MALOSERÁ
Los últimos días del sanchismo
La derecha es consecuente. Siempre repite el mismo mensaje: los males de España se arreglan echando a alguien quien, casualmente, tiene la culpa de todo lo malo que nos pasa
Antón Losada 21/07/2023
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O muere o le matamos. La impresionante maquinaria puesta en marcha para su derogación lo pronostica. Vivimos los últimos días del sanchismo. No se admiten devoluciones. Si hacemos caso a la derecha la campaña ya ha terminado, las elecciones ya se han celebrado y apenas queda el trámite de desalojar al okupa de la Moncloa; cambiando las cerraduras para que nadie que no sea gente de bien pueda volver a instalarse.
Lo acontecido con los debates aporta el mejor ejemplo del imbatible funcionamiento de la máquina. El cara a cara no iba a resultar tan determinante ni decisivo… Hasta que lo ganó Feijóo. Entonces se convirtió en una pieza de estudio. De hecho, únicamente hay dos debates que realmente cambiarán el curso de la historia: el Nixon-Kennedy y el Sánchez-Feijóo. Ahora que el aspirante popular ha preferido verlo desde casa, con lumbalgia, a acudir al plató en la televisión pública, los debates vuelven a sustanciarse poco relevantes y escasamente trascendentes. La paradoja de la prensa conservadora al intentar convencernos de que el candidato popular ganó, sin presentarse, un debate que no le interesaba a nadie y resultó un tostón supone una de las cosas más supercalifragilisticoespialidosas vistas en años.
El cara a cara no iba a resultar tan determinante ni decisivo… Hasta que lo ganó Feijóo
Con todos sus excesos, este antisanchismo de derechas merece un respeto. Hay que reconocer que se lo han currado. Proviene de una larga tradición conservadora española, según la cual el problema siempre es el presidente socialista por no ser verdaderamente socialista, como le gustan a la derecha. Felipe González traicionaba a Pablo Iglesias y a los socialistas del exilio, los verdaderos luchadores por la democracia. Rodríguez Zapatero traicionaba a Felipe, el verdadero hombre de Estado. Pedro Sánchez traiciona a Zapatero, el apóstol del pacto. En unos años, menos de los que usted cree, quien sea andará traicionando a Sánchez, que fue el verdadero socialista sólidamente instalado en la centralidad. La derecha es consecuente. Siempre repite el mismo mensaje: los males de España se arreglan echando a alguien quien, casualmente, tiene la culpa de todo lo malo que nos pasa.
Entre todos los especímenes que hemos visto reproducirse durante esta campaña, ninguno tan antipático como el antisanchista socialista. Desde tiempos inmemoriales ha habitado en el ecosistema progresista la verdadera izquierda, esa especie que renunciaba a votar a la izquierda porque nunca era suficientemente de izquierdas y, para eso, mejor que gobernase la derecha. Pero el antisanchista socialista supone una mutación que ha alumbrado una especie superior.
La verdadera izquierda de toda la vida está decepcionada y por eso no vota; le guían la desilusión y un cierto fatalismo romántico. El antisanchismo socialista está indignado y viene a poner las cosas en su sitio, a restaurar el orden. Le guían la furia y la justicia. Igual que no vimos venir que pactar con la extrema derecha era el camino para ir hacia la centralidad, como hace Feijóo, no estamos viendo venir que votar al PP para que pacte con la extrema derecha traza el mejor camino para asegurar el retorno del verdadero socialismo.
A babor del PSOE, el antisanchismo de izquierdas ofrece una variante de la especie aún más sorprendente. Agazapado en la oscuridad, espera su oportunidad para salir a explicarnos por qué siempre ha tenido razón y los demás se equivocaban. Es el cuñado del Audi, tu madre despertándote un domingo de resaca o el profesor que te reclama que cuentes el chiste en alto para que se ría toda la clase. Ellos se cansaron de avisarte, así que tú te has buscado solito todo lo que te pasa. No quisisteis jugar conmigo y ahora os vais a joder; es su plan maestro.
La campaña del 23J termina con Feijóo enredado en las patrañas que ha debido contar al día siguiente para explicar las patrañas de la jornada anterior, con Santiago Abascal y sus chaquetas slim fit más apretadas que nunca por presión del voto útil, con los socialistas recuperando la fe en su presidente angloparlante y Sumar vitaminado por la vibrante presencia de Yolanda Díaz en el debate a tres. La derecha se estanca un poco y la izquierda va hacia arriba otro poco. No hay excusas para no ir a votar. Tampoco habrá paz para los indiferentes.
O muere o le matamos. La impresionante maquinaria puesta en marcha para su derogación lo pronostica. Vivimos los últimos días del sanchismo. No se admiten devoluciones. Si hacemos caso a la derecha la campaña ya ha terminado, las elecciones ya se han celebrado y apenas queda el trámite de desalojar al okupa de la...
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Antón Losada
Profesor Titular de Ciencia política y de la administración en la USC. Doctor europeo en Derecho por la USC. Máster en Gestión pública por la UAB. Escritor y analista político. Padre de Mariña.
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