1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

BIG DATA

Etiquetadxs

El análisis de los datos reducidos a etiquetas no nos confirma en nuestra identidad, sino que nos convierte en una ficha, en un punto a añadir en un gráfico junto a millones de puntos

Lluís Pla Vargas 8/09/2023

<p>Big Data.</p>

Big Data.

La Boca del Logo

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

A finales de la década de 1960, poco antes de su muerte, Theodor W. Adorno escribió un largo artículo en el que rememoraba algunas de sus experiencias como filósofo y sociólogo de orientación especulativa durante su exilio en Estados Unidos. Ahí confesaba que, durante todo este período, que se prolongó desde 1938 hasta 1949, no pudo despojarse de sus hábitos europeos, pese a que, desde todas partes, incluso desde el círculo de sus propios compañeros expatriados, le llegaba la consigna de que tenía que adaptarse, rendirse al adjustment. Aunque la experiencia estadounidense le salvó de la muerte, lo cierto es que, en contrapartida, acentuó de una manera peculiar el trauma de la huida de Alemania, alimentó una sensación de extrañeza que se agudizaba con las noticias de la guerra en Europa y del genocidio de los judíos, contribuyó a modular negativamente sus opiniones sobre el mundo y le mostró otra cara de la cultura popular que, no por ser funny, dejaba de ser particularmente siniestra. Algunos de sus mejores libros, como Minima Moralia, o su colaboración con Max Horkheimer en ese texto abismal y demoledor que es la Dialéctica de la Ilustración, los elaboró sumido en este estado de ánimo que combinaba la desubicación, la congoja y la desesperación. 

Adorno también dedicaba algunas palabras a recordar su colaboración en el proyecto de la Princeton Radio Research, dirigido por el teórico de la comunicación Paul Lazarsfeld, y a relatar el modo en que sus hábitos mentales y académicos se vieron forzados por la forma en que el proyecto de investigación parecía situarse sin ninguna clase de manías al servicio del Show Business. Se alternaban aquí observaciones sorprendentes, como el hecho de que el proyecto hubiera articulado una sección dedicada exclusivamente al “Likes and Dislikes Study” o al “Success or Failure of a Programme”, y perplejidades sombrías, como la derivada de considerar la investigación administrativa como una rama legítima de la pesquisa científica. En un pasaje concreto, en el que tiene en mente a la radio, el cine y la prensa, Adorno hace una reflexión sobre el lenguaje de estos medios y lo que se denomina cosificación de la conciencia. Señala que el modo en que se han conformado y extendido los medios de comunicación de masas no puede separarse de la transformación de sus productos en bienes de consumo. A su juicio, ello es un resultado lamentable porque tal transformación está en sintonía con una situación espiritual deplorable, a saber, aquella que se corresponde con “una conciencia cosificada, casi incapaz de experiencia espontánea, en sí misma manipulable”.

El modo en que se han conformado los medios de comunicación de masas no puede separarse de la transformación de sus productos en bienes de consumo

Es tentador imaginar qué podría haber dicho o escrito Adorno hoy sobre el mundo de la autocomunicación de masas de Internet y el desarrollo de algoritmos que hacen uso de millones de datos con el supuesto objetivo de mejorar nuestras decisiones personales y colectivas. No sería extravagante formular la hipótesis de que habría insistido en cómo el imperio de los algoritmos, las plataformas y las redes sociales, pese a todos los sermones de sus evangelistas a favor de la diversidad, la gestión eficaz y la predicción exacta, agrava algunas de las tendencias de la cultura de masas a la que veía potencial e irremediablemente orientada hacia el fascismo: la estandarización, la sustitución de las palabras por las consignas, el desplazamiento de éstas por las imágenes, la reiteración sofisticada de los esquemas creativos, el empobrecimiento de la experiencia, la reducción de las identidades a roles predeterminados, la promoción de una nueva conformidad social –en este caso vinculada al uso compulsivo, organizativo, productivo y defensivo del teléfono móvil– y, en definitiva, la ausencia de una libertad que pudiera ser considerada significativa.

En otras palabras, es razonable suponer que Adorno señalaría que nos encontramos en una nueva fase de desarrollo en la cosificación de la conciencia, igualmente mutilada para la espontaneidad y fácilmente dominable. Al menos, ciertas disposiciones y estilizaciones de la existencia parecerían darle la razón. No hay aventura en la primera cita porque antes de tenerla lo sabemos casi todo de la otra persona a través de Instagram. Los mensajes masivos personalizados y no verificados a través de las redes sociales logran que se ganen elecciones o se tomen por asalto las instituciones de la democracia representativa. Un algoritmo que gestiona una aplicación para ligues ocasionales hace bandera de la cosificación porque solicita que indiques de qué parte de tu cuerpo te sientes más orgulloso u orgullosa. Ciertos comportamientos de jóvenes y no tan jóvenes reproducen estereotipadamente la actitud de autosuficiencia, sorna y desapego del influencer. En todos estos casos, se revelaría una cosificación de la conciencia vinculada a lo digital, complaciente con el etiquetado masivo, afín al poder de las imágenes que parecen explicarse a sí mismas y desarrollada a partir de la conexión perpetua con lo que se supone que es la vida auténtica –aunque sea mediada por las pantallas y atrapada en las particulares cámaras de eco que genera la personalización de las búsquedas–. Se trataría, en suma, de una conciencia cosificada perfectamente plegada al uso del big data no sólo como instrumento de ingeniería social, sino también como mecanismo para el control de las poblaciones. 

El big data necesita reducir la diversidad de la experiencia a un conjunto de datos analizables y, en el curso de ese proceso, toma a la subjetividad como algo en buena medida fantasmal. En este sentido, actúa a la manera del viejo positivismo, que, por cierto, también fue objeto de las iras de Adorno y de otros pensadores destacados de la Teoría Crítica. La reducción ulterior de los datos a etiquetas se hace con objeto de conformar patrones y usarlos para identificar las necesidades que se hayan previsto: comerciales, biomédicas, de seguridad, etc. No se puede decir que esta operación no pueda tener beneficios tangibles en la detección de las enfermedades o en el control del tráfico aéreo. Pero el análisis de los datos reducidos a etiquetas no nos confirma en nuestra identidad, sino que nos devuelve una identificación: nos convierte en una ficha, en una serie de ítems, en un punto a añadir en un grafo junto a millones de puntos. Sobre la identidad podemos ejercer nuestra soberanía como sujetos, puesto que podemos revisar nuestros fines, pero no podemos hacerlo sobre la identificación generada artificialmente. Y no podemos porque ahora hemos devenido socialmente aquello que el algoritmo ha categorizado. El peligro es que tal categorización no solamente determine sesgadamente el comportamiento de las instituciones y los particulares hacia nosotros, sino también nuestro propio comportamiento y nuestra autopercepción, promoviendo a fijar lo que somos a partir de lo que no hemos decidido explícitamente ser. Y ello a pesar de que hayamos hecho el ejercicio rutinario de consentir en ceder nuestros datos en la habitual pestaña por defecto.

Así pues, estamos etiquetadxs. Y lo estamos porque así lo requiere el algoritmo. Si se me permite una formulación algo forzada de la idea, entonces diría que solo etiquetadxs puede el algoritmo usarnos en su objetivo declarado de mejorar nuestrxs vidas. Como sucede en cualquier función matemática, sustitúyase la “x” por cualquier caracterización manejable o cuantificable –cualquiera que nos parezca compatible con eso que supuestamente somos– y entonces el mecanismo poderoso del algoritmo se pondrá a trabajar para decirnos, a partir de eso íntimo y personal, aunque ya codificado, cualificado o cosificado, qué queremos, qué nos gusta y qué podemos conseguir realmente. De modo que se nos identifica con precisión, pero se hace socavando nuestra identidad no del todo precisa, pero, aun así, valiosa. Y el precio que pagamos, aparte del estrictamente monetario que abonamos en cosas tan triviales como la conexión a Internet o los servicios premium de cualquier aplicación, pasa por arrinconar nuestra identidad a una privacidad irrelevante sin valor de cambio en la circulación social digital. En cambio, nuestra riqueza personal o cultural, nuestros matices y peculiaridades, nuestra mirada o gestualidad, nuestras pecas y cicatrices, nuestro olor y nuestro cansancio, en fin, lo que hace de cada uno de nosotros un individuo distinto y singular, sólo podrá exhibirse en eso que cada vez parece generar más temor y rechazo: la interacción cara a cara, el cruce de las miradas y los cuerpos, el encuentro offline, allí donde nos exponemos al margen de los filtros de imagen, las etiquetas tranquilizadoras y los posts que supuestamente nos narran a la perfección. 

Adorno señalaría que nos encontramos en una nueva fase de desarrollo en la cosificación de la conciencia

Algunos autores y autoras ya vienen alertando desde hace algún tiempo de las problemáticas éticas y políticas asociadas con el etiquetado digital. A las críticas de Evgeny Morozov en To Save Everything, Click Here: The Folly of Technological Solutionism (2017) y de Shoshana Zuboff en La era del capitalismo de la vigilancia (2020), puede añadirse ahora el estupendo libro de la politóloga estadounidense Virginia Eubanks: La automatización de la desigualdad (2021). En buena medida, la crítica que comparten todos estos posicionamientos es que los algoritmos pueden decidir por nosotros, pero que no deberían hacerlo. Si delegamos en ellos nuestras decisiones y se producen daños éticos o distorsiones del proceso político, entonces resulta complicado atribuir las responsabilidades correspondientes y reparar estas injusticias. Es claro que el big data necesita de una supervisión humana, pero también lo es que se trata de un conjunto de procedimientos capaces de manejar un volumen de información de tal magnitud que escapa a los mecanismos habituales de control humanos, que suelen ser precarios, finitos y volubles. Las recientes advertencias de expertos y organizaciones sobre los peligros de la Inteligencia Artificial, que emplea los datos masivos de manera frecuente e intensiva, y la exigencia de una regulación y supervisión estricta desde los puntos de vista ético y jurídico, nos indican que, una vez más en la historia del desarrollo tecnológico, nos hemos convertido en aprendices de brujo. 

El conocimiento de que los impactos éticos, sociales y políticos del big data son enormes y difícilmente resolubles nos exige pausar esta carrera para intentar comprender al menos algunas de sus implicaciones más arriesgadas y peligrosas. Adorno podría ayudarnos en esta tarea. Y quizá no tanto por la validez de sus razones, hoy ya muy discutidas por teorías alternativas de la cultura, sino más bien por esa actitud vivencial, propia de su condición de exiliado, que recogíamos al principio de estas notas. En Estados Unidos, para preservar su identidad, Adorno se resistió a los nuevos encantos, receló del dinamismo irrefrenable y cuestionó los beneficios aparentes. Análogamente, la nueva normalidad algorítmica no debería implicar ni un entusiasmo entregado ni una aceptación acrítica. Al contrario. Un necesario ejercicio de responsabilidad debería movernos a una cierta forma de resistencia: la resistencia al adjustment.

------------------

Lluís Pla Vargas es profesor de Filosofía de la Universitat de Barcelona. 

A finales de la década de 1960, poco antes de su muerte, Theodor W. Adorno escribió un largo artículo en el que rememoraba algunas de sus experiencias como filósofo y sociólogo de orientación especulativa durante su exilio en Estados Unidos. Ahí confesaba que, durante todo este período, que se prolongó desde 1938...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. juan-ab

    Si el Fiscal General del Estado, en el acto de apertura del “Año Judicial” llamaba la atención sobre el estado de la violencia machista en España, hoy en algunos medios leemos: “"Últimamente son todas muy putas", "no se aceptan mariquitas en Magisterio" o "hay que partirle las bragas" son algunos de los mensajes machistas y homófobos que se pueden leer en el grupo de Whatsapp en el que participan 199 alumnos de Magisterio de la Universidad de La Rioja.(...) Este caso es solo un ejemplo de cómo el machismo entre los jóvenes varones crece. El porcentaje de chicos entre los 15 y 29 años que mantienen ideas antifeministas está aumentando considerablemente. De hecho, el 20% de ellos niegan que la violencia de género exista hoy en día ya que creen que es "un invento ideológico". Se trata de un claro aumento ya que en 2019 el porcentaje estaba en un 12%, según FAD Juventud.” Me pregunto si podrá el “Big Data” etiquetar a estos estudiantes (ojo, futuros maestros) y hacer algo por mejorar su vida y la de los niños y las niñas a quienes serán sus “maestros”.

    Hace 1 año 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí