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Una agencia norteamericana de investigación sociológica publicó el pasado año una encuesta en la que, entre otras cuestiones sobre hábitos de salud o consumo, lanzaba una pregunta bastante curiosa: ¿se vería usted capaz de ganar una pelea cuerpo a cuerpo contra un oso? El 6% de los encuestados respondió afirmativamente a esta pregunta, que no tenía otro fin que detectar cuántos de los encuestados eran idiotas de remate. La del oso no es la única pregunta con la que los institutos de opinión intentan detectar el porcentaje de gilipollas que viven entre nosotros. En otra ocasión la pregunta fue si se vería usted capaz de aterrizar con éxito un avión en caso de emergencia. La mitad de los hombres encuestados –cómo no– y el 20% de las mujeres respondieron que sin problema, dame esos mandos que yo te lo aparco. Los expertos en navegación aérea preguntados por el asunto explicaron que las posibilidades reales de que usted o yo nos pongamos a los mandos de una aeronave y la aterricemos sin provocar una catástrofe que abra los telediarios son exactamente del 0%.
No se hicieron encuestas al respecto, pero no había más que entrar en redes sociales durante la celebración del pasado mundial de fútbol femenino para encontrar trazas de estupidez como las detectadas con las preguntas del oso y el avión. Bastante extendidas, además. Una gran cantidad de hombres aseguraban que ellos podrían formar parte de la convocatoria de la selección española femenina y no desentonarían nada, teniendo en cuenta que todos los miércoles echan una pachanga con los amigos y vuelven a casa habiendo marcado un par de golazos. De hacerse el estudio usando el método científico, detectaríamos que el machismo va de la mano de la estupidez, tal y como confirman las barrigas cerveceras y las patitas de pollo venidas arriba. Cada persona es inconsciente en un terreno de la vida y no hay quien esté libre de ello. Si hiciésemos una encuesta entre las personas suscritas a CTXT preguntando si creen que el periodismo de servicio público puede ganarle la batalla al poderoso periodismo de estercolero, es probable que un alto porcentaje respondiese que sí, cuando nada indica que eso pueda suceder. Sin embargo, tanto usted, que hace posible este medio, como nosotros, los jornaleros del periodismo libre que trabajamos este trocito de campo, querremos pensar, como el americano que se visualiza tumbando al oso, que sí que es posible. Seguramente tanto usted como yo merezcamos ser llamados idiotas por no ser capaces de calibrar que esa batalla está imposible.
En esa reflexión estaba yo antes de ponerme a escribirles esta carta. Me sentía cercano al granjero de Kentucky que, sentado en el porche de su cabaña y con una cerveza en la mano, está convencido de hacer morder el polvo a un oso si se diera el caso, cuando de repente, caí en que a veces lo imposible sucede, como acaban de demostrar las jugadoras de la selección española. Que ganasen el Mundial de fútbol, aunque complicado, entraba dentro del abanico de escenarios posibles. Pero que pusieran patas arriba el fútbol español era imposible, literalmente imposible, hace un par de semanas. ¿Cómo iban a tumbar a la cúpula de la mafia esas chicas que no habían conseguido ni echar al mal entrenador que se les había asignado? Lo dicho: imposible. Lo cual nos dice que hay veces en las que lo imposible acaba pasando. Me gusta pensar que este medio, todos los medios que formamos el pequeño universo de periodismo crítico de este país, podemos mirarnos en ese espejo y sacar la conclusión de que hay pelea por dar aunque la batalla parezca imposible.
Como las campeonas del mundo, no lo tenemos fácil ni siquiera para ser profesionales de lo nuestro. Mientras los medios corruptos son regados con enormes cantidades de dinero público vía publicidad institucional, nosotros, como ellas, estamos vetados económicamente por las administraciones y nos tenemos que buscar la vida gracias a las suscripciones, la publicación de libros o la organización de talleres y eventos varios para conseguir el dinero que nos permite hacer lo que más nos gusta. Nosotras, como ellas en cada entrenamiento o partido, publicamos artículos sabiendo que eso tan trabajado, cuidado y sudado no le llegará a la opinión pública como les llegará el último peinado de Sergio Ramos o la última manipulación del telediario de Antena3. Es frustrante, pero, como ellas, seguimos haciendo lo nuestro. Nosotros, como ellas, no estamos bien vistos por las cúpulas poderosas y mafiosas que copan una y otra industria. A nosotras, como a ellas, se nos pone cuesta arriba ser parte del oficio. Pero aquí seguimos. Es gracias a usted, que no sería capaz de aterrizar un avión con éxito ni tendría opciones de sobrevivir en una pelea mano a mano contra un oso. Tampoco es probable que su suscripción a esta revista vaya a poner patas arriba el panorama mediático en España haciendo que el periodismo crítico y de servicio público tumbe al periodismo de grandes empresas e intereses económicos. Al menos no es algo que parezca que vaya a suceder en los próximos días. Pero usted ahí sigue. Y además de darle las gracias por ello, le queremos decir que por nuestra parte seguiremos metiendo la pierna como la meten Jennifer Hermoso, Olga Carmona o Alexia Putellas. Que si hay choques cuerpo a cuerpo no nos apartaremos, sino que iremos a él sabiendo que es lo que nos toca, aunque sea probable que caigamos tumbados. Que somos un pequeño equipo de periodistas pero que el convencimiento en lo que hacemos es grande. Mucho mayor que el de quienes manipulan información y trabajan para los intereses del poder. Quizá nunca le vayamos a dar a usted la alegría de que esto que hacemos le gane la batalla a la gran prensa mafiosa. Pero su apoyo persistente, como la persistencia de esas mujeres de las que tantos se rieron y a las que tantos ningunearon mientras jugaban al fútbol, permite que esa ventana al cambio nunca esté del todo cerrada. Gracias por estar ahí. Seguimos.
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Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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