MARÍA PRADO / RESPONSABLE DE CAMPAÑA DE RENOVABLES Y TRANSICIÓN ENERGÉTICA DE GREENPEACE
“Las grandes eléctricas están impidiendo que la ciudadanía acoja el autoconsumo”
Miguel Ángel Ortega Lucas 20/02/2024
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El “impuesto al sol” es tal vez uno de los conceptos que mejor alcanzan a describir la realidad ciudadana actual, en más de un sentido. Su nombre técnico fue “cargo transitorio por energía consumida”, y su aprobación en España data de octubre de 2015. Consistía en que los usuarios de una instalación fotovoltaica, o placa solar, pagasen un tributo estatal por la energía derivada del astro, traducida en energía para consumo propio, al estar conectado a la red eléctrica. Su derogación llegó apenas tres años después, ya sin el Partido Popular en el poder y tras no escasa polémica. Desde 2018 el autoconsumo solar ha crecido a ritmo imparable en nuestro país: un 1.200% en estos últimos cinco años.
Desde 2018 el autoconsumo solar ha crecido a ritmo imparable
Existe otro concepto todavía poco conocido: el de soberanía energética. Podría definirse como la capacidad de individuos y comunidades para la producción y gestión de sus propios recursos energéticos, traducido en una independencia más o menos holgada de terceros a la hora de cubrir esas necesidades. Ahí juega un rol destacable el autoconsumo solar, sobre todo en España, por diversas razones. Es lo que apunta la organización ecologista Greenpeace en un reciente documento, Guía de autoconsumo solar residencial, en el que se desgranan los pasos a seguir para la instalación de un sistema fotovoltaico propio y las circunstancias en que se encuentra su implantación en nuestro país. La conclusión es que podría ser mucho mayor si el proceso pusiera menos inconvenientes, y que su crecimiento es cada vez más acuciante al resultar una de las vías más accesibles para contribuir al cambio de “un modelo energético basado en combustibles fósiles y nucleares, históricamente centralizado y en manos de pocas y grandes empresas”, a otro “100% renovable”, con “energía distribuida y accesible para cualquier persona al abaratar nuestras facturas de la luz… Un elemento esencial para la democratización de la energía”. La volatilidad de los mercados energéticos internacionales, apuntan, “tiene un impacto directo en el precio de la electricidad, algo que ha convertido el autoconsumo en una alternativa y solución cotidiana para muchas personas y empresas a la hora de “ganar independencia”.
La crisis múltiple que afrontamos, cual hidra de siete cabezas en un organismo único y compartido –climática, ecológica, política, social, económica…–, hace cada vez más perentorio, según esta organización y muchos otros agentes sociales, acelerar la transición hacia las energías limpias y renovables. No sólo por respeto al planeta, sino también a una ciudadanía cada vez más harta de que se mercadee con un bien que, sin ser un “derecho” reconocido como tal en muchos marcos jurídicos, sí resulta imprescindible para cubrir necesidades básicas en nuestro modelo de vida actual.
Es lo que cuenta en esta entrevista María Prado, ingeniera de Montes y responsable de Campaña de Renovables y Transición Energética de Greenpeace. Con especial hincapié en el gran escollo para llevar a cabo dicha transición en España: el –llamado así en el informe– oligopolio eléctrico, conformado por Endesa, Iberdrola, Naturgy y Edp. Las cuatro empresas hegemónicas que controlan “la mayor parte de la capacidad de generación, distribución y comercialización de la electricidad”; las que, “históricamente, y debido a su poder político, económico y legislativo, han frenado y bloqueado la transición energética y la lucha contra el cambio climático para adecuarla a sus intereses”. A ellas se achaca en el mencionado informe que “sólo el 1% de las instalaciones fotovoltaicas se realicen a día de hoy en viviendas plurifamiliares”, como los bloques de vecinos: “La principal barrera, además de la inmadurez del sector y conocimiento general, están siendo las distribuidoras eléctricas”.
Pudiendo no emitir gases de efecto invernadero y usar fuentes sostenibles , seguimos enganchados a energías sucias
¿De quién es la energía en España?
Para empezar, importamos el 89% de la que usamos, en forma de carbón, petróleo y nuclear. Algo absolutamente chocante en un país privilegiado en recursos renovables. Somos el país de Europa con más radiación solar, también ricos en eólica, biomasa y otras. Pudiendo no emitir gases de efecto invernadero y usar fuentes sostenibles e inagotables para el planeta, seguimos enganchados a energías sucias y contaminantes. Pero está en manos de unos pocos, los que en su origen podían sostener las infraestructuras; y, cuando se liberalizó el mercado, esas mismas empresas crearon otras derivadas para seguir controlando el mercado. Hicieron siempre a su medida la legislación. Es tal lobby que apenas ha cambiado nada, porque siguen controlando la cadena de producción, el transporte y la comercialización. Cualquier empresa que quiera entrar se encuentra con un mercado hecho a su medida. Al principio invirtieron en centrales térmicas de carbón, de gas y en energía nuclear; luego también han penetrado en nichos como el de la eólica. Aunque nos vendan que son los más verdes: ahí están Iberdrola y Endesa haciendo limpieza de marca; Repsol vendiendo petróleo al mismo tiempo que vende molinos… En Inglaterra se ha empezado a multar por hacer greenwashing [lavado de imagen con tonos ecologistas].
¿Cómo algo tan esencial está tan lejos del control de la ciudadanía?
Han convertido la energía en un producto de lujo cuando debería ser un derecho para cubrir necesidades básicas, ya que es absolutamente esencial para nuestro día a día. Para comer, calentarnos, estudiar, conectar ordenadores... Es algo transversal a los derechos fundamentales de la alimentación, la sanidad, la educación, etc. Somos absolutamente dependientes de la energía, tanto de la eléctrica como de la térmica. Llevamos años luchando con el fin de que el ciudadano sea pieza central en los procesos de decisión, y no sólo alguien que paga facturas. Pero la siguen controlando los mismos. Por eso la campaña de autoconsumo solar que lanzamos se dirige a la posibilidad de generar, consumir y almacenar la energía como consideremos. Las grandes eléctricas están impidiendo que la ciudadanía acoja masivamente el autoconsumo.
¿Por ejemplo?
Poniendo trabas en muchos puntos, como la solicitud del punto de acceso, la activación de la instalación, el cruce de datos con la distribuidora… En el Informe de la Alianza por el Autoconsumo está todo detallado. A veces obligan a hacer modificaciones en las instalaciones de enlace de red; imponen obligaciones sin ningún respaldo legal; piden trámites innecesarios, repetitivos, que obligan a que la Administración cancele los expedientes porque se agotan los tiempos, de modo que hay que volver a empezar… Hay gente que lleva años intentando colocar su instalación. Exigen requerimientos que no están en la regulación. Para colmo, cada distribuidora cuenta con protocolos de actuación propios. De manera que Endesa tiene protocolos distintos según la zona del país. Iberdrola, lo mismo. Se ganó la batalla del impuesto al sol y el autoconsumo individual ha despegado, pero como usamos sus redes de distribución y la ley está hecha para tramitar permisos y enganches, siguen poniendo zancadillas, porque claramente es una agresión a su negocio. Así que, si hay que hacerlo, lo hacen ellos: ellos te hacen la comunidad energética; cuando lo que se busca es lo contrario, la responsabilidad de las personas para hacer uso de la energía. Pero para eso el Gobierno tiene que legislar para impedir que estas empresas dominen verticalmente casi toda la cadena; generación, distribución y comercialización.
El Gobierno tiene que legislar para impedir que las empresas dominen verticalmente toda la cadena
¿Cómo se refleja en las facturas la transición al autoconsumo fotovoltaico?
Se sigue pagando la factura, pero mucho menos porque una gran parte de la energía la generas tú con tus placas solares durante el día; al no comprarla de la red, desaparece de la factura. Los ahorros suelen variar entre un 40% y un 80% respecto al coste habitual. [Aquí se puede calcular el ahorro posible según localidad y tipo de vivienda en España]. Con una batería, además, el excedente no va a la red y el uso se puede extender a la noche. Hay gente que llega a consumo cero de la red, pero las baterías aún no tienen un precio que las haga rentables.
El enigma de las facturas de la luz: no saber qué se está pagando exactamente (teniendo en cuenta que incluyen la generación, los impuestos, el margen de la comercializadora, la distribución…).
Recomendamos siempre cambiar a la tarifa PVPC [Precio Voluntario al Pequeño Consumidor], la regulada por el Gobierno, que históricamente ha sido entre un 20 y un 40% más barata, pero la realidad es que no sabemos los costes reales porque hasta ahora esas empresas no han permitido auditorías. Además, la tarifa PVPC es sólo de las comercializadoras de referencia, las grandes de toda la vida…. que también tienen empresas en el mercado “libre”, donde pueden poner el precio que quieran. Por eso no dudan en engañarte para llevarte, muchas veces sin que te enteres, a su comercializadora libre; robándose clientes a sí mismos… Está claro que hay que pagar peajes y que tienen que ganar dinero, pero los costes reales no los sabemos. Lo que sí sabemos es el beneficio millonario escandaloso que declaran año tras año. Aparte de llorar al Gobierno para recibir subvenciones, estaría bien saber sus datos. Por otra parte, como consumidores tenemos que hacernos conscientes de que dejamos una huella. Podemos empezar por revisar el consumo y ver si estamos siendo eficientes.
Como consumidores tenemos que hacernos conscientes de que dejamos una huella
La implicación de las administraciones locales también acelera el proceso, según se infiere de vuestro informe, en lo referido a las comunidades energéticas [aquí un ejemplo de una de ellas en el Río Monachil de Granada].
Claro. Si cada ayuntamiento creara su comunidad energética, tendríamos municipios soberanos de su propia energía limpia. Con un proceso natural de pedagogía muy interesante por el camino, porque nos han convertido en tontos adrede; no es tan difícil entender cómo funciona todo esto de la energía. En España tenemos ya alrededor de 400 comunidades energéticas. En Granada, La Palma, Teruel, Huelva… Se trata de democratizar el sistema para decidir nuestra forma de relacionarnos con la energía; algo vetado hasta ahora. Hace unos años hicimos otro estudio en que demostramos que España tiene energía renovable suficiente como para abastecer 56 veces la demanda eléctrica. Hay de sobra. Pero eso también conlleva una reducción de nuestro propio consumo, de manera que también hay que hablar de ser todos responsables.
El “impuesto al sol” es tal vez uno de los conceptos que mejor alcanzan a describir la realidad ciudadana actual, en más de un sentido. Su nombre técnico fue “cargo transitorio por energía consumida”, y su aprobación en España data de octubre de 2015. Consistía en que los usuarios de una instalación...
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Miguel Ángel Ortega Lucas
Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.
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