VIOLENCIA
Las agresiones y el odio contra las personas LGTBIQ han aumentado, especialmente hacia los más jóvenes
El porcentaje de personas del colectivo que fueron agredidas físicamente en los últimos cinco años ha crecido del 11% al 14%. En el caso de las personas intersexuales esta tasa supera el 30%
5/07/2024
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El pasado 14 de mayo, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) publicó el informe LGTBIQ ante la encrucijada: avances y retos. En este, la UE informaba sobre cómo las personas pertenecientes a este colectivo se sienten menos discriminadas que en 2019. Sin embargo, el estudio muestra cómo cada vez se enfrentan a más violencia, acoso e intimidaciones, especialmente los más jóvenes.
Con una muestra de más de 100.000 personas LGTBIQ de 30 países diferentes (27 de la UE más Albania, Macedonia del Norte y Serbia), el estudio recoge las opiniones y experiencias a las que se han enfrentado en Europa en los últimos años y realiza una comparativa con respecto a los resultados de las anteriores encuestas de la FRA (2019 y 2012).
El informe muestra un mensaje que define con claridad el momento que vivimos en Europa: hay cierto progreso en la visibilidad y desarrollo de derechos, pero las agresiones tránsfobas y homófobas van en aumento. El 52% de las personas LGBTIQ que residen en Europa aseguran mostrar abiertamente su orientación sexual o identidad de género, seis puntos más que en 2019. La discriminación, pese a ser alta, ha descendido: del 42%, en 2019, al 37% en 2023. Sin embargo, el 54% de los encuestados declaran que evitan dar la mano a su pareja del mismo sexo en público por miedo a ser agredidos verbal o físicamente. En España, este dato cae hasta el 39%.
El miedo a ser agredido o ridiculizado comienza mucho antes de llegar a la etapa adulta
El miedo a ser agredido o ridiculizado comienza mucho antes de llegar a la etapa adulta. Solamente en España, el 66% de las personas del colectivo han sido ridiculizadas, insultadas o amenazadas durante su paso por el colegio o instituto, ya sea por su orientación sexual o identidad de género. Dato aún más preocupante si atendemos a que representa un aumento de 17 puntos porcentuales con respecto a 2019. Un 55% del total de los encuestados declaró haber sufrido alguna forma de acoso en 2023, 18 puntos más que en 2019. Dos de cada tres en el caso de personas intersexuales o transgénero. Además, la FRA señala que el porcentaje de personas LGBTIQ que sufrieron agresiones físicas desde 2019 ha crecido del 11% al 14%. En el caso de las personas intersexuales esta tasa supera el 30%.
Entre todas las categorías LGBTIQ, las personas trans e intersexuales son las que soportan mayores niveles de discriminación, acoso y violencia. Según el estudio, la probabilidad de que sufran problemas de salud mental y tengan pensamientos suicidas es mayor que en el resto. Además, la probabilidad de quedarse sin hogar y de tener dificultades para acceder a la atención médica también es muy superior, en muchos de los casos por falta de apoyo familiar.
Aunque hay avances legales que equiparan derechos y plantean, en principio, una defensa de la libertad sexual y de género, solo el 26% considera que el gobierno de su país combate eficientemente los prejuicios y la intolerancia contra el colectivo, cuatro puntos porcentuales menos en que en 2019. Como ejemplo de la incapacidad de algunas políticas públicas, la agencia destaca que en los centros de estudios, pese a que se habla más y de forma más positiva de temas LGBTIQ y de que las personas del colectivo se sienten más aceptadas, tanto por el profesorado como por el conjunto de sus compañeros, el acoso escolar ha aumentado.
La FRA señala que la UE ha detectado un auge de campañas que usan de forma malintencionada conceptos como “propaganda LGBT” o “ideología de género”, comentarios sobre cómo esa comunidad representa una amenaza para los “valores tradicionales” o una repetida relación del colectivo con enfermedades mentales, con evidentes ideales retrógrados, reaccionarios y en su mayoría violentos.
Por todo ello, la FRA exige “tolerancia cero” contra los delitos de odio y una mayor inversión en la formación policial y de algunos organismos del Estado y garantías para que los colegios sean entornos seguros, además de una implantación de políticas que luchen contra los delitos de odio en internet.
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