1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1134 Conseguido 55415€ Objetivo 140000€

YANIS VAROUFAKIS / Autor de ‘Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo’

“Los siervos de la nube producen capital con su trabajo gratuito”

David Moscrop (Jacobin) 18/07/2024

<p>Yanis Varoufakis en una asamblea extraordinaria de Barcelona en Comú en 2016.</p>

Yanis Varoufakis en una asamblea extraordinaria de Barcelona en Comú en 2016.

Marc Lozano (CC BY-SA 2.0)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El controvertido concepto de tecnofeudalismo sugiere que hemos pasado del capitalismo a algo aún peor: una nueva era con inquietantes características feudales. Desde esta perspectiva, los capitalistas dependen ahora principalmente del poder político establecido y de las rentas para extraer capital. De confirmarse, esta forma de extracción feudal representaría un drástico alejamiento de los mecanismos convencionales del capitalismo. Y, lo que es más importante, marcaría un alejamiento de los atributos fundacionales del capitalismo, como la competencia y la innovación.

Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia, publicó recientemente Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo, un libro en el que ofrece agudas reflexiones sobre el auge del “capital en la nube” y las transformaciones más recientes del capitalismo. Conversamos con él sobre su arriesgada teoría y sobre qué podemos esperar en el futuro inmediato.

En Tecnofeudalismo (Deusto, 2023), sostiene que el capitalismo provocó su propia desaparición, pero no en las formas que había esperado Marx. El capitalismo tiene sus contradicciones –fundamentalmente en el antagonismo entre capital y trabajo– y, sin embargo, esas contradicciones parecen haber producido una mutación quizá peor de lo que cabría esperar. ¿Cómo se suicidó el capitalismo y qué lo está sustituyendo?

Este libro encaja perfectamente en la tradición político-económica marxista. Lo escribí como parte de la erudición marxista. Así que, desde mi perspectiva marxista, es un libro trágico de escribir.

Las contradicciones del capitalismo no condujeron a la resolución esperada en la que, tras todos estos siglos de estratificación de clases, la sociedad quedaría destilada en dos clases, listas para un duelo a muerte. Este enfrentamiento decisivo entre opresores y oprimidos debería haber desembocado en la liberación de la humanidad, en la emancipación de la humanidad de todo conflicto de clases. En lugar de ello, este enfrentamiento entre el capitalista –la burguesía– y el proletariado terminó en la victoria completa de la burguesía, especialmente después de 1991.

En ausencia de un contendiente como el sindicato –la clase obrera organizada–, el capitalismo entró en una evolución dinámica omnipresente que provocó esta transformación en lo que yo llamo “capital-nube”. Esta transformación representa efectivamente el fin del capitalismo tradicional. Ha matado al capitalismo, una evolución que encarna una contradicción marxista-hegeliana, pero no el tipo de contradicción que hubiéramos esperado.

El capital-nube ha matado a los mercados y los ha sustituido por una especie de feudo digital

El capital-nube ha matado a los mercados y los ha sustituido por una especie de feudo digital en el que no solo los proletarios sino también los burgueses producen plusvalía para los capitalistas vasallos. Están produciendo rentas. Están produciendo rentas en la nube, porque el feudo es ahora un feudo en la nube, para los propietarios del capital en la nube.

El capital-nube ha creado un tipo de poder que los marxistas debemos reconocer como estructural y cualitativamente diferente del poder monopolista de gente como Henry Ford, Thomas Edison o los grandes barones merodeadores. Porque esas personas concentraban el capital, concentraban el poder, compraban gobiernos y mataban a sus competidores para vender sus cosas. Los capitalistas de la nube actuales ni siquiera se molestan en producir nada y vender sus cosas. Esto se debe a que han sustituido a los mercados, no solo los han monopolizado.

Si el capitalismo, por definición, se basa en el mercado y en los beneficios, esto ya no es capitalismo, porque no se basa en el mercado. Se basa en plataformas digitales más próximas a los feudos tecnológicos o feudos en la nube, impulsados por dos formas de liquidez. Una es la renta de la nube, que es lo contrario del beneficio, y la otra es el dinero del banco central, que financió la construcción del capital de la nube. Y eso no es capitalismo.

Puedes decidir llamarlo capitalismo si quieres, si redefines el concepto de capitalismo y si dices que todo lo que procede del poder del capital es capitalismo, pero no es el capitalismo tal como lo hemos conocido. Parafraseando a Spock en Star Trek: “Es la vida, pero no la vida tal como la hemos conocido”.

Creo que es importante pasar de la palabra “capitalismo” a otra cosa, lo cual es muy difícil de hacer, porque todos estamos apegados a la idea de que luchamos contra el capitalismo. Después de todas esas décadas sintiendo que hemos venido a este planeta para derrocar al capitalismo, es realmente muy difícil para un idiota como yo venir y decir: “Pero esto ya no es capitalismo”. Me responden: “Vete. Claro que es capitalismo. Si no es socialismo, debe ser capitalismo”. Esto es lo que me dijo un compañero marxista. Y me morí de risa porque recuerdo lo que dijo Rosa Luxemburgo. Si no es socialismo, es barbarie.

Si el tecnofeudalismo ha sustituido al capitalismo, como afirmas, también ha dado lugar a la aparición de “siervos de la nube” y “proletarios de la nube”, equivalentes modernos de los siervos y proletarios de los que se habla en otros contextos históricos. ¿En qué se diferencian estas clases contemporáneas de sus homólogas en el modelo capitalista tradicional?

Desde una perspectiva marxista, la respuesta sencilla es que los siervos de la nube producen directamente capital con su trabajo gratuito. Esto no ha ocurrido nunca antes. Los siervos del feudalismo producían mercancías agrícolas. No producían capital: este dependía de los artesanos que producían herramientas, aperos, arados y similares. En cambio, los usuarios modernos contribuyen a la formación de capital simplemente interactuando con las plataformas, ofreciendo mano de obra gratuita para aumentar el capital en nube del capitalista. Esto nunca ha ocurrido bajo el capitalismo.

Si te aferras a la palabra capitalismo, la mente no puede comprender la gran transformación

El tecnofeudalismo sigue dependiendo profundamente del sector capitalista, reflejando la dependencia del capitalismo de los sectores agrícola y feudal para su sustento. Y al igual que el capitalismo necesitaba al feudalismo para asegurarse el suministro de alimentos, el tecnofeudalismo es parasitario y obtiene un apoyo esencial del sector capitalista para mantenerse.

Así pues, el sector capitalista sigue siendo esencial. Produce todo el valor: por eso este análisis es decididamente marxista. Toda la plusvalía se produce en el sector capitalista, pero luego es usurpada. Se la apropia este capital mutante –el capital nube–, la mayor parte del cual no es reproducido por los proletarios. Lo reproducen personas que trabajan sin remuneración en su tiempo libre. Esto nunca ha ocurrido. Por eso digo que esto no es capitalismo. Y no ayuda pensar en ello como capitalismo, porque si te aferras a la palabra capitalismo, la mente no puede comprender la gran transformación.

Ha dicho que el auge del tecnofeudalismo se debe a dos causas principales: el “cercamiento” y la privatización de Internet, similar a los pastos en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, y un flujo constante y abundante de dinero de los bancos centrales, sobre todo después de 2008. ¿Podrían haber sido diferentes las cosas?

Todo podría haber sido diferente. Eso es lo que nos enseñó David Graeber, ¿verdad? Y como personas de izquierdas tenemos que creer que nada estaba planeado. De lo contrario, no creemos en la acción humana, y entonces, ¿qué sentido tiene vivir? Mejor nos convertimos en mariquitas y vemos pasar el mundo. Así que todo puede ser siempre diferente. El contrafactual histórico siempre es interesante, pero no puedo hacerlo. Realmente no puedo hacerlo. Es decir, intenté hacerlo mucho en mi libro anterior, que era una novela de ciencia ficción política llamada Otra realidad (2021). De hecho, creé otra línea temporal en la que en 2008, con Occupy Wall Street, hicimos las cosas de otra manera y logramos la transformación socialista. Es un bonito juego mental, pero no creo que sea históricamente relevante.

¿Cómo podrían haber cambiado las cosas? Podrías decir que la privatización de Internet era inevitable porque vivimos en el capitalismo. Y que el capitalismo tiene esa capacidad de devorar e infectar toda zona libre de capitalismo. Por eso nunca podría alinearme con el socialismo utópico, como el de Robert Owen en el siglo XIX. A pesar de sus esfuerzos por crear zonas libres de capitalismo, la historia demuestra que el capitalismo inevitablemente invade y corrompe estos espacios. No es posible que bolsones de socialismo sobrevivan mucho tiempo dentro del capitalismo.

Sostiene que el tecnofeudalismo parasita al capitalismo. Si es así, el tecnofeudalismo seguirá necesitando la existencia de la producción capitalista clásica. Amazon sigue necesitando fabricantes para construir bienes que vender en su plataforma. Uber y Tesla necesitan vehículos físicos. ¿Cómo funcionará esta relación a largo plazo en un orden tecnofeudal?

Una vez más, debo aclarar este punto. El capitalismo de los siglos XVIII y XIX, cuando surgió, derrocó al feudalismo, pero necesitaba al sector feudal para seguir produciendo alimentos porque, de lo contrario, todos moriríamos. Por eso digo que el capital era parasitario del sector agrícola feudal. Por tanto, no es que uno muera y el otro viva. Lo que ocurre es que el capital asume la hegemonía del sistema, pero es parasitario del sistema anterior. Este es un análisis marxista, histórico y materialista estándar.

Ahora bien, lo que ocurre es que en el centro del tecnofeudalismo hay un sector del capital que es absolutamente necesario. El sector del capital es el único que produce valor –valor de cambio en términos marxistas–, pero los propietarios de ese capital, del capital a la antigua usanza, son vasallos de los capitalistas de la nube. Sus beneficios son esquilmados. Así que la plusvalía es sustraída del flujo circular de ingresos por los capitalistas de la nube.

La toma del poder del capital-nube está haciendo que nuestras sociedades sean más conflictivas

Esto hace que el sistema sea aún más inestable, aún más propenso a las crisis, y aún más contradictorio e incluso menos viable de lo que era el capitalismo. Esto es lo que digo en el libro: que la toma del poder del capital-nube –la sustitución del capitalismo por el tecnofeudalismo– está haciendo que nuestras sociedades sean más conflictivas. Se están volviendo más estúpidas, más envenenadas y menos capaces de dejar espacio en ellas a la socialdemocracia, al individuo liberal, a los valores que incluso la derecha amaba bajo el capitalismo.

La izquierda nunca ha estado en contra de la idea de libertad; nuestra crítica radica en la restricción de la libertad a unos pocos elegidos. Pero ahora incluso esta forma limitada de libertad está amenazada, por lo que las contradicciones se agravan. Sigo esperando que quizá estas tensiones crecientes empujen a la humanidad hacia un enfrentamiento decisivo entre el bien y el mal, entre los opresores y los oprimidos. Pero la catástrofe climática que se aproxima rápidamente conlleva el riesgo de alcanzar el punto de no retorno antes de que se produzca tal resolución. Así pues, tenemos mucho trabajo por delante, y la humanidad se enfrenta a la extinción a menos que nos arremanguemos.

Dedica mucho tiempo a argumentar que la renta usurpa el beneficio. Pero, ¿no es el sueño de todo “capitalista” vivir de rentas? ¿Qué capitalista quiere realmente ser capitalista? A mí me parece que todo capitalista quiere ser rentista.

Bueno, la época en que los capitalistas querían ser capitalistas terminó hace mucho tiempo. Confío en que a Henry Ford le gustara ser capitalista de la misma manera que, de un modo extraño y completamente distorsionado, a Rupert Murdoch le gusta ser periodista, aunque haya hecho tanto por destruir los periódicos. Pero estas personas están muertas o van a ir al infierno. Así que sí, los capitalistas no quieren ser capitalistas, especialmente aquí en Europa, especialmente en mi país. Todos los capitalistas, y he conocido a bastantes, han dejado de ser capitalistas; se han convertido en rentistas.

Todos los capitalistas, y he conocido a bastantes, han dejado de ser capitalistas; se han convertido en rentistas

La diferencia es que los capitalistas que se estaban convirtiendo en rentistas, hasta la aparición del capital en nube, estaban esencialmente transfiriendo su capital social a otros o posiblemente a capital privado. Estos antiguos capitalistas obtenían rentas de los beneficios monopolísticos de estas empresas capitalistas altamente concentradas.

Pero gente como Jeff Bezos y Elon Musk realmente quieren hacer lo que están haciendo. Quieren ser capitalistas de la nube o cloudalists, como yo los llamo. Eso les gusta mucho. Estas personas, un poco como Thomas Edison, aman lo que hacen. No son como los rentistas ordinarios. No son como los nobles del pasado. No son como los capitalistas que ya no quieren ser capitalistas. Estas personas son entusiastas, tienen mucho talento y, por desgracia, son muy inteligentes. La combinación de su empuje y el poder exorbitante del capital en la nube que poseen crea una forma muy poderosa y concentrada de poder en la nube, que debemos tomarnos muy en serio.

El fin del sistema de Bretton Woods transformó el capitalismo global y, en última instancia, hizo posible el tecnofeudalismo, entre otras cosas. ¿Podríamos imaginar un Bretton Woods contemporáneo modelado según el molde de un multilateralismo profundamente igualitario y un sistema financiero socialista?

Claro que sí. Por eso escribí mi libro anterior. Otra realidad imagina exactamente eso. Presenta un nuevo sistema de Bretton Woods inspirado en la propuesta original de John Maynard Keynes –rechazada por Harry Dexter White y la administración Roosevelt– fusionado con un marco socialista democrático. Este marco se diseñó para la redistribución continua de la renta y la riqueza del Norte al Sur, principalmente en forma de inversiones ecológicas. Así pues, he trazado todo esto y puedo responder a tu pregunta sobre cómo podrían funcionar las cosas hoy en día, con las tecnologías que tenemos, si los derechos de propiedad estuvieran distribuidos equitativamente, que es a lo que creo que deberían aspirar los socialistas. Pero esa era mi fantasía-política. En cambio, este libro trata de lo que nos ocupa.

En lo que refiere a alternativas, ha propuesto alguna vez una suerte de sistema de billetera virtual del banco central con dividendos mensuales. ¿Cómo funcionaría?

Bueno, técnicamente es muy fácil. Se puede hacer en una semana porque es muy sencillo. Imagina algo así como un archivo Excel, guardado por la Reserva Federal, en el que en cada fila haya un único residente en Estados Unidos. Y cuando se realiza un pago, el valor correspondiente se transfiere de una celda a otra, representando al pagador y al beneficiario. Sería gratuito, instantáneo y anónimo. Creando una separación entre los operadores del software y las identidades de los individuos, identificados solo por códigos similares a las direcciones de Bitcoin, podría garantizarse la privacidad. Y podrían establecerse controles y equilibrios para garantizar que el Estado no está vigilando lo que hace todo el mundo.

Si alguien en la Reserva Federal se atreve a avanzar hacia el dólar digital, será asesinado por Wall Street

Y como el dinero se distribuirá a través de la misma hoja de cálculo, nada impide que el banco central añada la misma cifra a todos cada mes. Se trata de una renta básica universal, que no se financia con impuestos, y esto es crucial. Porque el problema de la idea de la renta básica es que está sujeta a quejas como: “¿De qué estás hablando? ¿Vas a cobrarme impuestos, vas a gravar los dólares que gano, para dárselos a un vagabundo o a un surfista en California o a un drogadicto o a un rico?”. Pero esta propuesta aprovecha la capacidad del banco central para generar fondos. Y no debemos dejar que nadie nos diga que sería inflacionista o que sería un problema, porque están imprimiendo billones en nombre de los inversores. ¿Por qué no imprimirlos en nombre de la gente corriente?

Ahora bien, la razón por la que no tienen este sistema en Estados Unidos y por la que están muy lejos del dólar digital es que si alguien en la Reserva Federal se atreve a avanzar en esa dirección, será asesinado por Wall Street. Wall Street nunca lo permitirá porque significaría el fin de Wall Street. ¿Por qué querrías tener una cuenta bancaria en el Bank of America si puedes tener un monedero digital en la Fed?

Bank of America se vería obligado a justificar sus servicios y comisiones. Tendrían que venir a convencerte de que tienes que tener una cuenta con ellos porque quieren darte algo a un precio decente –como un préstamo– sin estafarte. Y no pueden hacerlo porque el objetivo central del Bank of America o del Citigroup es extorsionar mediante el monopolio de los sistemas de pago y la retención de depósitos. Mantén tu dinero alejado de ellos porque, por el momento, no hay otra solución.

-------------------

Este artículo se publicó originalmente en Jacobin y lo tradujo al castellano Florencia Oroz.

El controvertido concepto de tecnofeudalismo sugiere que hemos pasado del capitalismo a algo aún peor: una nueva era con inquietantes características feudales. Desde esta perspectiva, los capitalistas dependen ahora principalmente del poder político establecido y de las rentas para extraer capital. De...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

David Moscrop (Jacobin)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. amanarma

    No sé cómo Varufakis tiene ánimo... a mí "Otra realidad" me dejó convencida de que otra realidad es imposible. Demasiados miles de millones de personas deberían ser mucho más generosos de lo que soy capaz de imaginar. Pero... ojalá otra realidad fuera posible.

    Hace 2 meses 12 días

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí