EXTREMA DERECHA
Homelander es argentino
El Gobierno de Milei ha denunciado un supuesto intento de derrocamiento mientras daba órdenes para que las fuerzas federales secuestraran personas en la vía pública
Emiliano Gullo 19/06/2024
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La serie se llama The Boys y acaba de estrenar su cuarta temporada de manera simultánea en España y Argentina. La historia viene de un desenlace sangriento. En el episodio final de 2022, el líder de los villanos –Homelander o Patriota en la traducción al español– usa su mirada láser para derretirle la cabeza a un manifestante que le gritó fascista antes de arrojarle una lata de cerveza vacía que, con mala fortuna, rebotó en el cuerpo del hijo del supervillano. Todo sucede en vivo frente a las cámaras de los noticieros y en medio de una manifestación de nacionalistas extremos que lo vitorean al verlo llegar. Entre ellos hay uno con la cabeza de bisonte, otros con armas, otros con carteles que exigen por seguridad, America first, safe y muchas estrellas y mucho azul y rojo de bandera estadounidense. Con el asesinato, el estupor inmoviliza las pancartas, el silencio cae como un domo. Homelander siente que esta vez se pasó. Quedó expuesto ante las cámaras y ante su gente. Hasta que un tipo con anteojos de marco grueso, calvo y de dientes torcidos, de gestos tímidos, dice entre inseguro y tembloroso: “¡Síííííí!”, y aplaude. Y todos aplauden, el júbilo estalla. Homelander –un Superman extremo y sádico con la bandera de Estados Unidos como capa– empieza a sonreír.
Ahora, en los primeros capítulos asoma una protagonista con una particularidad bastante especial. Lo hace desde un estudio de streaming ploteado de azul y rojo. Sola frente al micrófono acusa al manifestante asesinado de ser un pedófilo antifascista. “Ojo por ojo”, cierra su emisión. Resulta extraño que sus superpoderes no aparezcan. No vuela, ni golpea fuerte, ni le salen víboras de los ojos, espadas de las manos, ni hace explotar cosas. En una serie que satiriza el auge de la extrema derecha –donde los superhéroes son, a la vez, referentes mediáticos, modelos de vida, influencers y asesinos crueles– es raro que no estén claros los poderes de la nueva villana.
En una serie que satiriza el auge de la extrema derecha es raro que no estén claros los poderes de la nueva villana
Hasta que aparece su momentum. Su presentación al público llega cuando la reclutadora de villanos –y también nueva figura de la serie– la intercepta en una convención de fascistas desclasados. Le ofrece ser parte de Los Siete, el grupo de superhéroes despiadados al mando de Homelander. Pero, para eso, tiene que demostrarle sus poderes. En este universo, los superhéroes son los malos. Y Vought, la corporación que los creó, es más que Hollywood. Lo que le ofrece, entonces, es convertirse en una estrella.
La villana streamer chasquea los dedos. Un humo de fósforo vencido sale de entre ellos. También tengo fuerza, dice. La reclutadora amaga con irse e, impaciente, la aprieta:
– Lo importante es, ¿vendes algo? ¿Qué es lo que vendes?
– Un propósito. Esta gente no tiene nada. Han perdido el trabajo, la casa o a un hijo por las drogas. Y a los políticos no les importa nada. Los medios de comunicación les dicen que deberían sentir vergüenza por su color de piel. Yo los junto, les cuento una historia y les doy un propósito.
Homelander va a juicio pero lo absuelven porque dicen que el crimen fue en defensa propia. El canal de televisión más popular toma su voz como propia. Su plan es llegar a la Casa Blanca, pero a través de otra villana a la que somete y extorsiona, aunque ella tenga el superpoder de hacer explotar las cabezas de las personas y sea la candidata con más charme para ganar la presidencia.
Del otro lado de los patriotas están los democrátas (ecologistas, agenda LGTB; progres), que –destino caprichoso– se identifican con el amarillo y el negro, los mismos colores que llevan los libertarios argentinos.
La historia avanza rápido en los nuevos capítulos. Llega un primer punto de inflexión. Se enfrentan en la calle dos bandos. Los que están a favor del villano autoritario y los que están a favor de la demócrata Starlight, chica con superpoderes que lidera la resistencia progresista. Vuelan los golpes de un lado al otro hasta que aparecen tres manifestantes patriotas muertos en el medio. Todos acusan a los demócratas. Los medios de comunicación levantan la noticia. Una operación simple y exitosa.
Es muy poco probable que Eric Kripke, el creador de la serie, haya estado alguna vez en la Argentina. Y mucho menos que esté familiarizado con la política nacional. Lo que es seguro es que la caricaturización del fascismo, el sadismo extremo de sus personajes y el carácter grotesco de sus villanos no parecen partes del guion de un cómic sino noticias cotidianas de los periódicos de este país desde que la presidencia es de Javier Milei.
Así quizá se grafique la represión y la detención (y secuestros) de 35 manifestantes durante las protestas alrededor del Congreso bajo la excusa del peligro de un golpe de Estado. Sucedió mientras se trataba –días atrás– el proyecto de la Ley Bases, el megadocumento de reformas enviado por el Gobierno nacional para terminar con regulaciones, derechos laborales, y otras conquistas. “Quieren dar un golpe de Estado”, dijeron primero las autoridades del Ejecutivo, y firmó el fiscal federal Carlos Stornelli después, cuando los acusó de atentado contra el orden institucional. Todo agravado por la aplicación de la Ley Antiterrorista que prevé penas de quince años de prisión.
A una estudiante universitaria la detuvieron a más de diez cuadras del Congreso, mientras caminaba hacia su casa
El Gobierno denunciaba un supuesto intento de derrocamiento mientras daba órdenes para que las fuerzas federales secuestraran personas en la vía pública. Entre los terroristas se encontraban un joven músico conocido en todo el mundo under de Buenos Aires. Un video muestra el momento exacto en el que un grupo de policías lo secuestra delante de toda la multitud mientras él está de espaldas gritando. Algo similar le sucedió a una profesora de Historia, que cruzaba la calle para pedirle explicaciones a unos policías y de pronto se le vinieron encima al grito de “ahora, ahora, presa”. A una estudiante universitaria la detuvieron a más de diez cuadras del Congreso, mientras caminaba hacia su casa. A una familia que vendía empanadas al paso el día de la votación. Padre, hija y nieta, todos presos.
Al final de la jornada, el Senado aprobó por un voto el proyecto en general que ahora pasó a Diputados, donde se discutirá su aprobación definitiva.
La jueza Maria Servini –conocida en España porque a los 87 años todavía tiene fuerza para investigar crímenes cometidos por el franquismo– excarceló a 17 detenidos pero mantiene presos a otros 16; muchos de ellos en cárceles federales. Tiene diez días más para decidir si los procesa. No hay, hasta el momento, ni una sola prueba que los incrimine.
En cambio, otros videos y fotos muestran cómo, en medio de las protestas, unos encapuchados daban vuelta e incendiaban un auto de la radio Cadena 3, tiraban piedras y después se (re)integraban a las filas de los policías. Ni el fiscal Stornelli ni la jueza Servini han movido un recurso judicial para que se los investigue.
Tan explícito y burdo como un capítulo de The Boys. Al mismo tiempo, Milei –de viaje– consiguió que China le desembolse el dinero prometido y los índices de popularidad le siguen dando más o menos igual que al inicio de su gestión. Para terminar de aplicar el mazazo, sólo necesita que Diputados termine de cerrar el capítulo Ley Bases. Mientras tanto, al presidente le pareció una excelente idea que Argentina pasara a integrar el frente de apoyo internacional a Ucrania. Putin avisó que lo considera un acto de guerra.
Durante la charla que mantiene con la reclutadora de villanos, la streamer argumenta sus capacidades persuasivas para integrar Los Siete y dice:
– ¿Qué preferirías creer? ¿Que eres parte de los guerreros que luchan contra un mal secreto o que eres un solitario olvidado por todos?
La serie se llama The Boys y acaba de estrenar su cuarta temporada de manera simultánea en España y Argentina. La historia viene de un desenlace sangriento. En el episodio final de 2022, el líder de los villanos –Homelander o Patriota en la traducción al español– usa su mirada láser para derretirle la...
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