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Suez
La buena noticia es que, en general, en los ‘staffs’ de los Estados de la UE no hay en esta ocasión mucho ardor guerrero
Guillem Martínez 29/02/2024
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1- En 1956 se produjo la crisis de Suez. Francia y Gran Bretaña, inquietas por el anuncio de Nasser de una nacionalización del Canal, invadieron Egipto. Ñaca. Es lo que hubieran hecho en el XIX. Pero no era el XIX. De alguna manera, tanto Francia como Gran Bretaña sabían eso desde 1918. Gran Bretaña lo sabía, de manera más intensa, tras 1945, cuando tuvo que empezar a desprenderse de su imperio, literalmente para poder comer. Francia, a su vez, hacía dos años que había vivido Dien Bien Phu, esa derrota también espiritual, que le adentraba, definitivamente y sin retorno, en el siglo XX. Ambos Estados sabían, en fin, lo que eran y lo que no eran, ya en 1956. Pero, tanto a las personas como a los Estados, les cuesta envejecer. De manera que, tras invadir Egipto, tuvieron que envejecer de pronto. Y retirarse de Egipto en modo plis-plas, no solo ante las órdenes de EEUU, sino ante algo aún peor: la realidad. La realidad: la libra esterlina, por ejemplo, podría irse a paseo si EEUU vendía, tal y como amenazó, sus fondos en libras. La crisis de Suez fue fundamental en la Guerra Fría, nuestra anterior casilla. Demostró a todo el mundo que aquello era un conflicto entre dos potencias, no entre dos mil expotencias. Desde entonces, a un acceso abrupto y salvaje al autoconocimiento, a una aha-experience, a un momento en el que una entidad reconoce su propio peso, siendo ese peso inferior al calculado, se le denomina Momento Suez.
2- The Economist (TE) es un estándar. Por lo mismo, TE es algo que el lector puede corregir e interpretar. Marx, lector asiduo de TE –al que calificaba de “órgano de la aristocracia financiera inglesa”; no creo, por cierto, y ahora que lo pienso, que quede viva otra publicación europea de cuando Marx–, lo hacía. A mí, modestamente, me gustan esos artículos –comúnmente sin firma, para demostrar que están avalados por toda la redacción de St. James Street–, escritos con voluntad de ser leídos, sólidos, si bien dotados de aparato sencillo y truquis para no abandonar la lectura. Últimamente, desde el Brexit, me sorprende esa publicación puntualmente. Achaco esa sorpresa a que esos movimientos neoliberales y polarizadores arrasan con la sociedad, de manera que, de alguna manera, afectan a instituciones hasta entonces fiables, como la BBC –hoy hecha añicos; un ente nacionalista–, y como, incluso, TE en ocasiones. En ese sentido, me sorprendieron también sobremanera algunos artículos de TE al inicio de la guerra de Ucrania, que valoraban –es decir, evaluaban– las sanciones económicas de UK, EEUU y UE a Rusia, y que, incluso, fijaban el mes de abril de hace dos años como un punto en el que Rusia podía entrar en bancarrota. Algo que no solo no sucedió, sino que no está sucediendo. Hace escasos días, TE, un grande, ha encarado ese error y lo ha enmendado con información, precisamente ahora, cuando sale al mercado la treceava emisión de sanciones económicas a Rusia.
TE plantea que la guerra económica contra Rusia se ha perdido. Por lo que plantea que no hay tu tía, salvo intensificar la otra guerra
3- Las sanciones –explica TE– partían, y parten, de la idea de utilizar la influencia de Occidente sobre el comercio y las finanzas planetarias. Son descomunales –esta mañana a primera hora, se centran en 16.500 objetivos–. El FMI calculó que el PIB ruso caería con ellas un 10%. Pero –y aquí empieza la rumba– todo apunta a que, en esa economía habituada al R’N’R, su PNB ha aumentado desde entonces. Además, se han producido otros fenómenos no esperados. Hoy, por ejemplo, se negocia más petróleo en Dubái y Hong-Kong que en Ginebra, al contrario de lo que sucedía antes de la invasión. Lo que indica que a) el comercio mundial se ha adaptado a las sanciones –ejemplo: Armenia, Kazajistán, Kirguistán, son, de pronto, grandes importadores de productos de la UE que, se supone, van a parar a Rusia–, o que incluso b) las sanciones, occidentales, no se aplican en el mundo, multipolar desde hace más tiempo y con mayor intensidad de lo que se cree. Las sanciones no son –nunca lo han sido– efectivas. Para serlo, se tendría que chulear a ese mundo multipolar. Obligar a India, Indonesia, Emiratos, a seguirlas. La UE no lo está haciendo, que para eso se retiró de Suez en 1956. Pero sí que lo intenta EEUU, que está debilitando con ello su influencia en las potencias emergentes. Es más, parece que con ello EEUU invita a esas potencias emergentes a evitar el dólar. En ese sentido, en 2023 sucedió algo inesperado, e incalculable cuando empezó la guerra: por primera vez en la historia, hubo más pagos internacionales en yuanes que en dólares.
4- TE, vamos, plantea que la guerra económica contra Rusia se ha perdido. Por lo que, glups, plantea que no hay tu tía, salvo intensificar la otra guerra. La guerra convencional. La guerra a secas. La guerra.
El vacío de inteligencia debe ser grande, mayor de lo calculado, si pensamos que todas las recetas emitidas en esta crisis han vuelto a ser neoliberales
5- Puede ser un indicativo, o no, del poder de TE –o del hecho de que en el Congreso USA hay retenidos más de 55.000 M€ destinados a armas para Ucrania, lo que presagia el paisaje si gana Trump–, el caso es que al poco de la publicación del artículo, Macron hacía amagos de enviar tropas a Ucrania. Y Von der Leyen se apuntaba a la copla, tirando más globos sonda en esa dirección. Globos reventados, es preciso señalarlo, por Alemania, que descarta enviar un solo soldado.
6- Pero, independientemente de ello, TE ha hecho algo importante. Ha proclamado una crisis de inteligencia en Occidente. Consiste en que no se calcularon bien las sanciones, su implantación y sus efectos secundarios. Y consiste en una de las mejores verbalizaciones de lo que sería un Momento Suez para EEUU –y el momento Suez un millón para Europa–, que no ha entendido que el mundo ya no es cosa de dos. Ni siquiera de tres.
7- ¿Qué hacer si un país mamporrero invade a otro? No está claro. Y –esto es terrible– no hay una inteligencia al respecto, como deja claro TE. Lo que aboca a la guerra, esa ausencia de inteligencia. El vacío de inteligencia debe ser en verdad grande, mayor de lo calculado, si pensamos que todas las recetas emitidas en esta crisis han vuelto a ser neoliberales, esas gafas que impiden ver el mundo y, por ello, verlas venir.
8- La buena noticia es que, en general, en los staffs de los Estados de la UE no hay en esta ocasión mucho ardor guerrero. En términos generales se intuye que no puede acabar bien una película en la que el alto mando envía soldados a una guerra, si bien, previamente, y por ausencia de inteligencia, no ha sabido fijar precios de combustibles, de alquileres, de alimentos, desde otros accesos que no beneficien, ya de manera histórica, nunca vista, a las empresas. Igual esto es un pequeño momento Suez. A ver.
1- En 1956 se produjo la crisis de Suez. Francia y Gran Bretaña, inquietas por el anuncio de Nasser de una nacionalización del Canal, invadieron Egipto. Ñaca. Es lo que hubieran hecho en el XIX. Pero no era el XIX. De alguna manera, tanto Francia como Gran Bretaña sabían eso desde 1918. Gran...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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