control mediático
Así financia Ayuso a la fachosfera y castiga a los “no afines”
La presidenta madrileña utiliza criterios subjetivos y alegales para repartir el dinero público a los medios. En 2022, adjudicó al menos 9,1 millones de euros a digitales; de ellos, 7,4 millones fueron para cabeceras ‘afines’
Miguel Mora Madrid , 23/03/2024
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Desde que Esperanza Aguirre llegó en 2003 al poder de la Comunidad de Madrid (CM) vía Tamayazo, el alegre reparto anual de millones de euros de publicidad institucional ha sido la seña de identidad de los gobiernos regionales y locales del PP. Con el tiempo, ese riego incesante de dinero público ha favorecido la eclosión de una galaxia de medios, submedios y pseudomedios digitales de derecha y ultraderecha: lo que antes se conocía como el sindicato del crimen, ahora se llama la fachosfera.
Un denominador común es que todos estos medios son sumisos al poder que los financia y utiliza: ninguno repara en dedicar un trato exquisito a los presidentes y alcaldes del Partido Popular, aunque ello suponga a veces publicar bulos, hipérboles o infundios. Como dijo en su día Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, “no hace falta comprar a un medio de comunicación, basta con que seas su mejor cliente”.
Con los años, la sensación de que los medios ultras de Madrid marcan la agenda informativa del país entero se ha ido haciendo cada vez más palpable. Una parte de esa impresión se debe seguramente a la aparición de esa pléyade de medios y chiringuitos, muchos nacidos al calor del clientelismo del PP con la intención de utilizar las ayudas públicas para mentir, desinformar e intoxicar, lo que ha condicionado y ensuciado cada vez más el espacio público.
Isabel Díaz Ayuso y sus medios afines llevan años acusando a Pedro Sánchez de ser un dictador, le llaman hijodefruta, felón y cosas peores, pero la realidad es que es la presidenta de la Comunidad de Madrid y su jabalí de confianza, Miguel Ángel Rodríguez, quienes han creado un autocrático sistema mediático / propagandístico, financiado generosamente, y cuyo objetivo máximo no es informar ni analizar la realidad, sino proteger y rendir pleitesía a la presidenta.
Tras ayudarle a ganar su batalla contra Pablo Casado en 48 horas, e impulsarla hacia la mayoría absoluta en 2023, los comunicadores de cabecera de Ayuso se dedican estos días a defenderla 24/7 de sus dos grandes problemas: a) el protocolo de la muerte que acabó de forma cruel con la vida de 7.291 ancianos en las residencias, y b) el súbito enriquecimiento que su entorno Maserati (novio, madre, hermano, exnovio…) ha vivido desde que ella es presidenta.
La Acorazada Mediática de Ayuso está formada por una treintena larga de medios: los hay grandes, medianos, pequeños e invisibles. Algunos publican todavía ediciones en papel, pero la mayoría son nativos digitales. La propaganda se difunde por tierra mar y aire, a través de webs, blogs, chiringuitos, tertulias, radios, algunas televisiones privadas y los dos estandartes públicos: Telemadrid y Onda Madrid.
Ayuso repartió la inmensa mayoría del dinero entre cabeceras ideológicamente afines o desconocidas
Ese entramado se financia en buena parte con dinero público. En 2022, Isabel Díaz Ayuso gastó al menos 13.234.287,50 euros* en publicar campañas publicitarias en medios digitales, según ha podido confirmar CTXT a partir de los últimos datos publicados en el Portal de Transparencia de la Comunidad y del ente Canal de Isabel II.
El contrato principal, que se gestiona desde la Consejería de Presidencia, supuso un gasto en medios onlinede al menos 11,4 millones. Los diarios elegidos por el Gobierno Ayuso (que son los mismos desde hace al menos dos años) obtienen además campañas para ediciones en papel (los que la tienen) y fondos adicionales del Canal de Isabel II y del Metro de Madrid. La inversión declarada por el Canal fue de 1.752.510,35 en 2022, lo que da un total de 13,234 millones.
Entrando en el detalle de las campañas, lo primero que llama la atención es que Ayuso repartió la inmensa mayoría del dinero entre cabeceras o bien ideológicamente afines, o neutras, o casi desconocidas, obviando en numerosas ocasiones los criterios objetivos que marca la Ley de Publicidad Institucional 13/2005, que en su preámbulo afirma: “La realización de las campañas institucionales de publicidad y de comunicación debe responder a los principios de eficacia, transparencia, austeridad y eficiencia”. Y que añade: “El propósito de la Ley es que toda la información llegue a todos los ciudadanos”.
Criterios subjetivos para blindar los bulos y proteger a la cloaca
La Comunidad justifica, sin el menor rubor, en su propio Portal de Transparencia, que reparte las campañas de prensa atendiendo a los habituales criterios “objetivos legales” aunque añade otros dos que son, cuando menos, subjetivos y alegales: “La afinidad y la notoriedad”.
“La ley exige informar sobre los criterios de reparto por medios de comunicación, siendo los que se aplican criterios objetivos y técnicos como la audiencia, cobertura, frecuencia, notoriedad y afinidad”, dice la CM en su portal de transparencia. “Estos criterios son medibles y la medición es realizada por empresas independientes a nuestra institución”.
Ese párrafo copia una respuesta oficial que el Gobierno de la Comunidad de Madrid dio en julio de 2022 a una pregunta parlamentaria de la exdiputada Alejandra Jacinto sobre el reparto de la publicidad del Canal de Isabel II.
El criterio de afinidad deja las manos libres a Ayuso para primar de forma arbitraria a los medios que le gusten sobre los que no
La afinidad es en efecto un término técnico, usado en las empresas de gestión de medios. Pero viendo los datos, es también un término totalmente subjetivo, que deja las manos libres a Ayuso para primar de forma arbitraria a los medios afines sobre los que no lo son. La notoriedad supone un paso igual de peligroso, porque nada tiene que ver con la libertad de prensa sancionada en el Art. 20 de la Constitución (el derecho de la ciudadanía a recibir información veraz).
Quizá por eso, el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, se ha sentido capaz de amenazar estos días a una periodista de elDiario.es con “triturar y cerrar” su medio, y ello pese a la notoriedad alcanzada por las informaciones sobre los pelotazos y los delitos fiscales admitidos por la ya imputada pareja de Ayuso. Por suerte para el digital de Ignacio Escolar, su exitoso modelo empresarial apenas notará la posible pérdida de los 130.000 euros que Ayuso tuvo a bien concederle en 2022.
Las cifras del reparto
El análisis de las campañas distribuidas ese año muestra cómo funciona el modelo sectario del Gobierno Ayuso. Al menos 9,1 millones de euros gastados en inserciones publicitarias directas se destinaron a medios (supuestamente) informativos. El resto se repartió entre revistas especializadas (música, turismo…) y plataformas como Google, Instagram, Facebook o Tik Tok.
De los 9.109.258,79 millones destinados a medios, al menos 6,21 millones fueron para la prensa escrita y 2,89 millones para medios audiovisuales. Si detallamos el reparto entre medios afines (o neutros) y no afines, la desproporción hacia los primeros es patente: 7,42 millones fueron para cabeceras y grupos amigos o neutros, frente a los 1,67 millones entregados a los enemigos.
En la prensa escrita, el reparto global de cantidades más o menos relevantes fue el siguiente (subrayados en rojo los medios no afines, y en beige los conservadores, neutros y/o afines).
La inversión de 6,21 millones en prensa digital se repartió entre 46 medios, y se troceó en 1.165 campañas publicitarias, de las cuales casi el 90% (978 campañas) fueron a parar a medios afines o alejados de la información autonómica, como La Vanguardia. En dinero contante, los buenos también ganaron por goleada (5 a 1) a los malos: los primeros (34 medios en total) se repartieron 5,2 millones; los 12 medios “no afines” compartieron menos de un millón, 997.609,32 euros.
Veamos las cantidades distribuidas entre los medios digitales conservadores y ultraconservadores. El Mundo lidera la tabla con 56 campañas y 699.436 euros, seguido del gratuito 20 Minutos (Grupo Henneo) y del ABC, ambos por encima del medio millón de euros. La Razón, del Grupo Planeta, se llevó 69 campañas y más de 423.000 euros, con lo que superó a OkDiario, el portal de las cloacas. La web de Inda recibió 24 campañas y se embolsó más de 372.000 euros. Por su parte, La Vanguardia se tuvo que conformar con 123.000 euros.
En la tabla destaca la partida Prensa Local y de Distrito, que recibió 789.000 euros: se supone que son los periódicos gratuitos de barrios y pueblos que se pueden recoger por los portales de las casas. Propaganda de cercanía.
Nótese también la equilibrada generosidad de Ayuso al financiar a la abigarrada galaxia de medianos, pequeños, diminutos e irrelevantes chiringuitos de la fachosfera y la bulosfera.
El reparto entre los medios no afines al Gobierno Ayuso confirma el sesgo de arbitrariedad. elDiario.es es el segundo que más dinero recibe, tras El País (el líder de la prensa nacional es solo el segundo medio que más campañas y dinero obtuvo, por detrás de El Mundo). De la misma forma, elDiario.es tuvo menos ayuda que, por ejemplo, Libertad Digital (el medio escrito de Jiménez Losantos) o Vozpópuli (fundado por Jesús Cacho). Mientras, ABC o La Razón recibieron cerca del 80% de lo que recibió El País.
Cabeceras consolidadas, con millones de lectores anuales, y que trabajan con altos estándares profesionales y éticos no reciben ni un euro
[Sorprendentemente, en la lista aparece CTXT, con una aportación de 1.049,99 euros. Debemos aclarar que CTXT recibió esa campaña de un festival flamenco a través de una agencia llamada Sunmedia, y que desde 2020, año en que recibimos 4.450 euros de la CM, no hemos recibido dinero de ninguna institución madrileña. Cuando en 2023 publicamos que cinco medios estábamos estudiando denunciar el veto de Ayuso y Almeida, la agencia Irismedia nos contactó y nos hizo una oferta que declinamos: un anuncio de un mes de duración, a cambio de 363 euros].
Irismedia es una de las agencias favoritas de la CM y del Ayuntamiento desde hace años; en 2022 logró la adjudicación del Acuerdo Marco de la CM por un valor estimado total de 27,5 millones de euros; y en septiembre de 2023 obtuvo una prórroga de ese Acuerdo Marco, que se prolongará así hasta diciembre de 2024.
Pantallazo del informe de adjudicación de los Planes de Medios digitales de la CAM a Irismedia para 2024. Los descuentos (ficticios) del 99% en las tarifas, que la agencia pacta con los medios, y la comisión de la agencia son el principal criterio de evaluación.
Como se puede deducir de la tabla anterior, el veto de Ayuso a la mayoría de los medios digitales progresistas y de izquierdas, seguirá vigente durante 2024. Cabeceras consolidadas, con millones de lectores anuales (no de pinchazos), y que trabajan con altos estándares profesionales y éticos como Infolibre, CTXT, El Salto o La Marea no recibirán, un año más, ni un euro de los impuestos de los madrileños y madrileñas.
Veamos, para acabar, el pastel para los medios online de radio y televisión. Aquí la desproporción entre lo que recibieron los amigos y los críticos es igualmente palpable. Entre la COPE (Conferencia Episcopal), el Grupo Planeta (Onda Cero), y Telemadrid y Onda Madrid (Ayuso) se llevaron casi toda la inversión. De un total de 2,89 millones gastados, 2,2 millones fueron destinados a diez medios afines y apenas quedaron 681.000 euros para los no afines.
EdATV, un chiringuito fascista, recibió 26.500 euros. Jiménez Losantos (Esradio) cobró 242.415,35 euros. Sumados a los 213.170,05 euros que recibió como medio escrito en Libertad Digital, el ardoroso líder de opinión del ayusismo se embolsó al menos 475.585,40 euros de publicidad directa en 2022.
A modo de resumen: de los al menos 9,1 millones de euros de dinero público destinados en 2022 por la CM a inserciones en medios digitales, Ayuso entregó 7,42 millones a diarios afines o neutros y 1,67 millones a medios más críticos, dejando fuera del todo a los medios más progresistas. Es una desproporción brutal, de 7 a 1, que coarta el derecho legal de una parte de ciudadanía madrileña a conocer la información institucional de la CM, y que excluye y castiga a algunos medios y a millones de lectores.
Al incorporar la afinidad y la notoriedad como criterios para el reparto, el Gobierno regional (y el ayuntamiento) protege además a numerosos medios basura o del todo irrelevantes, que no tienen un solo suscriptor y a veces ni siquiera plantilla, y ponen en peligro la supervivencia de cabeceras que defienden un periodismo ético, no partidista y de servicio público.
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* Fe de errores; en la primera versión del artículo no se incluía la cifra de inversión declarada por el Canal de Isabel II.
Desde que Esperanza Aguirre llegó en 2003 al poder de la Comunidad de Madrid (CM) vía Tamayazo, el alegre reparto anual de millones de euros de publicidad institucional ha sido la seña de identidad de los gobiernos regionales y locales del PP. Con el tiempo, ese riego incesante de dinero público ha favorecido la...
Autor >
Miguel Mora
es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).
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