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Eduardo Blasco / Campeón de natación y rescatista

“Ayudar a que una persona siga respirando es mucho más importante que una medalla”

Ricardo Uribarri 8/01/2024

<p>Eduardo Blasco y una compañera del equipo de rescate ayudan a un migrante a subir a su balsa. / <strong>Cedida por el entrevistado</strong></p>

Eduardo Blasco y una compañera del equipo de rescate ayudan a un migrante a subir a su balsa. / Cedida por el entrevistado

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La solidaridad es un rasgo que define la personalidad de Eduardo Blasco (San Sebastián, 1994). Seguramente por eso eligió la modalidad de salvamento y socorrismo tras decidirse por la natación como actividad deportiva profesional. Sus cualidades le han llevado a lo más alto en esa especialidad, en la que ha ganado 64 medallas nacionales en categoría absoluta y se ha proclamado campeón de Europa y del mundo. Pero como esa necesidad de ayudar a los demás seguía muy presente, decidió aparcar las competiciones y sumarse a las misiones de rescate que organizan diversas ONG para intentar ayudar a los migrantes que se lanzan al mar en pateras buscando un futuro mejor.

¿De dónde le viene su afición por la natación y la modalidad de salvamento y socorrismo?

De muy pequeño no me gustaba mucho el agua, porque no me enseñaron bien, pero tuve un abuelo que me aficionó y me terminé encontrando bien. Me fui formando y me interesé por el rescate real. Y eso fue lo que me hizo decantarme por el rescate deportivo.

Eso ya denotaba en usted un sentimiento de querer ayudar a los demás.

Sí, primero vino el deseo de querer formarme para hacer rescates reales. Y luego ya empecé a competir. Eso generó una simbiosis entre ambas actividades.

¿Cómo surgió la idea de enrolarse en misiones para rescatar a migrantes que cruzan el mar en pateras?

La situación global actual es cada vez peor y hay más gente que se la está jugando

La situación global actual es cada vez peor y hay más gente que se la está jugando, no sólo en África o en Oriente Próximo, sino también en Europa con la guerra. Al final, todo el mundo está migrando. Eso me genera un sentimiento de querer ayudar y no quedarme con los brazos cruzados. Creo que esa sensación entrará en más gente, porque va a llegar un momento en el que el problema nos va a tocar a la puerta aunque no queramos verlo. Hay más de 50 conflictos armados en el mundo y más tarde o más pronto creo que todos vamos a tener que tomar medidas, de una manera o de otra. A mí esa necesidad me llegó antes, quizá por estar más vinculado e informado. En 2022, tras el Mundial de Italia, vi que deportivamente había conseguido todo lo que quería y pensé que era un buen momento para dedicarme a esto.

Supongo que cuando las ONG vieron su perfil pensaron que podría ser de ayuda.

Desde el inicio hubo buena sintonía. Ellos no me conocían y no sabían cómo iba a actuar, pero cuando vieron en el currículum que además de poder nadar bien estaba formado en salvamento, no hubo problema y nos pusimos de acuerdo. Alguien que nada muy rápido te puede venir muy bien o muy mal, debe tener otras características, tiene que saber hacer las cosas. Esa cualidad de nadar rápido viene bien si se sabe utilizar. El estar formado era un requerimiento indispensable, si no, no hubiese podido ir por mucho campeón del mundo que fuera.

¿A cuántas misiones ha ido?

A nueve.

¿La realidad que ha visto ha superado cualquier idea previa?

Quizás sí esperaba la realidad de la situación, pero no cómo me iba a afectar. Ya estaba muy sugestionado y sobreinformado. Las imágenes las tienes en la cabeza. Verlas en directo no fue tan impactante, porque estás ya sobreestimulado. Pero afrontar el posrescate de personas que para la gran mayoría de la población son solo números, pero que tienen nombres y apellidos e historias y familia, sí fue más complicado. Te das cuenta de que nuestra realidad nos aleja de las problemáticas verdaderamente importantes. Me generó una necesidad bastante grande de informar y de darle visibilidad a esa situación.

¿Le ha tocado tener que tirarse al agua para salvar a alguien?

Sí, aunque hay que intentar evitarlo, ha pasado. En ese caso hay que hacer las cosas bien. No siempre es fácil, cuando hay mala mar se descuadra todo. Siempre que alguien va al agua pasan cosas extrañas, siempre. Ahí sí que es importante tener esa habilidad en el agua y entra en juego la capacidad deportiva. En todo caso, no ocurre mucho.

Afrontar el posrescate de personas que tienen nombres y apellidos e historias y familia, sí fue más complicado

¿Alguna vez ha pasado por una situación de poner su propia vida en peligro?

Una vez sí que tuve algún problema, pero en general no suele haber un peligro real para mi integridad o no lo veo yo. A veces se complica, pero en la mayoría de las ocasiones no suele ser así. Yo estoy entrenando todo el año y el tener una condición física muy buena me libró en esa ocasión, además de saber leer el mar y saber qué hacer. Si no, imposible, no estaría aquí.

¿Han tenido contacto en el mar con integrantes de las mafias que se aprovechan de estas personas?

En casi todas las misiones suele haber contacto directo o indirecto con ellos. A nosotros nos tocó fotografiar a uno. No suelen reaccionar bien, porque es lo último que quieren. Son nuestro mayor enemigo, porque se aprovechan del sufrimiento de estas personas para enriquecerse. Si me dijeras que les habilitan una embarcación de manera gratuita, pues bueno, al final ellos van a salir de cualquier manera, sea contigo o sin ti. Por lo menos que vayan en unas condiciones mínimas de seguridad, pero no es así. Van en embarcaciones que lo que buscan es minimizar el coste, hacinados como si fuesen animales y pagando un dineral, nueve mil, diez mil, once mil dólares, una barbaridad por un viaje que no sabes dónde te va a llevar. Es aberrante. Se pasan años trabajando para pagar un viaje en unas condiciones lamentables.

También han sufrido la política implantada al respecto por el actual Gobierno italiano.

El Gobierno de Meloni choca con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el convenio SAR (Convenio internacional sobre búsqueda y salvamento marítimos) que ellos mismos han firmado. Puede que sus formas de actuar sean legales, pero no son morales. Tener a gente en un barco, que tienen que esperar cuatro o cinco días para poder ir a un puerto, genera un sufrimiento totalmente innecesario. Entiendo que su objetivo es que no podamos rescatar a más o reducir el número de personas que llegan a su país, pero es a costa del sufrimiento de seres humanos. Me pregunto hasta qué punto el fin justifica los medios. Maquiavelo igual diría que es correcto. Yo creo que no.

¿Ha tenido la desgracia de ver morir a algún migrante?

En algún rescate lo he vivido, sí. Se siente mucha tristeza. Qué necesidad tenía esa persona de morir así por tener mala suerte al nacer. Es lamentable y por eso tenemos que luchar. Nacer a 100 kilómetros a la izquierda o a la derecha te hace tener una vida u otra y es totalmente injusto. Nos creemos en el derecho de vivir mejor que otros y no dejar nada para los demás por una cuestión de nacimiento y es aberrante.

Nos creemos en el derecho de vivir mejor que otros y no dejar nada para los demás

¿Se puede decir que es otra persona desde que ha vivido esta experiencia?

Mis ideas de vida se mantienen como estaban, pero sí soy otra persona. Tenía claro lo que quería hacer y cómo quería plantearlo, pero sí es verdad que he cambiado. Estoy aún más convencido.

¿Qué conclusiones saca para intentar acabar con este drama?

En un sentido utópico, cambiando nuestra manera de vivir y de consumir. No depender de los combustibles fósiles para no tener que ir a robarlos a otros países, expoliarlos y dejarlos sin nada. Y no poner a títeres en los gobiernos para que nos nutran y hacerles la cuña a guerrillas y crear Hamás para luego decir que tal… Cuando todos los líderes de los grupos terroristas han estudiado en Estados Unidos, te preguntas cosas. Lo mínimo sería generar visados y figuras jurídicas para que estas personas no tengan que estar trabajando en “B” o en malas condiciones de vida. Si queremos que se integren en la sociedad y que haya una absorción cultural y que paguen impuestos y que se adapten, tenemos que darles herramientas. A corto plazo lo único que se me ocurre son los visados de trabajo para que no tengan que estar dos años vagando para ver si les dan unos papeles que nunca llegan.

¿Hay otros deportistas que le hayan dicho que están interesados en seguir sus pasos tras conocer su experiencia?

Sí, me han contactado varios y estamos mirando cómo podemos hacer para que también se sumen. Son de deportes que a lo mejor van a tener alguna dificultad en el agua, pero están en forma y tienen visibilidad, que es lo importante. Siempre he pensado que el deporte de alto nivel se tiene que integrar en la sociedad y una manera de hacerlo es en los rescates. Es una demostración de que el deporte tiene otras utilidades, que no son solo generar riqueza y opacar leyes, sino que también sirve para ayudar a los demás.

¿Va a seguir saliendo en un futuro cercano en otras expediciones?

En cuanto pueda, vuelvo. Voy a seguir compitiendo, formándome y voy a seguir rescatando. Estoy haciendo una tesis doctoral sobre derechos humanos y Frontera Sur y voy a seguir apoyando esta causa, que es el principal problema de la humanidad, las guerras y la inmigración. Intentaré aportar mi granito de arena para que todo esto vaya mejor y espero conseguirlo.

Estudió Derecho y ahora está haciendo Humanidades.

Sí, y la idea es acabar unificando las dos. Juntar los conocimientos jurídicos que pueda tener con los humanísticos. Voy a hacer una tesis sobre la dicotomía entre jurisprudencia y ética. Me tocará hacer un posgrado en Derecho Penal Internacional. Mi intención es pautar los límites de la legalidad, hasta qué punto la justicia y la legalidad van de la mano. Intentar definir las líneas de lo que está bien y lo que está mal ajustándolo a la legalidad. Algunas de las mayores barbaridades de la historia fueron legales. Tener a una persona cinco días en un barco puede ser legal, pero no es moral. Hay que redefinir el contrato social y establecer hasta qué punto el coste de oportunidad y la seguridad de los locales confronta con la de los que llegan. Hacer un trabajo completo sobre esto, que me va a llevar años de estudio, pero que espero que al final tenga efectos.

Algunas de las mayores barbaridades de la historia fueron legales

Usted nació en San Sebastián, pero vive en Fuerteventura, y en Canarias también está muy presente este problema.

Lo de El Hierro es lamentable y es vergonzoso cómo se está olvidando. Las cifras hablan por sí solas. En 2023 se llegó a los 16.000 migrantes, que es récord. El problema va a más y esa cifra va a seguir incrementándose. Esto no ha hecho más que empezar. En 2024 se batirá ese número y al año siguiente igual. Es insostenible. Podemos tapar el sol con un dedo, pero el problema nos toca en la puerta. Canarias no soporta esta presión, no hay infraestructura, no hay espacio. Están en naves, en condiciones insalubres. Ningún ser humano debería estar así.

¿Esta experiencia que ha vivido es más importante que todos sus éxitos deportivos?

Sí, claramente. Lo único importante que hacemos son las cosas buenas que logramos. Cuando eres joven las medallas están muy bien y piensas que son importantes, porque sales en el periódico. Pero luego están las cosas que importan de verdad, las que cambian la sociedad. Que una persona siga respirando porque tú estuviste ahí es mucho más importante que una medalla, que termina cogiendo polvo y de la que la gente se olvida. Campeones va a haber siempre, si no eres tú, será otro.

¿Y su familia, la gente más cercana, qué le dice sobre esto que hace?

Algunos creen que debería pensar más en mí, otros están más de acuerdo, pero en general me apoyan. Me dicen que esperan que no me pase nada, que vaya todo bien. Respetan mi decisión y están orgullosos.

También intentó una aventura política para el Parlamento canario con la misma intención, la de ayudar a los demás.

La idea era luchar por una sola cosa, legislar sobre migración y derechos humanos en Canarias, porque es lamentable la situación y nadie le está metiendo mano. No tuvimos el apoyo necesario para conseguir representación y ahora mismo estoy desvinculado de ese tema.

La solidaridad es un rasgo que define la personalidad de Eduardo Blasco (San Sebastián, 1994). Seguramente por eso eligió la modalidad de salvamento y socorrismo tras decidirse por la natación como actividad deportiva profesional. Sus cualidades le han llevado a lo más alto en esa especialidad, en la que ha...

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Autor >

Ricardo Uribarri

Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.

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