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Cuba: ¿socialismo neoliberal?
El Gobierno caribeño trata de implementar un nuevo paquete de medidas que han generado un gran descontento por el importante aumento de precios de todos los bienes y servicios básicos. El ministro de Economía ha sido destituido
Frank García Hernández La Habana , 3/02/2024
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Desde diciembre pasado, el Gobierno cubano repite que sus más recientes medidas económicas –que entrarían en vigor entre febrero y marzo– no son un paquetazo neoliberal. Esta aclaración, viniendo de un gobierno dirigido por un partido comunista, resulta entre inquietante y contradictoria.
Las medidas anunciadas por el Gobierno cubano consisten básicamente en un recorte de subsidios que abarca ocho sectores de los servicios: aumento de la tarifa del transporte público, alza de los precios del combustible, la bombona de gas para cocinar –modalidad más usada en los sectores populares–, el agua y la electricidad. A ello se le debe agregar que también sufrirá un alza de precios la fundamental “libreta de abastecimiento” –canasta de alimentos y aseo subsidiada con la que se abastecen las mayorías populares cubanas–, así como los pocos productos que vende el Gobierno en el mercado minorista. Las nuevas medidas también alcanzaron un rubro que pareciera menor, pero en el escenario cubano no lo es: aumento del precio de la medicina naturista. Ante la escasez y desabastecimiento de fármacos, se ha generalizado el uso de este tipo de medicinas.
En consonancia con las medidas, tanto el ministro de Economía, Alejandro Gil, como el primer ministro, Manuel Marrero, han insistido en que la política será ahora “subvencionar personas y no productos”. Para reforzar esta idea, el primer ministro anunció en su discurso del pasado 20 de diciembre que quienes comprarían los productos de la libreta con precios subvencionados serían solamente las personas económicamente vulnerables. Sucede que en Cuba las personas “económicamente vulnerables” no solo son, como se tiene establecido, los sectores de bajos ingresos, sino que con un salario promedio de 20 euros al mes la gran mayoría de la clase trabajadora cubana también vive una situación de vulnerabilidad económica.
Pero si bien el rechazo a las nuevas medidas es un tema común que se puede oír en las calles cubanas, la reacción ante el paquete económico tuvo tintes políticos más complejos que las típicas catarsis en las aletargadas paradas de ómnibus. El economista cubano Miguel Hayes, coordinador del medio de prensa no oficial La Trinchera, desde su cuenta en la red social X insiste en que las nuevas medidas son un “paquetazo neoliberal”. Por su parte, el especialista en economía cubana, Pedro Monreal alertó también desde el antiguo Twitter que “no necesariamente un paquete económico tiene que ser de corte neoliberal para producir efectos parecidos al de un paquete neoliberal”. La reconocida historiadora cubana Alina López, declaró para CTXT que “el apellido no importa tanto como que es un tremendo paquetazo [entiéndase ajuste económico]”. A ello, Alina López agregó que en la economía cubana existen “rasgos neoliberales”.
La organización argentina Izquierda Socialista llegó a publicar un artículo comparando este paquete de medidas con los ajustes del ultraderechista presidente Javier Milei
Al tanto de estas y similares declaraciones, el ministro de Economía refutó los ataques al nuevo plan económico. “Todas las semejanzas que se quieran hacer con paquetes neoliberales es pura mala intención”, declaró el citado ministro en una charla televisiva especial realizada el pasado 27 de diciembre. Gil puntualizó además algo fundamental: “El neoliberalismo apunta a reducir al mínimo la intervención del Estado (...). Nosotros estamos hablando de aumentar el papel del Estado como ente regulador en la economía (...). No estamos hablando de más privatización”.
Pero las polémicas medidas trascendieron las costas cubanas llegando a Argentina, donde la organización trotskista Izquierda Socialista llegó a publicar un artículo comparando este paquete de medidas con el ajuste que lleva adelante el ultraderechista presidente Javier Milei. El polémico artículo, firmado por el dirigente trotskista argentino José Castillo, fue reproducido en la prensa digital opositora cubana, la cual –VPN mediante–, es ampliamente leída en la isla caribeña, generando mayores preguntas entre no pocos trabajadores.
Un ajuste económico para una Cuba en crisis (y la burguesía creciendo)
Este paquete de medidas tiene lugar en una Cuba que no acaba de salir de la crisis económica. El turismo, principal rubro económico de Cuba, está muy lejos de alcanzar las cifras anteriores a la pandemia del coronavirus. Si en 2019 Cuba registró la llegada de más de cuatro millones de turistas, según fuentes oficiales, en 2023 la isla caribeña sólo alcanzó 2,4 millones de visitantes extranjeros y “cubanos radicados en el exterior”. Para complejizar la situación, la mayoría de estos turistas se hospedan en instalaciones del sector privado. Esto ha provocado que, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, en 2023 la ocupación habitacional de los hoteles estatales solo fuera de un 25,8%. Este es uno de los principales factores por los cuales el Producto Interno Bruto cubano en 2023 fue de -2%.
El sector de la economía privada controla en Cuba la venta de alimentos, ofertándolos a precios casi imposibles para el trabajador promedio
A ello se le agrega que el sector de la economía privada –que desde 2023 está autorizado a importar– controla en Cuba la venta de alimentos, ofertándolos a precios casi imposibles para el trabajador promedio. El precio de los productos ofertados en la “libreta de abastecimiento” no aumenta desde la modificación hecha por el Gobierno en enero de 2021; sin embargo, los alimentos vendidos en el sector privado se encarecen desproporcionadamente por mes: la Oficina Nacional de Estadísticas e Información anunció que en diciembre pasado el precio de los alimentos aumentó en un 79,11%. A ello se le debe agregar que a lo largo de 2023, cada mes el precio de los alimentos creció por encima del 50%.
Como siempre ha sucedido en Cuba –y ahora no hay motivo para la excepción–, cuando el Estado sube los precios, el sector privado también los aumenta. Ahora el impacto será más fuerte: el número de las empresas privadas supera al de las empresas estatales. Según el Ministerio de Economía, en enero ya existían 9122 empresas privadas, las cuales contrataban a la mitad de la clase trabajadora cubana.
Propaganda política vs. realidad económica
Ante la recepción negativa del nuevo paquete económico –oficialmente llamado “proyecciones para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”– el Gobierno cubano se ha dedicado profusamente a aclarar la necesidad de las medidas. Para ello, los voceros oficiales explican que las “distorsiones” son las pérdidas provocadas por los subsidios y en consecuencia los precios debían ser “actualizados”.
Para ayudar a la comprensión del porqué es necesario aplicar las controversiales nuevas medidas, el ministro de Economía, Alejandro Gil, a fines de diciembre impartió varias charlas televisadas. Paradójicamente, Gil aumentó la expectación al decir que en el alza de precios “lo que está detrás es eliminar el subsidio”.
Un alto funcionario declaró que el alza de precios originalmente planificado iba a ser mucho mayor y alcanzaría más sectores, pero el descontento popular hizo reacomodar el programa
Un alto funcionario cubano, quien solicitó guardar su anonimato, declaró para CTXT que el alza de precios originalmente planificado iba a ser mucho mayor y alcanzaría más sectores, pero el descontento popular hizo reacomodar el nuevo programa económico. “Las actas de las reuniones de los núcleos del Partido [Comunista] (células base de la organización partidista) arrojaron un grado de insatisfacción que no previmos y decidimos retirar parte de las disposiciones”, declaró el citado funcionario.
Ante ello, el Gobierno cubano prepara toda una artillería de propaganda política: no solo intenta convencer al posible trabajador descontento, sino también a los militantes del Partido. El pasado 29 de enero, en la primera reunión del Consejo de Ministro en 2024, el presidente cubano anunció que se crearían comisiones de “cuadros del Partido” que visitarán las bases del PCC para “explicarles” la necesidad de implementar el nuevo paquete económico. “Podemos encontrarnos con colectivos de trabajo, núcleos del Partido que no entiendan [las nuevas medidas económicas] y hay que explicarles bien”, puntualizó Díaz-Canel. Básicamente, la explicación oficial se resume a que el Gobierno no puede seguir subvencionando estos sectores, y que el alza de precios y recortes de subvenciones ayudaría a “relanzar” la economía nacional. Sin embargo, las explicaciones que den los funcionarios del Partido Comunista no cambiarán el impacto que el aumento de precios tendrá en la realidad de los trabajadores.
¿A cuánto suben los precios?
A inicios de enero, el Gobierno cubano hizo público el porcentaje del alza de precios en el transporte que entraría en vigor este 1 de febrero. Las tarifas de parte del transporte en La Habana y Santiago de Cuba (segunda ciudad de importancia) aumentaron en un 100%, mientras que las de los ómnibus de transporte interprovincial subió en un promedio de 280%. El precio del pasaje en tren, empleado mayormente por sectores carenciados, creció aproximadamente en 710%.
El precio del combustible subiría en un 570%. Esto debe entenderse en el contexto cubano, donde el salario promedio es de 20 euros mensuales
El precio del combustible subiría en un 570%, argumentándose que el litro de gasolina cuesta entre 0,95 centavos de dólar y 1,25. Sin embargo, esto debe entenderse en el contexto cubano, donde el salario promedio es de 20 euros mensuales. El alza del combustible también impactará en los taxis, y por tanto en las miles de personas que usan este servicio.
Al mismo tiempo, aumentará el precio de las bombonas de gas en un 80%, empleadas principalmente por los sectores de menos ingresos económicos. La tarifa de la electricidad solo aumentará para los llamados “altos consumidores”, que son una considerable minoría, pues según el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, ascienden a 1.700.000 habitantes. La nueva tarifa para estos casi dos millones de consumidores crecerá un promedio de 19,5%. El nuevo paquete de medidas afecta también la tarifa del agua, que crecerá en un 300%.
Una ama de casa, quien pidió no dar su identidad, declaró a CTXT que “ahora, además de ser caros los alimentos, también será caro encender la cocina: prácticamente casi no podremos comer”. Una estudiante universitaria agregó a la conversación que “desde que subieron los precios del transporte en enero de 2021 tengo que ir caminando a la universidad al menos dos veces a la semana. Ahora seré maratonista”.
Al parecer el “imprevisto descontento” puede ser la razón por la cual no se ha detallado cuánto aumentarán los precios de los alimentos ofertados en la libreta de abastecimiento. Coincidentemente, el 31 de enero el Gobierno anunció un hecho insólito: la venta de combustible con los nuevos precios se aplazó debido a “un incidente de ciberseguridad en los sistemas informáticos para la comercialización” provocado por “un virus desde el exterior”, informó en rueda de prensa la viceministra de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo.
Al parecer, el Gobierno prefiere esperar el resultado del trabajo político de sus cuadros partidistas. El nuevo paquete de medidas, en medio de una crisis económica agravada, puede provocar el estallido de protestas similares a las manifestaciones populares que tuvieron lugar el 11 de julio de 2021; algo imposible de prever por los vulnerables sistemas informáticos que actualizarían la venta del combustible, pero sí temido por quienes ordenaron el alza de precios.
Pocas horas después de escribirse esta nota, el Buró Político del Partido Comunista de Cuba anunciaba el viernes 2 de febrero la destitución del ministro de Economía, Alejandro Gil. Le relevará en el cargo Joaquín Alonso Vázquez, actual ministro presidente del Banco Central de Cuba.
Desde diciembre pasado, el Gobierno cubano repite que sus más recientes medidas económicas –que entrarían en vigor entre febrero y marzo– no son un paquetazo neoliberal. Esta aclaración, viniendo de un gobierno dirigido por un partido comunista, resulta entre inquietante y contradictoria.
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