1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

CINE

‘Dune’, de Herbert a Villeneuve

Ciencia ficción, islam y psilocibina

Naief Yehya 11/05/2024

<p>Fotograma de <em>Dune 2</em>. (Denis Villeneuve, 2024)</p>

Fotograma de Dune 2. (Denis Villeneuve, 2024)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Obras de culto

El universo de los fanáticos de la ciencia ficción está esencialmente dividido en dos grandes grupos. El primero lo forman aquellos que adoran las grandes épicas cósmicas, las historias renacentistas y medievales transportadas a rincones remotos del espacio. Esta ciencia ficción opera en mundos más cercanos a los cuentos de hadas y de fantasía y en ella  se describen conflictos entre palacios reales, linajes milenarios, herencias disputables y paternidades cuestionables. El segundo grupo, al que pertenecíamos el resto de los fanáticos, estaba integrado por los que  preferíamos los elementos del género más sórdidos, sucios y distópicos, que proyectaban a escenarios futuros el malestar contemporáneo provocado por el avance tecnológico y sus implicaciones sociales y morales. Denis Villeneuve, quien se obsesionó por el género con 2001: odisea del espacio (1968), de Kubrick, y Blade Runner (1982), de Scott, ha demostrado su inmenso talento en ambos tipos de historias. Primero fue en su fabulosa La llegada (Arrival) de 2016, en la que llevó a la pantalla la noveleta La historia de tu vida, de Ted Chiang, y mostró un inmenso poder evocativo y sentimental a partir de las posibilidades del lenguaje y la forma en que una especie extraterrestre que se expresa en una “escritura” sin principio ni fin tiene la capacidad de vivir fuera del tiempo. A esa obra maestra siguió un desafío gigantesco: la secuela de la obra cumbre de ciberpunk: Blade Runner. Con Blade Runner 2049, de 2017, Villeneuve se jugaba literalmente la carrera, ya que los fanáticos de aquella cinta clásica y emblemática no estábamos dispuestos a tolerar nada menos que una película excepcional. El resultado es un film neo noir que hace honor a su predecesor tanto en materia estética como narrativa, un prodigio que extiende las reflexiones planteadas por Philip K. Dick en la novela Sueñan los androides con ovejas electrónicas y por Ridley Scott en su adaptación libre. Habiendo superado esa difícil prueba, Villeneuve se aventuró a filmar otra obra de culto cuidada celosamente por sus fanáticos: Dune, de Frank Herbert. 

Primera parte

En octubre de 2021 Denis Villeneuve estrenó la primera parte de Dune (2021). Se trata de una cinta espectacular y mesurada, de una belleza impactante, que sirve como fastuosa presentación del Duniverso, un entorno familiar y desconocido, creado por Herbert en 1965, al combinar sus intereses como periodista en materia de ecología (inspirado por el avance de las dunas de arena de Florence, Oregón, algunas de las cuales eran tan altas como la pirámide de Guiza, y que amenazan devorar la tierra fértil, un tema sobre el cual escribió un artículo seminal en 1959), la geopolítica del Oriente Medio y el Magreb a partir del período entreguerras y su fascinación con los hongos, especialmente en sus variantes alucinógenas. Inicialmente, Dune pasó desapercibida, pero poco a poco fue ganando reconocimiento y convirtiéndose en una novela fundamental, así como un eje cultural que influenció tanto al movimiento ecologista como al género de ciencia ficción, al dar lugar a gigantescas franquicias literarias y fílmicas (La guerra de las galaxias y sus numerosos derivados, así como Juego de tronos y otras obras de fantasía, son sus herederos).  

Villeneuve decidió por un lado mantenerse relativamente fiel a la historia y por otro dividirla en dos películas (por lo menos) para evitar las trampas y peligros puestos en evidencia por la adaptación de David Lynch en 1984, una cinta enfebrecida y sobresaturada que se ha vuelto a su manera un filme de culto. Puestos en evidencia también por la miniserie chata y predecible de John Harrison (2000), así como por ese delirio que debía durar catorce horas de adaptación libre de Alejandro Jodorowsky que nunca llegó al proceso de producción pero que algunos consideran la mejor película jamás filmada. Frank Pavich dirigió un documental en 2013 sobre esta fatídica, desproporcionada y frustrada aventura que involucraba a Orson Welles, Mick Jagger, Pink Floyd, Magma, Salvador Dalí, David Carradine, H.R. Giger, Moebius y un Brontis Jodorowsky de doce años. Su legado será siempre permitirnos imaginar lo que hubiera podido haber sido.

Dune, la película, parece inicialmente una épica de intrigas palaciegas, mitología exótica y el lugar común del Elegido que salva a un pueblo oprimido. Sin embargo, es mucho más compleja y contemporánea, ya que es una épica magna que fusiona ecocidio, extractivismo (la especia como una fusión del petróleo y las esporas de psilocibina), genocidio, colonialismo, fanatismo, fascismo y colonialismo, asuntos que siguen siendo relevantes para la política veinte milenios en el futuro, cuando diferentes clanes humanos se extienden por el universo. Asimismo, más que un regodeo con las paradojas de las religiones antiguas, es una reflexión sobre la creación, propagación, adoctrinamiento y manipulación de los pueblos al implantar creencias y de esa manera controlar a las masas mediante la programación de profecías que se cumplirán eventualmente. Y además es una obra que pone en evidencia el blanqueo de las historias que tienen temas islámicos o árabes y la profunda incomodidad hollywoodense al abordar esos temas.

La primera parte arranca en el año 10.191 d.g. (después de la creación del Gremio espacial, la institución responsable de los viajes interplanetarios) con la historia de la trampa de que es víctima la casa Atreides al recibir “un regalo que no es un regalo”: el control del hostil planeta desértico Arrakis, la única fuente de producción de la preciosa especia o melange, la sustancia más valiosa del universo, que provoca sueños reveladores y alucinaciones, extiende la vida y es indispensable para navegar por el espacio. Su producción y distribución representan un enorme poder político y económico pero su recolección es difícil y peligrosa. La especia es central para la cultura de los nativos fremen, un pueblo que parece moldeado en los beduinos, que han encontrado maneras de recogerla manualmente para su consumo sin exponer su vida. El imperio en cambio utiliza enorme maquinaria para recoger la especia con el riesgo de provocar a los enormes gusanos de arena que la protegen y son capaces de devorar naves y maquinaria de extracción sobre la superficie del planeta. Esta sustancia se forma en las profundidades de las arenas de Arrakis donde las excreciones fúngicas de los gusanos de arena se mezclan con agua y forman una masa explosiva que al calentarse sale a la superficie. La explotación y codicia que produce la especia es comparable a la que provocaban las especias que llegaban de Oriente a Europa, así como el petróleo y por supuesto las drogas, comenzando con el opio y llegando a las drogas sintéticas contemporáneas. El Barón Vladimir (Stellan Skarsgård) se baña en una sustancia negra y viscosa que parece petróleo en una clara evocación de lo que verdaderamente está en juego en el universo. La explotación de la especia es también un reflejo de la explotación inmoderada de los recursos naturales, sin consideración por la sostenibilidad o la ética. A los fremen, por supuesto, no les concierne el valor de la especia como producto sino por la forma en que integran la sabiduría derivada de su uso en sus vidas. El final abrupto del primer filme llega con el ataque militar fulminante y sorpresivo que dan los Harkonnen a la recién instalada administración del barón Leto Atreides (Oscar Issac), la cual trataba de colaborar con los nativos.  

Herbert le confesó a Stamets que la inspiración para la construcción del universo de la novela vino en buena parte de sus propias experiencias psicotrópicas

Especia y psilocibina

De acuerdo con el micólogo Paul Stamets, quien conoció a Frank Herbert en los años ochenta, el autor de Dune era un aficionado a la micología que aparte de recolectar hongos en su propiedad, cerca de Port Townsend, en el Estado de Washington, desarrolló su propio y novedoso método para cultivar hongos a partir de las esporas, en particular logró cultivar hongos chanterelles (usando hongo en agua) alrededor de pinos jóvenes, lo cual aparentemente no se había intentado antes. La inspiración de la especia fue la psilocibina, aunque cabe mencionar que el apodo popular que se da al DMT (dimethyl-triptamina) es especia. En el mundo de Dune el recurso más valioso del universo es un psicotrópico sagrado y poderoso que ofrece grandes beneficios de salud que aparte de extender la juventud da una claridad de pensamiento sin precedente que permite al gremio de los navegantes cósmicos aprovechar la curvatura del espacio y encontrar pasajes seguros entre las estrellas. 

Herbert le confesó a Stamets que la inspiración para la construcción del universo de la novela vino en buena parte de sus propias experiencias psicotrópicas. “Frank me dijo que buena parte de la premisa de Dune… venía de su percepción del ciclo de vida fúngico y su imaginación fue estimulada a través de estas experiencias con el uso de hongos mágicos”, escribió Stamets en su libro Mycelium Running. Y muy específicamente incluyó elementos que evocan a los hongos: los ojos que se ponen azules cuando se usa la especia (cerúleos como el color de la psilocibina al contacto con el oxígeno), los fremen al vivir en el desierto y estar constantemente expuestos a la especia tienen ojos completamente azules. Si bien su hijo sabía de la afición por la micología de su padre, no ha confirmado que su padre usará psilocibina. Herbert describe la especia como un polvo de color naranja, pero cuando aparece en contenedores adquiere un color azulado radiante. 

Asimismo, está la secta de mujeres sabias de la sororidad Bene Gesserit, supuestamente inspirada en parte en las historias de mujeres chamanes, en particular María Sabina. Ellas emplean la religión como una herramienta de poder y su estrategia es sembrar profecías para más tarde engendrar fanáticos. Así como los pilotos utilizan la especia para tener premoniciones y evitar obstáculos al navegar, las Bene Gesserit usan la especie como enteógeno que les da visiones místicas y destrezas que parecen superpoderes. En esa lógica Paul Atreides, está predeterminado para volverse el kwisatz haderach, la figura religiosa que las masas han de seguir en una yihad interplanetaria, el entrenamiento que ha recibido toda su vida sumado a los poderes que ha heredado de su madre, quien es parte de la orden, le otorgan ciertos atributos como el poder de ver el futuro y de canalizar el conocimiento ancestral. Estos poderes se ven aumentados por la especia y por el agua de vida (otra sustancia mortal y alucinógena que es sacada de la bilis de un gusano de arena joven). Herbert reflexiona en torno a la religión organizada como una maquinaria de poder y control, mientras que plantea que el misticismo a través de sustancias psicodélicas puede ser entendido como una forma de acceder a un plano superior, a lo divino o como quiera que lo llamemos.  

Villeneuve creó una cinta con un impacto sensorial, emocional e intelectual que rebasa las expectativas dejadas por la primera parte

Segunda parte 

Villeneuve no sabía si lograría filmar la continuación, pero todo cayó en su lugar a la perfección. Si bien le bastaba repetir el modelo y la riesgosa tarea habría sido cumplida con gracia, Villeneuve, quien coescribió la secuela con Jon Spaihts, necesitaba mucho más que una continuación. De tal manera creó una cinta con un impacto sensorial, emocional e intelectual que rebasa las expectativas dejadas por la primera parte, esto se refleja en imágenes icónicas que remiten a la novela pero que construyen una imagen y un legado propio. No hay un solo aspecto descuidado en esta cinta que muestra la poesía del desierto, en clara evocación a Lawrence de Arabia (1962), de David Lean, con la fotografía de Greig Fraser en las locaciones de Wadi Rum, en Jordania y Abu Dabi. Esas imágenes radiantes, cegadoras contrastan con la secuencias en el planeta de los Harkonnen, Giedi Prime, donde el cineasta filma en impactante y dramático blanco y negro. La música de Hans Zimmer, por su parte, exige atención, reverencia y solemnidad, que compiten con la ironía, cinismo y nihilismo del texto. 

La segunda parte de Dune se inicia con la incineración de pilas de cadáveres de soldados y personal de la casa Atreides, que al ganar poder se había vuelto una amenaza para el emperador padishá Shaddam IV (Christopher Walken), como escribe su propia hija, la princesa Irulan (Florence Pugh). Entre los sobrevivientes están Paul Atrides (Timothée Chalamet) y su madre, Jessica (Rebecca Ferguson) a quienes los fremen rescatan a regañadientes. Ahí Paul encuentra a Chani (Zendaya), literalmente la mujer de sus sueños. Aquí Chani es un personaje ampliamente expandido con respecto al que escribió Herbert y de haber una tercera cinta en la serie es de esperar que seguirá creciendo su importancia. Herbert muestra cómo los colonizadores, ya sean los despiadados y crueles Harkonnen (quienes después de eliminar a sus rivales desean exterminar a los fremen) o los más tolerantes y comprensivos, Atreides, en esencia representan lo mismo para los nativos (no es coincidencia que ambos están vinculados por la sangre, la historia, la ambición y los compromisos), Chani se pregunta: “¿Quiénes serán nuestros próximos opresores?”.  

Las señales de que Paul es el elegido parecen multiplicarse al mismo tiempo en que aumenta el escepticismo de Chani (“¿Quieres controlar a la gente, diles que viene un mesías?”), quien se convierte en el eje moral y espíritu crítico de su pueblo y de la película al entender las consecuencias del poder sin limitaciones que va a adquirir Paul, quien no tarda en traicionar su amor por ella. En esta segunda parte se hace patente la pesada herencia del pesimismo político de la obra al mostrar que el heroísmo y el carisma se transforman en trágicas condenas sociales. Esta cinta cambia notablemente de ritmo en la última parte, donde el desarrollo de los acontecimientos se acelera y se introducen elementos que anticipan lo que viene en el siguiente libro, Mesías. Lejos de ser un blockbuster de acción más, esta es una tragedia shakespeariana que entre otras cosas da la oportunidad a los representantes de una nueva generación de estrellas hollywoodenses de mostrar su verdadero talento.

Influencia árabe

En la segunda parte están de vuelta los elementos norafricanos y árabes que inspiraron a Herbert y que en la Primera parte, así como en las otras adaptaciones, estaban diluidos o ignorados, en parte por considerarlos muestra de “orientalismo”, en el sentido zaidiano, es decir, de exotismo. La estética está dominada por numerosos elementos tomados de esas culturas, desde los ritmos y sonidos que evocan al folclor árabe y las emblemáticas ululaciones de la pista sonora, hasta un extenso vocabulario que incluye palabras como shai-hulud el nombre que se da a los gigantescos gusanos y quiere decir: cosas de la eternidad. Paul Atreides será Muad’Dib o maestro y es el Lisan al-Gaib, que sería algo como “la lengua de lo invisible”. Herbert estudió religiones (sunita, shiíta, sufí), culturas (no únicamente árabes sino persas y turcas también) e historia del Oriente Medio de una manera bastante exhaustiva e integró elementos de forma directa y sin adulteración. En la novela empleó datos de la lucha árabe en contra del imperio otomano (Arrakis –Irak– es una visión del Medio Oriente como botín de las potencias Occidentales en el período entre guerras), basándose en el libro de T.E. Lawrence Los siete pilares de la sabiduría; también consideró la guerra de independencia argelina en contra de Francia (de donde tomó el grito celebratorio Ya hya chouhada! o ¡Vivan los guerreros!), las estrategias de los bereberes y de los yemenitas, la lucha de los chechenos contra Rusia y de los sudaneses contra los ingleses. Las sacerdotisas de la orden Bene Gesserit usan aforismos coránicos. De ninguna manera usó esas influencias desde una perspectiva acrítica, superficial o exotista sino que trató de imaginar un mundo islámico miles de años en el futuro. De esta forma reclamaba a Occidente no dar su legítimo lugar al islam y la cultura árabe y Dune era una muestra de gratitud y reconocimiento de esa deuda. Además, tuvo la gran sabiduría de no caer en el clásico absurdo de insertar como héroe a un redentor blanco, un salvador occidental. La cinta es más conservadora que el libro y evita complejidades al emplear una lógica binaria: el imperio es blanco y malvado, los nativos son una mezcla de pueblos de piel oscura y son buenos. Herbert había evitado ese maniqueísmo al plantear que no todos los nativos eran espirituales ni fieles a los intereses de su pueblo. Mientras que los fremen de Villeneuve, entre los que no hay actores del medio oriente ni el Magreb en ningún papel relevante (con la excepción de la suiza, de origen tunecino y holandés, Souheila Yacoub), son estereotipos anticolonialistas con acentos incongruentes. Simplemente se nos explica que los fremen del sur son religiosos y supersticiosos, mientras que los del norte son escépticos y desconfiados.  

La cinta es más conservadora que el libro y evita complejidades al emplear una lógica binaria: el imperio es blanco y malvado, los nativos son una mezcla de pueblos de piel oscura y son buenos

Lenguaje construido, lógica y política

Así como en La llegada el lenguaje era fundamental para la historia, aquí los idiomas que han sido creados para la película están muy lejos de ser meros balbuceos sin sentido. El lenguaje de los fremen, llamado chakobsa (en el mundo real esto se refiere al idioma del noroeste del Cáucaso), fue inventado para la película por el lingüista y experto en la construcción de lenguajes o conlangs David J. Peterson, quien entre otros lenguajes artificiales inventó el dothraki y el alto valyrio de la serie Juego de tronos. Peterson quien ha estudiado las estructuras, patrones fonológicos, léxicos y gramaticales de más de veinte idiomas, cree que estos “son sistemas evolutivos cuyas características están interconectadas y formadas por una historia única”. Los lenguajes construidos se han vuelto una exitosa tendencia entre los fanáticos y Peterson es sin duda la figura principal de ese campo, con alrededor de cincuenta creados para películas, series y videojuegos, como Thor: el mundo oscuro (Alan Taylor, 2013), Doctor Strange (Scott Derrickson, 2016) y Elemental (Peter Sohn, 223). En Dune partió de elementos mínimos para crear algo nuevo, “un lenguaje a priori con un vocabulario y gramática original que no se deriva de ningún sistema lingüístico existente”. Herbert incluyó palabras en hebreo (kwisatz haderach), en turco (kanly), en navajo (nezhoni) aparte de alrededor de ochenta términos árabes en el lenguaje fremen, que son la gente del Misr o bien Egipto. Pero Peterson optó por el realismo y por despojar al idioma fremen de casi todo rastro del árabe, considerando que han pasado demasiados miles de años para que esto sobreviviera. Esto contradice a Herbert, quien pensaba que el idioma podía sobrevivir sin demasiados cambios en un ambiente aislado como el desierto, como escribió su hijo Brian, en El soñador de Duna. La biografía de Frank Herbert. Asimismo, el novelista pensaba en un islam del futuro que reuniera elementos de sufismo y budismo zen, una entidad polimórfica. Peterson asumió que los términos árabes incluidos en el libro y que debió incluir llegaron al lenguaje del filme como “convergencias fortuitas, no como vestigios antiguos, sino como términos recreados casualmente a partir de nuevos elementos etimológicos”. De cualquier forma ni Peterson ni Villeneuve parecen necesitar una explicación de porqué el héroe se llama Paul y su madre Jessica o cuál es la lógica de que hablen inglés contemporáneo.

Ni Peterson ni Villeneuve parecen necesitar una explicación de porqué el héroe se llama Paul y su madre Jessica o cuál es la lógica de que hablen inglés contemporáneo

Es cuestionable qué tanto puede esta decisión beneficiar al “realismo” de una historia en la que los guerreros cabalgan en gusanos de arena descomunales. Mientras que parece confirmar la tendencia de contradecir la voluntad de Herbert, que era insertar elementos contemporáneos en su recuento. Además de que esta supresión está en línea con la vieja tradición hollywoodense y occidental de borrar o satanizar a los árabes en el cine. Un ejemplo muy evidente es la sustitución de la palabra yihad por cruzada y guerra santa, dos conceptos muy anti musulmanes y que no significan lo mismo. El reemplazo se hizo para evitar las “connotaciones negativas” de ese término que en Occidente se ha vinculado con terrorismo. Hubiera sido inconcebible que dos películas de 165 y 190 millones de dólares hubieran corrido el riesgo de enajenar a su público al ser demasiado árabes o islámicas. 

Obras de culto

El universo de los fanáticos de la ciencia ficción está esencialmente dividido en dos grandes grupos. El primero lo forman aquellos que adoran las grandes épicas cósmicas, las historias renacentistas y medievales transportadas a rincones remotos del...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Naief Yehya

es pornografógrafo, ensayista y narrador.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí