educación
Los jóvenes con necesidades de apoyo educativo padecen el doble de ciberacoso
El 46,8% de los adolescentes españoles manifiestan haber experimentado algún tipo de ciberviolencia en los dos últimos meses. El ciberacoso se relaciona con una mayor sintomatología depresiva
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 6/12/2023
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Los avances tecnológicos y el creciente dominio del entorno virtual por parte de la población han provocado un aumento notable del ciberacoso en los últimos años. Un estudio de Àngels Esteller-Cano, Albert Flexas, Eva Aguilar-Mediavilla y Daniel Adrover-Roig, del Institut de Recerca i Innovació Educativa (IRIE), de la Universitat de les Illes Balears, muestra que casi la mitad de los jóvenes españoles ha sufrido alguna agresión por medios cibernéticos (como redes sociales, correo electrónico o mensajes de texto) y que uno de cada diez sufre ciberacoso. Para examinar las cuestiones planteadas en el estudio se encuestaron 2.400 adolescentes españoles de entre 12 y 17 años que estaban cursando, en su mayoría, Educación Secundaria Obligatoria.
Se observó que los adolescentes con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) tienen el doble de riesgo de ser víctimas del ciberacoso y, además, muestran peores resultados en los indicadores de bienestar psicosocial. No obstante, se han identificado dos estrategias para afrontar estas situaciones que podrían reducir el impacto negativo del ciberacoso en las víctimas: la búsqueda de apoyo social y la capacidad de resolver los problemas.
Una limitación fundamental de este estudio es que su diseño transversal (todas las variables fueron evaluadas en un único momento) no permite establecer relaciones de causa efecto (no podemos afirmar, por ejemplo, que el aumento de síntomas depresivos sea debido al ciberacoso). Pese a ello, los resultados obtenidos sugieren que el ciberacoso está asociado a un peor bienestar psicológico.
De las respuestas a la encuesta se observa que el 46,8% de los jóvenes manifiestan haber experimentado algún tipo de violencia por medios cibernéticos en los dos últimos meses. Algunas de las ciberagresiones reportadas eran haber recibido palabras ofensivas o insultos por internet, haber sido excluido o ignorado de una red social o chat, o haber sido amenazado a través de mensajes al ordenador o el móvil. Al considerar la frecuencia de estas ciberagresiones, se evidencia que el 9,5% de los encuestados, además, ha sufrido ciberacoso.
Después de haber registrado las diferentes ciberagresiones sufridas y la frecuencia de estas, se proporcionó a los jóvenes una definición de ciberacoso y se les preguntó si consideraban que ellos mismos habían sufrido ciberacoso en los últimos dos meses. Solo el 21% de las víctimas respondieron afirmativamente. Por lo tanto, se puede observar que la percepción de ser acosado es baja, ya que 4 de cada 5 víctimas no serían conscientes de que sufren ciberacoso.
En cuestión de género, los hombres manifiestan mayores prevalencias de ciberacoso, 10,9%, frente al 8% que presentan las mujeres.
Más depresión, ansiedad y estrés
Los jóvenes que presentaban señales de haber sufrido algún tipo de ciberagresión según sus respuestas mostraron peores indicadores psicosociales que sus compañeros.
Así, las víctimas de ciberacoso mostraron más sintomatología depresiva (dificultad para tomar la iniciativa para hacer cosas, sentirse triste y deprimido…), ansiosa (dificultades para respirar, preocupación…) y de estrés (reaccionar exageradamente, tener dificultades para relajarse…). Igualmente, proporcionaban un juicio global más bajo sobre la satisfacción con sus vidas. Es importante destacar que la salud mental era peor cuanto mayor era el ciberacoso sufrido. Es decir, aquellos jóvenes que habían sufrido más ciberagresiones y de forma más frecuente mostraban peores índices de depresión, ansiedad y estrés y satisfacción con la vida.
Necesidades educativas específicas
Alrededor de un 28,4% de la muestra encuestada manifestó presentar alguna NEAE (cifra superior al 12,2% informado por fuentes oficiales en Educación Secundaria Obligatoria en el curso 2020-2021), como trastorno de atención sin o con hiperactividad (TDAH), trastorno de desarrollo del lenguaje, trastorno de aprendizaje o altas capacidades. Al examinar específicamente la implicación de estos jóvenes como víctimas de ciberacoso, se encontró que la probabilidad de que fueran víctimas de ciberacoso era el doble que la de sus compañeros sin NEAE.
Apoyo social
En este estudio también se examinaron estrategias que pudieran aminorar las consecuencias negativas asociadas al ciberacoso. Es decir, el interés se centró en averiguar qué estrategias están relacionadas con una reducción en la depresión, la ansiedad, el estrés y la insatisfacción con la vida, ya que estas podrían formar parte de programas de prevención en el contexto educativo. En este sentido, se identificaron principalmente dos: la búsqueda de apoyo social y la capacidad de resolver los problemas.
La primera de ellas, la búsqueda de apoyo social, hace referencia a aquellas acciones como recibir la ayuda de un amigo, pedir consejo a un familiar o hablar con el profesor al respecto. La segunda, la capacidad de resolver los problemas, se refiere a estrategias como pensar en diferentes soluciones, saber que hay cosas que se pueden hacer para mejorar el problema o esforzarse más para evitar que algo vuelva a suceder.
Por el contrario, no resultaron efectivas frente al ciberacoso las estrategias de evitación, como es el distanciarse de la situación: hacer como que no ha pasado nada, negarse a pensar en ello o intentar olvidar el asunto.
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CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’
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