Me encuentro caminando por el interior de una escuela refugio de la Franja de Gaza, la escuela Al Karama, al este de Gaza. Los colegios están abarrotados de personas desplazadas, como resultado de los intensos bombardeos israelíes sobre sus viviendas. Alrededor del 60% de los edificios de Gaza han sido destruidos, lo que ha provocado el desplazamiento de cerca de 1,7 millones de personas. La situación en la escuela es terrible, está atestada. No hay agua potable ni alimentos. “Estamos aburridos y cansados de la guerra, no nos gustan las guerras. Necesitamos volver a nuestros hogares, que en este momento están destrozados, en vez de estar aquí”. 

Al trauma de los bombardeos sufridos por la población se añade ahora el de no tener un lugar seguro al que volver, por no tener una casa donde sentirse a salvo. “Esperamos que los países sean amables con nosotros. Somos un pueblo oprimido que ya no tiene medios para vivir. No tenemos posibilidad de vivir aquí. Si tuviéramos recursos, no necesitaríamos a nadie, pero esperamos que el resto de países del mundo sean amables y nos ayuden. Nuestro pueblo vive en la tristeza y el dolor”. El anciano expresa cómo se siente, su tristeza. En esta aula residen unos 50 miembros de su familia. En la escuela de Al Karama se hacinan cerca de 2.000 personas desplazadas sin las necesidades esenciales cubiertas para poder sobrevivir.