar su vagina.
Vagina inmersiva en el Hudson Yards.
En la última temporada también hemos podido apreciar a los Roy sentados alrededor de la mesa en una versión más audaz y violenta que Freedom from Want del pintor Norman Rockwell. En esta última temporada, se puede apreciar que en el apartamento de Logan Roy en Manhattan cuelga un paisaje holandés de la Edad de Oro, una obra de Honoré Daumier, un Gauguin y también un Renoir. Esta selección de obras impresionistas parece conservadora si la comparamos con las obras de carácter más moderno y contemplativo que aparecen en la casa de su competidora, Nan Pierce, en California. Destaca sobre todo la pintura de campos de color de Ronnie Landfield, que parece una forma de reforzar el carácter polarizado entre sus empresas y su ideología.
Andy Warhol Self-Portrait.
Mucho se ha hablado también de la sorpresa que produjo en a audiencia el destino de Logan, pero como bien han señalado medios como Vulture, deberíamos haberlo visto venir. El arte a lo largo de todos los episodios nos ha ido marcando los giros narrativos casi de cada personaje.
Pensemos en la cena de Connor Roy en el famoso restaurante The Grill de Nueva York. Allí, el autorretrato de Andy Warhol de 1986 aparece en varias ocasiones de manera profética. Estas dos versiones del autorretrato de Warhol aparecen en pantalla durante casi un minuto, y proyectan información sobre la narración y el relato. Estas obras fueron creadas por Warhol pocos meses antes de su muerte, a causa de una arritmia. El rostro del artista parpadea en la oscuridad a modo de holograma, que entra y sale de definición, y sus labios entreabiertos revelan un abismo de tinta que apenas deja escuchar la respiración del artista. Sin duda es una obra que se eleva como memento mori. Y es justo ahí donde se unen la obsesión de Warhol con la fama, con la muerte y el yo, con las obsesiones del propio Logan Roy.
No me gustaría dejar de señalar el trabajo de Fanny Pereire, una curadora que selecciona obras de arte para millonarios que no existen. Ella es la encargada de seleccionar las colecciones de arte de muchos magnates que aparecen en la ficción. Pereire lleva más de una década seleccionado arte para producciones televisivas y cinematográficas y, como vemos tras analizar Succession, su trabajo no es solo impecable, es indispensable para crear sentido narrativo.
Succession es sin duda uno de los acontecimientos cinematográficos de los últimos años. A modo de resumen para quien no lo sepa o no se haya acercado todavía a ella, diré que es un drama satírico que narra las luchas en el seno de una familia muy poderosa dedicada a los medios de...
Autora >
Deborah García
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